Quantcast
Channel: Fantasias eroticas – Relatos Eroticos
Viewing all 169 articles
Browse latest View live

Lo que podría haber sido mi primera vez

$
0
0

No me lo podía creer. A falta de tan sólo unos días para la vuelta a las clases, me había surgido un viaje con mis amigos a su pueblo, y ya de paso un parque de atracciones. Todo iba a ser genial esos 3 días con ellos, y lejos de mi casa, por lo que no me podía quejar.

El primer día ví un partido de la selección española de baloncesto con todos mis amigos, y después me llevaron a jugar con ellos a la pista de un colegio del lugar. Hay que decir que soy bastante torpe en los deportes, y más todavía cuando los demás jugadores se desenvuelven bien. A pesar de no dar la talla, pasé una buena tarde jugando junto a ellos hasta que anocheció. Tras recuperarnos todos a base de bebidas energéticas y algo de picar nos retiramos a casa, ansiosos por el viaje al parque de atracciones del día siguiente.

El segundo día fue muy divertido. A pesar de que no me van las emociones fuertes, me monté en muchas atracciones y lo pasé genial con todos mis amigos. Noté que había una amiga con la que estaba más tiempo que con los demás, pero apenas le di importancia, y me dediqué a pasarlo bien el resto del día. Al final, acabamos todos exhaustos y llegando de vuelta al pueblo a la 1 de la madrugada, ya que el bus que nos debía recoger había ido a otro parque de atracciones cercano. Me acosté pensando en esa amiga con la que había tenido más afinidad durante el día, pero de nuevo le quité importancia y me fui a dormir tranquilo.

El tercer y último día, fue mucho más relajado. Pasamos prácticamente toda la mañana durmiendo, nos levantamos a la hora de comer, y por la tarde decidimos ir a la piscina. Allí estuve de nuevo más tiempo con la chica del día anterior que con los demás, por lo que noté que podía haber algo entre nosotros. A pesar de que nos dejaron solos en la piscina un buen rato, no ocurrió nada, por lo que decidí esperar a la noche.

Mi mejor amigo tenía que hacer una actuación, por lo que podría estar con el resto de amigos, y especialmente, con ella. Vi un rato la actuación, y ambos nos fuimos solos a tomar algo a un bar cercano. Durante el tiempo que duró la cerveza tampoco pasó nada, pero aún quedaba noche, así que nos fuimos con el resto de amigos a cenar kebab. Tras cenar, poco a poco, nos fuimos despidiendo unos de otros, hasta que al final quedamos 2 amigos, ella y yo. Eran mis últimos momentos con esas personas, y quería aprovecharlos lo mejor posible, así que estuvimos un rato en la plaza del pueblo pasándolo bien y riéndonos, y después, cuando tan sólo quedábamos mi mejor amigo, la chica y yo, sucedió.

Cuando llegó el momento de despedirnos de ella, se lanzó a mí como un rayo desde el confín de los cielos, nos besamos apasionadamente, ignorando por completo a mi mejor amigo, que nos observaba guardando las distancias, atónito ante el espectáculo que estaba presenciando a solas. Tras varios largos besos, desaparecimos dentro de la casa de la chica, y subimos rápido hasta su dormitorio, donde sabíamos que nadie podría molestarnos en ningún momento.

Ya en el dormitorio, ambos nos despojamos de la ropa como alma que lleva el diablo, quedando desnudos por primera vez ante otra persona. Cabe decir que ni ella ni yo somos aptos para ser ni modelos, ni actores porno. Yo soy un chico alto y delgado, con una polla que ronda los 16cm de longitud; mientras que ella es una chica baja y con su tripita, pero no gorda, sus tetas no dan para una cubana pero sí para el deleite de mis ojos, y su coño con la depilación brasileña vuelve loco a cualquiera.

Tras una buena serie de besos en la boca y el cuello, la empujé a la cama de tal manera que cayó boca arriba, por lo que podía contemplar como su cuerpo desnudo era todo para mí. Me lancé como un poseso sobre ella, lamiendo su cuello y rozando mi polla con su coño mientras ella no paraba de gemir levemente. De vez en cuando mordía los lóbulos de sus orejas, y eso la volvía loca. Estuve variando el sitio durante varios minutos, hasta que empecé a bajar de su cuello muy lentamente, haciendo todo el recorrido con mi lengua y dejando un húmedo rastro cada milímetro de su torso que avanzaba.

Cuando llegué a sus tetas y rozaron mi cara, pude sentir como sus pezones estaban tiesos como el diamante, denotando su excitación, la cual también se podía oler un poco en el ambiente, ya que su vagina llevaba un rato mojada, impaciente de esperar que llegara a ella. Comencé a lamer sus pezones, mordiéndolos un poco de vez en cuando, lo suficiente para que le duela un poco, pero no tanto como para no disfrutarlo. Mientras lamía uno de sus pezones, retorcía y pellizcaba un poco el otro a mi antojo, intercambiando de vez en cuando la función de la mano con la boca.

Un rato después, y viendo que ya se había cansado de esa actividad, proseguí mi descenso por su cuerpo, lento pero imparable, directo a su monte de venus. Notaba como ella erguía su cuerpo, pidiendo a gritos que llegase de una vez, pero en ese momento decidí ser un poco malo, y hacerla esperar por intentar que me diera prisa. Justo cuando estaba a unos pocos centímetros del comienzo de su coño, cambié de rumbo hacia su muslo izquierdo. Lamía y besaba todo el interior, aproximándome a su mojada y olorosa vagina, pero sin llegar en ningún momento. A pesar de eso, notaba como cada vez su respiración se aceleraba más, a la vez que su nerviosismo aumentaba. Volví a subir al monte de venus, hice amago de bajar directamente al clítoris, pero en el último centímetro mi lengua volvió a torcerse, esta vez hacia su muslo derecho, sólo que ahora bordeando su coñito, dejando que sintiera mi respiración en la entrada de su húmeda cueva. Me detuve justo cuando tenía mi lengua a la altura de la vagina, y la nariz sobre el clítoris, y sin previo aviso lamí de abajo a arriba ese precioso coño, con lo que la chica enloqueció enormemente.

Tras unos instantes sin actividad alguna por parte de los dos, comencé a hacer círculos con mi lengua en su clítoris, que estaba totalmente hinchado y enrojecido, y un rato después regresé a su vagina, abierta y empapada de sabrosos flujos que pude saborear y saboreé como si de la mayor delicia del mundo se tratase. Mientras me dedicaba a comer su vagina, la chica comenzó a tocarse los pezones suavemente. Viendo que su excitación iba a más, yo subí el ritmo de mi comida, lo que hizo que gimiera un poco más fuerte y prolongado.

Mi polla parecía que iba a reventar en cualquier momento, me ponía mucho ver a una chica totalmente rendida a mí, haciendo de su placer mi delicia. Debido al ritmo frenético de mi lengua en su vagina, la chica cayó rendida tras una espectacular corrida como pocas, en la que me llenó entero de sus flujos al estallar de placer. Diría que se quedó prácticamente dormida, ya que no volvió a decir nada ni a reaccionar en un buen rato…


N&B: Diario, Verona G.(1)

$
0
0

23 de Mayo de 2010, Brighton (UK)

El árbitro pitó el final del partido y pateó el suelo con rabia con las deportivas negras de tacos, mirando a la grada a ese grupito de padres que había normalmente apoyándolas. Miró al marcador. Tres a uno y ni siquiera había puesto los dos minutos extra que debería por no alargar lo inevitable. Se fue directa a las duchas atravesando el campo de hierba en el que ya se habían hecho los primeros charcos de lluvia. Ignorando el gesto tristón de sus compañeras se desnudó en silencio por no gritarles de todo, metiendo en una bolsa todo el uniforme embarrado. Los calcetines largos tenían agujeros. ¡Mierda y ahora qué! Cogió los primeros que vio en un despiste y los metió en la bolsa. ¡Que espabilaran! Así no iban a llegar a final de liga, y llevaba viendo días a ese grupo en la grada vigilando. ¿Observadores? Así no llegaría a conseguir la maldita beca de deporte. No con ese equipo de inútiles que no había movido un dedo en todo el partido, pero cuando escuchó que le echaban la culpa a la lluvia estalló.

- ¡La culpa la tienen vuestros culos gordos, joder!- Todas se callaron al instante y le esquivaron la mirada.- Tendríais que haber venido al entrenamiento de ayer por la tarde, como os dije. Yo, la que lidera este equipo de mierda, la única que se ha esforzado un poco hoy.- Directa a la taquilla mascullando por lo bajo cogió su ropa y se dio prisa en salir de ahí. Tenía hambre, tenía sed y Ally estaba sola en casa.- ¡Mañana a las 5 aquí, todas!- Les advirtió antes de cerrar el vestuario de un portazo.

El campo quedaba bastante lejos de casa y apenas tenía tiempo antes de que cerrasen las tiendas. Ya no podía ir por el centro, la conocían, pero no dudó en pararse en el cajero a mirar si habían ingresado algo. Ya llevaban varios días de retraso y ella nunca se retrasaba en ingresarles desde donde estuviera. Al menos eso lo hacía bien, lo único. Pero nada, no había nada. Le dio una patada al cajero y fue directa a esa enorme superficie comercial de la calle Victoria, a cinco manzanas de su casa. Allí era fácil conseguir lo necesario, y ya estaba completamente calada por la lluvia como para plantearse ir más lejos. El hambre que tenía era brutal, y su estómago rugió en cuanto atravesó el primer pasillo, mirando alrededor. Esperó hasta que nadie la miró y empezó a meter de todo lo que veía en la bolsa de deporte yendo de un pasillo a otro, aparte de pasearse discretamente por el pasillo de licores y pillar algo para ella y zumos para Ally. Pero tenía antojo de helado y no se iría sin él. Las cámaras frigoríficas eran más difíciles, pero con coger el helado y llevárselo de allí consiguió lo que quería. Si ella no se preocupaba de que siguieran vivas ya se encargaría por sí misma de que no les faltase nada. Y con lo que llevaba en la bolsa al menos aguantarían la semana pero… Volvió al pasillo de panadería y cogió tres paquetes más de bollería industrial, de los grandes. Eso la calmaría para no pensar en el maldito alquiler, eso y el helado iban a ser su premio. Fue a la línea de cajas y lo metió todo en esos carritos bajos sin pararse a pensarlo, sin mirar a nadie. En cuanto encontró la caja cerrada más alejada le dio una patada al carrito y continuó andando. Pasó las alarmas sin activarlas. Perfecto, iba a ser fácil. Se fue directa a la salida al otro lado como si no llevara compra, mirando al guardia de seguridad. Un empanado, ni siquiera la miraba, así que se dio media vuel… Cayó de culo del impacto, y cuando vio al inmenso tío con el que había chocado y sus rasgos árabes tensó cada músculo. Y él sonrió, mirándola de arriba abajo y tendiéndole la mano. Paralizada por una mirada intensamente oscura de pestañas lar… No.

- Mira por dónde vas, capullo.- Se levantó por sí misma y le esquivó aprisa.

Fue directa a la zona de los baños quitándose esa imagen de la mente, mirando que su cesta y su bolsa seguían en el mismo sitio. Se metió un momento a recogerse el pelo y prepararse. Si tenía que correr… Recogió el pelo rubio que le chorreaba aún por la espalda en una coleta haciendo que sus ojos ya rasgados de por sí lo pareciesen aún más. Pero las ojeras… Dejo de mirarse y se apretó los nudos de las botas y el cinturón. Esos pantalones ya le quedaban enormes y sólo hacía un mes que los había pillado, joder, y tenía que apañarse algo para ir al instituto al día siguiente y… No, primero esto. Tomó aire.

Bueno, hora del espectáculo.

Y llegó a casa sin problema alguno. Ni siquiera había hecho saltar las alarmas y el empanado del vigilante ni se había fijado en ella. Podría volver la próxima vez. Abrió la puerta intentando ver algo en esa oscuridad, en esa calle de adoquines solitaria cercana al puerto con olor a pescado y comida fritanga, gracias al restaurante que hacía esquina. Entró y miró la estrecha escalera, cerrando la puerta.

- ¿Ally?- Subió de dos en dos los escalones haciendo crujir la madera enmoquetada, escuchando una melodía amortiguada que conocía perfectamente. Pero si será…- ¡¡Allegra!!- Dejó de oírla y su puerta se abrió. Ahí estaba ella, de ojos rasgados y pelo rubio como ella, con su carita de niña buena y una amplia sonrisa. Pava…

- Perdona Vero, estaba…

- Ya, estudiando música.- Se metió en la cocina, empezando a meter lo que había traído del supermercado en los armarios.- La música no va a pagarnos las facturas, mocosa.

- ¿Cómo has conseguido todo eso?- Sólo tuvo que mirarla y su gesto se ensombreció.

- ¿Cómo crees? No hay dinero pero tengo que llenarte la barriga de alguna manera. Toma, los que te gustan.- Le pasó una bolsa de ganchitos de queso.- ¿Necesitas ropa nueva? ¿Zapatos?- Su silencio le hizo levantar la vista. ¡Ah no, llorar no!- Ni se te ocurra Ally, cómete los ganchitos y toca el piano de las narices. Yo me encargo del resto, ¿vale?- Se secó la cara, asintiendo.

- El casero ha estado aquí.- Tomó aire, empezando a notar su estómago rugir ya agónico. El nudo llevaba rato molestándola, pero ahora la ahogaba desde dentro.- No le he abierto, pero dice que pagamos esta semana o…- Cerró el armario de un golpe, levantándose y dándole el paquete de velas. ¡Ya no tenían ni luz!

- Tendrá que echarnos con gas lacrimógeno Ally, venga. Estudia.- Le dio media vuelta y la empujó hasta su habitación cerrando la puerta.

Ya había pensado en vender el piano, pero si lo hacía Ally… No, eso no podía hacerlo. Entró en su habitación a oscuras como el resto de la casa, cambiándose la ropa por un chándal cómodo, quedándose descalza. Y cuando estuvo segura de que su hermana estaba entretenida no lo dudó. Mejor que no viese cómo se iba a poner. Lo necesitaba y lo haría en cuanto pusiera el uniforme de fútbol a remojo. Al menos el agua no se la habían cortado aún, pero si no pagaban el gas pronto… Se sentó en la encimera de la cocina cerca de la ventana y comenzó por el helado a pesar del día de perros que hacía. Era la costumbre. Si llueve comes helado, y el tarro de tres litros de fresa con nueces le calmó el ansia un poco, sobretodo viendo ese programa de talentos a través de la ventana. La vecina siempre ponía lo mismo. Esa vieja antipática al menos tenía la tele donde debía. Empezó a regarlo con Martini viendo que se había sobado en la butaca, a oscuras desde la encimera de la cocina. Y continuó más allá de su capacidad hasta que fue ella quien ahogó al nudo, hasta que el atracón de bollería y helado que se había dado le formó uno nuevo. Uno que podía sacar de su cuerpo. Y lo hizo poniendo la radio a todo volumen ya preparada detrás del retrete para que Ally no la escuchase vomitar.

Experiencia…

$
0
0

Y, si me decidí, a contar una de mis experiencias, que tengo muchas, de sexo virtual, a pesar de no contar con Webcams. Digamos que la primera vez fue con un hombre de nacionalidad española, (demás esta decir que son los que mas me ratonean o me hago la película o me dan morbo o como Uds. Quieran etiquetarlo)

Por ese entonces corría el año 2004, y recién tenia en mis manos una PC u ordenador, fue la primera vez, con todo, encima en un Cyber, que abundaban en esa época, rodeada de gente, pero en mi box. A Él le pongo un nombre ficticio “Dan” comenzamos a chatear por MSN una palabra siguió a la otra, y de repente, sabia que le gustaba andar en moto, que no le gustaba el queso, que escuchaba a Fito y los Fitipaldis y o casualidad ahora que lo pienso jugábamos a que El me ataba a la cama con pañuelos, y me seducía, y me dejaba,

Como comenzó, la seducción? No lo se, se que sucedió, nos fuimos conociendo, chateamos mucho, y de repente la conversación se volvió mas candente.

-Que, queres Dan?

-Mándame una foto de tus tetas, quiero verte.

-Yo también, esa verga grande y dura, te la estas tocando?

-Yo, pedí primero…- dice Dan con ansias.

-Te gustan? -se la mando con pose sexy-, te dije que mis pezones son grandes y rosados, necesitan tu boca sobre ellos…

-Mmm, Si, asi no pares! Chupame!

- Te gusta, Nena? Quieres más?

-Quiero ver tu boca, y muéstrame tu lengua, Dan, muéstrame…-(Aún conservo las fotos)

-Imagina, que en valle de mis senos esta tu verga, apretada entre mis tetas, y comenzas a subir y bajar, la cabeza del falo roza mi boca, mmm, rico, habro mi boca y succiono la cabezota sintiendo el leve sabor saladito de tu pre-semen, no pares!

Mira lo que haz logrado! Y veo en primer plano la foto de esa hermosa verga totalmente erecta!

-Dan quiero oírte cuando te corras!, dale?

-Si, ya me conecto, pero exijo que me mandes tu voz cuando te masturbes, ok?

-Si, Dan. Esta noche me masturbo gritando tu nombre y me grabo, te lo mando al mail. pero porfa, quiero escucharte, eso me excita, mucho!

– Me escuchas…

Esa fue una de las veces que tuve sexo virtual con “Dan”, fue mejorando, nos pasábamos trozos de películas porno, lo que nos gustaría hacernos, mas fotos, era una experta en diagramar escenas solo para calentarlo, ponerlo al palo, me sacaba fotos super candentes, el me mandaba sus videos, donde él era el único protagonista, a veces le decia que hacer, y lo hacia y a veces el me decía que debía mandarle,

Lo podemos tomar como una relación? No lo se, para este mundo del Cyber-espacio, Yo diría, que si. Pero eso queda en cada uno.

Ahora mismo, sin ir más lejos, otro españolito, me tiene del tomate, de la cabeza, me pone a mil.

Como comenzó, tampoco lo se, soy inocente? No. Acepte ser su amiga? Si. Me obligo? No.

Lo conozco? Conozco lo que El me muestra. Entiende el juego? Si

Es un tipo, atractivo, sexy y lo sabe. Es autoritario y me gusta. Es profesional, son los más peligrosos, malos? No, es peligroso, Por que? Porque piensa. Sigo sin Webcams . Y aún quiere seguir jugando, y yo quiero seguir jugando con El, pero solo con Él, lo acepto como es ( Vos sabes que sos vos, No?)

Chicas, Lectoras; Él es atractivo, sexy, varonil, emite por amateur tv.

La primera vez que no siento celos.

, Le podemos decir a esto relación virtual abierta? Existe ese concepto? Para mi si. Que opinan?

Ahh, tenemos un juego de roles, Él es mi amo. Yo soy su sumisa.

Si alguna quiere saber de quien se trata, y le pico la curiosidad, escríbanme a mi mail.

Besitos, Nos vemos amigos, Los quiero.

One short de Harry Potter

$
0
0

Lo siento mucho por haber tardado, pero me han surgido varias cosas fiestas en mi ciudad, jaleos con la administracion de educacion, para matricularme en un modulo que de momento esta solucionado, a partir de octubre no se cuando podre actualizar ya que tengo que hacer las practicas del modulo que he terminado, que el modulo que me queria apuntar y el que he terminado son compatibles, durante unos dias he tenido instintos asesinos por culpa de la administracion.

Bueno os dejo con mi vida, lalo, una semana actualizare aqui en todorelatos y otra en potterfics, despues si me da tiempo subo el de luna y su padre.

Espero que os guste.

James estaba en la casa de su tía Hermione, ya que se quedó a dormir, cuando se despertó solamente estaba ella y su madre que acababa de llegar.

-Buenos días, mama, tía.- saludo a ellas.

-Buenos días, James.

James se acercó a su madre y el beso fugazmente en la boca, Hermione se sorprendió por eso, pero es lo mismo que hacía con su hijo.

Después James se acercó a su tía, para besarla apasionadamente durante unos segundos, después se separó de ella.

-Tía, ¿dónde están Rose y Hugo?

-Rose, se ha ido con Scorpius y con tu hermano al parque de atracciones. Y Hugo se ha ido con tu hermana y Alice al cine y después a los recreativos.

-Entiendo, tía.

-Pero nosotros estaremos, también ocupados James.- dijo sonriéndole.

- Claro, mama, recuerda lo que nos dijo papa y el tío Ron, antes de que se fueran de misión.

Flash back

-Ginny, puedes tener sexo con James, pero solamente una condición.

-¿Cuál amor?-preguntó mirándole a los ojos.

-Grabarlo, solamente es mi condición y tu James da mucho placer a tu madre.- dijo dando una palmada en la espalda de su hijo.

-Hermione, amor, digo lo mismo que Harry, pero haced una copia del video, confío en ti, para que hagas sentir muy bien a tu tía.

-Haré que se mueran de placer y lo grabare.

Fin flash back.

-Se me olvidaba.- dijo la castaña antes de coger la cámara de vídeo.

Madre e hijo esperaron a la castaña y fueron a la habitación matrimonial, dónde James se tumbó en la cama y junto a él se tumbó su madre y esta empezó a tocar el miembro de su hijo, mientras esté la quitaba la ropa, mientras tanto Hermione la ponía en un soporte para que grabara desde allí sin tener que preocuparse por la cámara.

Cuando la terminó de instalar, se tumbó al otro lado del castaño, que comenzó a besarle, mientras esté la quitaba la bata, sin prisa, para más tarde volver a seguir quitando la de su progenitora.

Después de varios minutos que terminaron de quitarse la ropa, la pelirroja fue hacia la entrepierna del chico y empezó a lamer el pene de él mientras acariciaba los testículos del castaño, mientras que la castaña puso su entrepierna en la cara de su sobrino.

James empezó a lamer con gusto la vagina de su tía, mientras sentía como su madre se la metía dentro de su boca, mientras que la castaña se echó hacia delante, para lamérsela el miembro de él.

Ginny daba varias secciones, después se lo sacaba, lo compartía con su cuñada, la polla del castaño.

Así siguieron durante varios minutos, hasta que las dos mujeres se separan de él.

-James, ¿Con quién lo quieres primero?- preguntó la castaña.

James lo pensó ya que aunque tuvieran sus cuarenta años seguían siendo muy atractivas, pero decidió empezar con su madre.

-Quiero empezar contigo mama.- dijo sonriéndola, mientras se sentaba en la cama.

-Perfecto, hijo.- dijo ella mientras se sentaba en la entrepierna de él.

Mientras que James sujeto su miembro con una mano, para que ella se lo fuera metiendo, cuando se metió la punta, él empujó hacia abajo metiéndola entera, dentro de ella.

-James se siente muy bien.- dijo antes de empezar a moverse con rapidez.

-Si, mama, me encanta tus senos.- dijo cogiendo un pecho de ella.

Hermione se tumbó al lado de ellos y empezó a masturbarse, mientras les veía.

Ginny puso sus manos en el pecho de su hijo, mientras movía sus caderas, el chico puso sus manos en la cadera de ella, mientras ponía su boca en el seno derecho de la pelirroja.

Cuando sintió que el pezón se puso erecto y duro se metió el otro pezón en la boca.

Cuando tuvo los dos pezones erectos, dejo los senos de su madre, tranquilos puso sus manos en la cintura, para ayudar que su madre se metiera más su miembro dentro de ella.

Hermione continuó masturbándose, mirándoles, se metía tres dedos dentro de su coño.

Después de unos minutos, James no aguantó más y aviso a la pelirroja que se iba a correr.

-Mama, no voy a tardar en correrme.-la aviso.

-Cariño, córrete en mis tetas.-dijo mientras se levantaba y se sentaba en la cama.

James se masturbo y se corrió abundantemente en los pechos de su madre, el chico vio lo sexy que se veía su madre con su semen en sus tetas.

Hermione fue a gatas, hacia su cuñada, para limpiar con su lengua los senos de ella, enseñando así su trasero a su sobrino, pero estaba de lado.

James se puso detrás de su tía, se masturbo unos segundos, para ponerla totalmente erecta, así poder penetrar a su tía por el coño, la metió de una embestida y empezó a moverse rápidamente, después de unas pocas embestidas.

Ginny acariciaba el pelo de la castaña, mientras veía los gestos que hacia su hijo cuando penetraba a su cuñada.

Cuando Hermione terminó de limpiar los pechos, se apartó de ella para abrir sus piernas, para que esta lamiera su coño.

Hermione empezó a lamer la vagina de su cuñada, mientras James se centraba solamente en penetrarla, mientras veía la cara de placer que ponía su madre, cosa que le excito bastante.

James metió con cuidado, un dedo dentro del ano de la castaña, haciendo que se estremeciera y gimiera más fuerte porque tenía el ano muy sensible.

-Ahhh, James, ten cuidado, lo tengo muy sensible.

-Vale, tía, ¿Alguna vez te han penetrado por el culo, tía, mama?

-Si, hijo, alguna vez tu padre lo hace por ahí.- dijo la pelirroja.

-Yo tampoco soy virgen, por el culo.

-Bien.- dijo sacando su miembro de la vagina de la castaña, para meterlo de una embestida dentro de su culo.

-Ahhh, James.- grito de placer, cuando la sintió totalmente de su ano.

James se movía con rapidez y con fuerza.

Ginny se puso de pié, para besar a su hijo apasionadame durante unos segundos, para después ponerse a cuatro patas al lado de Hermione.

El castaño dio varias embestidas más a su tía, para después sacarlo y meterlo dentro del culo de la pelirroja, mientras masturbaba a su tía metiendo dos dedos por su ano.

- James, eres muy bueno.- dijeron las dos a la vez mientras gemían.

-Gracias.- dijo mientras sacaba su miembro del culo de su madre y meterlo otra vez dentro del ano de la castaña, mientras masturbaba el culo de su madre.

Así siguió daba varias embestidas dentro del culo de una, para después meter dos dedos dentro de su ano, pero James se corrió dentro del culo de Hermione sin avisarla ya que creía que podía aguantar un poco más.

-Ahhh.- gritó de placer ya que se corrió cuando sintió el semen de su sobrino dentro de ella.

James se tumbó boca arriba, cuando sintió que su madre rodeaba con sus senos el pene de él y empezó a moverlos, mientras le miraba a los ojos, además de sonreírle.

Cuando Hermione se recuperó de su orgasmo vio como estaba su cuñada y la metió dentro de su vagina cuatro dedos, para empezar a masturbarla.

-Ahhh.- dio un pequeño chillido porque no se espero que ella hiciera eso.

James empezó a mover su entrepierna ya que ella se quedo quieta.

Después de unos segundos volvió a mover sus senos, mientras gemía, por el placer que la daba Hermione.

La castaña siguió masturbando a la otra chica, hasta que ella se corrió, después fue hacia la entrepierna del chico y se metió en la boca la polla de él, pero solamente la punta ya que lo demás estaba en el canalillo de la otra chica.

-Ahhh, tía.- gimio cuando sintió la lengua de ella recorrer la punta.

- Hijo, si te vas correr avísalo.- dijo al ver que ponía cara de placer.

- Vale, mama.- dijo con los ojos cerrados.

Al poco tiempo James aviso que se iba a correrse, Ginny se apartó un poco, para dejar a Hermione sitio y las dos rodearon con sus tetas el miembro de él, además de poner sus bocas en la punta del miembro.

Varios segundos después él se corrió parte de la cara de ellas, los senos y boca, para después las dos besarse con lengua compartiendo el semen.

James se tumbó boca arriba y se quedó dormido, cuando ellas terminaron de besarse repararon que estaba dormido le dejaron dormir, después apagaron la cámara de vídeo y después empezaron hacer los que aceres de la casa, Ginny fue a su casa a hacerlos.

N&B: Diario, Verona G.(2)

$
0
0

05 de Junio de 2010. Brighton (UK)

Salió del despacho del director. Otra charla. ¿Cuántas llevaba ya a lo largo del curso? Si seguía así iba a repetir, y qué. Así Ally no estaría sola. Con lo retraída que era su hermana apenas tenía amigas, aunque ella tampoco pero por todo lo contrario. Le daba muy igual la amistad. Mientras ella estuviera bien y le aprobasen la Beca de Deporte todo iría sobre ruedas y pasarían ese maldito bache de una vez sin ayuda. Sin su maldita ayuda de mierda que ya llevaba semanas de retraso. El casero ya había vuelto tres veces a por el alquiler. Y ella ido a por suministros otras tres y tenido otros seis atracones. Cada vez eran más continuos y lo notaba a la hora del entrenamiento, y después de cada vomitona el alivio era tan grande que la última vez se había quedado dormida en el baño. Pero no podía hacerlo en casa más, Ally la iba a ver y ya se había fijado en algunos detalles. Sobre todo en los pantalones que le bailaban en la cintura como nunca antes. Se apretó el cinturón de camino a casa para acompañar a Ally, andando aprisa por los adoquines antes de que empezase a llover otra vez. Pero en cuanto entraron en la calle y vieron a esa mujer trajeada esperando en la puerta se frenó en seco y se ocultó tras los contenedores de basura de la parte trasera del restaurante que hacía esquina. Tiró de Allegra, agachándola tras ella.

- ¿Quién es?- Le hizo un gesto de silencio, viendo esos rasgos tan parecidos a los suyos y tan diferentes a la vez. Ella era una cría, no entendía nada.

- Servicios Sociales.- Esa era la charla que había tenido con el director porque sus notas no mejoraban, fijo que por eso una mujer trajeada esperaba en su puerta. Sino no le veía sentido.

- ¿Y si…?- Ni la dejó terminar, haciéndole otro gesto de silencio.

- Si vamos con ellos nos van a separar Ally, ¿eso quieres?- Negó en rotundo a sus susurros con cara de pena.- Pues ni te muevas de aquí.- Tomó aire y se levantó, yendo directa hacia esa mujer. Quizá no fuese más que una vendedora ambulante perdida, porque muy perdida tenía que estar para ir por esa zona con tacones y faldita ejecutiva.- ¿Quiere algo?- En cuanto se giró y le vio los rasgos apretó los puños. Árabe, ¿es que les atraía con algún tipo de señal invisible?

- ¿Señorita Green, verdad?- Su acento la delataba. Asintió cruzándose de brazos.- Mi nombre es Moona Jarrah, un placer.- Miró la mano que le tendía con una sonrisa alegre y levantó una ceja, mirando sus ojos enormes y oscuros, como su pelo rizado y espeso. Como su piel. Retiró la mano cuando se dio cuenta de que no pensaba estrechársela.- ¿Tiene un momento? Me gustaría hablar con usted de…

- No, no lo tengo. ¿Vende biblias o algo así?- Su gesto afable cambió por completo y rebuscó en su maletín sacando unos papeles.

- No exactamente.- Se los tendió y no dudó en cogerlos, mirando el titular de estos. Propuesta de Beca Estudiantil: Verona G. Abrió los ojos con pasmo.- Deme una respuesta cuando se digne a leer lo que le traigo. Buenas tardes.- Y dio media vuelta dejándola atónita, con los papeles en la mano hasta que Ally llegó hasta ella y reaccionó, leyendo un poco más.

- ¿Quién era?- Se encogió de hombros mientras Ally abría la puerta.

Propuesta de Beca Estudiantil: Verona G

Estimada Srta. Green.

Nos ponemos en contacto con usted para comunicarle la decisión de la Junta Estudiantil en motivo de su petición de una Beca enfocada al ámbito deportivo. Sentimos comunicarle que…

No… Mierda, mierda… Pasó la página y aparte de un montón de papeles con su nombre y el de su hermana, el de su madre… Espera. ¿Cese de Custodia? Miró algo que le explicara qué cojones era todo eso y vio la casilla de motivos. Fallecimiento del Padre/Madre o Tutor. Sintió el nudo crecer en la garganta mientras se encerraba directamente en su habitación, dejando a Ally fuera y cerrando con pestillo. Siguió leyendo.

Debido a su situación actual, sin embargo, hemos decidido aceptar la petición del Sr.Guennouni, su Tutor Legal actual…

¡Le había dado…! Apretó los papeles en su mano. ¡¡Puta de mierda!! Le dio una patada a la papelera, que se estrelló contra la pared con un ruido infernal, tirando todo por los aires. Y le siguió la lámpara de la mesilla, la ropa suya que encontró colgada en el armario, el retrato que hizo añicos contra el suelo. Y allí se encogió contra la pared intentando frenar el llanto. ¡No! ¡Calla! ¡No lo merece! Pero no podía frenarlo. Estaba muerta. Por eso no mandaba el dinero.

Cuando consiguió calmarse alisó los papeles que había arrugado en su mano ignorando a Ally, que tocaba a la puerta, que hablaba. Le pedía entrar. No, si lo sabía lloraría, ella aún la… Continuó leyendo para hacerse una idea de a lo que se enfrentaría ahora.

Debido a su situación actual, sin embargo, hemos decidido aceptar la petición del Sr.Guennouni, su Tutor Legal actual, y adjuntamos la información del Plan de Estudios del que podrá disponer el año que viene de aceptar la Beca de Estudios que se le plantea a continuación y que detallamos con todo detalle:

Pasó el plan de estudios mirando por encima un catálogo de un colegio privado llamado Le Rosey y se centró secándose las lágrimas volviendo a ver ese maldito nombre que ponía en todas partes. En sus ingresos en el banco, en las pocas cartas que habían recibido de ella desde Rabat, en… No, no quiso pensar en ella. Ahora estaba… Continuó.

El Sr. Guennouni acepta responsabilizarse de sus custodias cumpliendo el último deseo de su madre, Valentina Green. El Sr. Guennouni se hará cargo de sus gastos escolares futuros y gastos personales en el momento que acepten y firmen los consentimientos, aceptando con ello las condiciones.

1. Ambas hermanas obtendrán una Beca de Estudios que les permitirá ingresar en la escuela privada Le Rosey (Francia) para el curso 2010-2011 y posteriores, hasta su graduación.

2. Su lugar de residencia irá a cargo del Sr.Guennouni, así como cualquier gasto que requieran de cualquier índole.

3. En el momento que firmen el consentimiento legal del traspaso de custodia y acepten la ayuda que se les ofrece serán partícipes del Programa de Rescate Extremo (PRE), el cual es financiado por el Sr.Guennouni personalmente. (Información sobre el PRE Adjunta al dosier de Le Rosey)

No tuvo calma para leer nada más, mirando la cantidad de puntos y el espacio para que firmaran. Junto a una firma que ya conocía, la de ese…Se secó las lágrimas haciendo caso omiso a Ally, que seguía intentando entrar. Ya sabía básicamente lo que ponía. Acababa de morir su madre, y su último deseo había sido que ese árabe con el que se había ido el año anterior y ni siquiera habían conocido se hiciese cargo de ellas. Y él había aceptado, aparte de ofrecerles…

- Verona, por favor, dime qué pasa.- Tenía que decírselo pero… No, ahora no. Ahora tenía que ir a entrenar. Descargar su rabia contra esas inútiles, ir a comprar. Y comer. Necesitaba comer y hacer desaparecer el inmenso nudo que tenía en el pecho. Beber.

- ¡Nada Ally!- Volvió a intentar entrar.- ¡Estudia y déjame tranquila, joder!- Miró ese dosier tirado en el suelo, como todo lo demás.

Le Rosey, Francia. Quería meterlas en un colegio privado, pagarles… ¿Y a cambio? ¿Y ese Programa de a saber qué? ¿Rescate ponía? No necesitaba que las rescataran de nada, estaban bien. Perfectamente. Tiró el dossier dentro del armario, como todos los papeles, preparando la bolsa de deporte. Iría a por comida antes de entrenar. Ally no podía verla así otra vez, no ahora después del destrozo que había hecho en su cuarto. Y cuando lo hizo sin problemas con el mismo sistema de siempre se dirigió al campo de fútbol, dejando la comida en la taquilla. No había pasado ni la mitad del primer tiempo que vio la jugarreta que le hacían a la más novata de su equipo, tirándola en el suelo de boca. Fue directa a por la culpable, una chica que hacía dos veces su tamaño y contra la que toda su frustración se concentró en una patada en el pecho que la tumbó de espaldas sobre el césped. Y a pesar de que el árbitro pitaba y la intentaban separar le dio varios puñetazos y se llevó un mechón de pelo con ella a los vestuarios.

- ¡Qué haces, Vero! ¡Para ya! ¡Te van a expulsar!- Ignoró los mil y un comentarios de esas idiotas que no entendían nada. Ya daba igual, no le habían dado la Beca, no podía pagar el alquiler, la luz, el agua que ya no salía caliente por no pagar el gas. No podía encargarse de Ally, estudiar, el equipo, la comida, la ropa, el casero, su madre…

Su madre estaba muerta, se recordó dándole una patada a la puerta del vestuario. Se metió en las duchas con el uniforme de fútbol incluido sabiendo que hasta final de partido no la molestarían. Y lloró como no se había permitido hasta ahora, notando el nudo ahogarla como nunca antes. Ya estaba ahogada y hundida en la mierda, en esa casucha con olor a pescado, y ahora no podría siquiera plantearse seguir estudiando para que su hermana… Se encogió contra la pared empapada, con el agua caliente recorriéndola, ese sonido de presión liberada que daba contra el suelo donde su vista se quedó fija, en silencio, hasta escuchar la puerta del vestuario chirriar.

- ¡Lárgate, está ocupado!- Dijo sin mirar ni quién era. No podían ser ellas, aún no había terminado el partido.

- Señorita Green, soy yo, la señora Jarrah.- Ese acento…Ella. ¡Qué coño…!- Su hermana me ha dicho dónde podía encontrarla, espero no ser inoportuna.- ¿Ally? ¿Ally había…? ¡Joder! ¿¡Qué coño había hecho ya la muy pava!?

- Lo eres, pírate y déjame en paz.- Ahora no quería hablar con esa mujer árabe que seguramente iría en nombre de…

- El Señor Guennouni espera su respuesta a final de semana, no lo olvide.- Escuchó la puerta del vestuario cerrarse. ¿Esa semana? Se la podía dar ahora. Era un no, no aceptaría ayuda de ese hombre. Nunca. No tenía nada que ver con ellas.

Se escondió en uno de los retretes hasta que no escuchó un solo sonido. Ya había terminado el partido, se habían duchado. Y por supuesto habían perdido. Había empezado a comer hacía ya rato, igual que a beber mientras escuchaba las animadas conversaciones de esas idiotas que no sabían lo dura que podía llegar a ser la vida. Sus padres se encargaban de ellas, no tenían que enfrentarse a nada con quince años. Y Ally, con catorce, acabaría igual que ella si… No podía pensar, sólo comer. Comer y regar la comida con alcohol, el cual le fue nublando el sentido y facilitándole la tarea a la hora de sacar ese inmenso nudo de su cuerpo. Pero esta vez había bebido demasiado, no había calculado y estaba bastante mareada. Dejó la botella de Martini a un lado a oscuras, encogida y aún chorreando. Tenía que volver a casa, Ally se iba a preocupar, pero no podía moverse. Se sentía débil después del atracón y posterior vaciado, por lo que se apoyó en la bolsa de deporte aún llena a descansar. Sólo un momento, sólo…

- Querida, es tarde, ¿qué haces ahí?- Levantó la vista molesta dándose cuenta de la luz que la deslumbraba. Por la voz ronca era el guarda de seguridad y árabe, fijo. La perseguían.

- Déjame en paz, no es problema tuyo.- Se había dormido. Mierda, Ally estaba sola y…

- Ahora sí, mi niña.- El guarda dejó de alumbrarla y escuchó que se acercaba. Intentó levantarse pero no tenía fuerza y el mareo…- Shh…Tranquila…shh…- Sintió que la alzaba del suelo sin problemas.

- Suéltame, puedo hacerlo sola.- Murmuró a la sombra que la sacaba del vestuario a paso lento y en silencio, dejando su bolsa atrás. Y vio más sombras a su alrededor. Se revolvió como pudo empezando a espabilarse a marchas forzadas.- He dicho que…

- Cállate.- La seca orden mientras la puerta del vestuario se abría haciéndola parpadear la dejó muda, así como el rostro que vio a la luz del pasillo. Un hombre de tez morena con perilla, labios gruesos, nariz aguileña y pelo negro recogido en una coleta la llevaba. No era el guarda, iba completamente trajeado, y cuando fijó en ella unos ojos de pestañas largas y oscuras vio que le sonreía. Era…- Pareces un pajarito sin plumas, mi niña, no pesas nada.- Su corazón palpitó frenético y se revolvió, esta vez con todas sus fuerzas hasta que sus pies tocaron el suelo, ignorando el mareo.

- ¡¡Suelta!! ¿¡Quien coño eres tú!?- Chilló intentando liberarse de esos brazos que la rodeaban impidiendo que echase a correr. Conocía a ese tío, le había visto antes en…

- Menudo carácter.- Dijo riendo.- Me gusta preciosa, pero ahora te toca descansar un poco.- Sintió una mano taparle la boca con un trapo, un olor fuerte y penetrante. Su cuerpo dejó de responderle a las pocas bocanadas. Dejó de luchar y calló en la inconsciencia.

Mis múltiples formas de masturbarme

$
0
0

En este relato completamente verídico os voy a describir como, de vez en cuando, practico mi autosatisfacción.

Me gusta excitarme viendo fotos o videos de mujeres desnudas, practicando sexo e incluso videos gays. No soy lo que se dice bisexual al 100% porque no me motiva besar a los hombres pero reconozco que me excita practicar sexo de vez en cuando con uno. Una vez puestos una polla me excita y me motiva.

El caso es que la mía me motiva mucho. La tengo grande de unos 20 centímetros y de un grosor normal. Tengo bastante flexibilidad y en ciertas ocasiones además de excitarme contemplando como bajo y subo la piel, como me deleito con mi capullo al aire mientras lo acaricio por los lados, como me relamo lo dedos después de segregar líquido preseminal, en ocasiones me chupo mi propia polla. Sentado me agacho y con la lengua me rodeo el capullo.

Por supuesto no es lo mismo que te lo hagan pero el caso es que me pongo a mil y termíno pronto. Otra forma es tumbarme en la cama y levanto las piernas. Mi cuerpo se pone en forma de C y así alcanzo a meterme el capullo entero en mi boca. Succionarme el capullo, saborear mi polla me encanta pero lo mejor viene cuando me corro y puedo saborear mi esperma, caliente y suave. Es un morbo total notarlo en la boca. Notar como bombea la polla en mi boca.

Por otro lado, y esto lo recomiendo, masturbarse mientras te metes algo por el culo es brutal. No sé qué pasa que debe de haber algún nervio en el ano que se contrae y produce una excitación brutal. El momento del orgasmo con algo en el culo o una polla que también he probado es brutal.

También he probado a usar una berenjena. Haciendo un agujero y metiéndola dentro se consigue un juguete placentero.

Cuando era muy joven, metía la polla entre el somier y el colchón y lo follaba. Duele un poco pero la libertad de empujar con las manos libres es estupenda.

Otra forma es usar un cepillo dental eléctrico y ponerlo en la uve del glande. Cuando vibra te corres de un modo brutal.

Con mi polla medio flácida he alcanzado a meterla un poco en mi ano y también tiene morbo pero en cuanto te excitas se hace imposible.

Como soy muy morboso y fetichista también me he masturbado con las bragas de novias, amigas y familiares (sucias y limpias) e incluso he llegado a masturbarme con sus zapatos oliéndolos y poniéndolos en mi polla.

Como soy tan fetichista, en ciertas ocasiones he podido conseguir pelos de la zona genital de alguien y me he masturbado saboreando el tacto de sus pelos en mi lengua.

Masturbarse con el jabón de la ducha es estupendo porque consigues un lubricante especial que se parece al lubricante que segregan algunas mujeres.

Espero haber podido inspiraros y si se os ocurren nuevas ideas podéis comentármelas.

La profe 1

$
0
0

nuevo relato… espero les guste… comenten y valoren…. no abandono el de Aprendiendo a amar, pero me dieron ganas de empezar otra historia, espero les guste

Soy Camila, tengo 17 años recién cumplidos, voy a empezar cuarto año del colegio secundario, soy alta, 1.70 mas o menos, morocha de ojos celestes, tengo un cuerpo bien cuidado ya que voy mucho al gimnasio, mis senos nos son grandes ni pequeños, son normales y mi cola es de infarto, o así me dicen jaja, mis padres son abogados, tienen un estudio jurídico muy conocido, eso nos da un muy buen pasar económico, aunque yo no le doy valor a eso, no me importa el dinero aunque aprovecho las cosas que me regalan mi padres. Para mi cumpleaños me regalaron un Cadillac Ciel negro, inmediatamente me enamore. Soy lesbiana, los saben mis amigos pero mi familia no. Hablando de mis amigas, las mas cercanas son Flor, Paula, Romi y Cata, son mis compañeras del colegio pero nos hicimos muy amigas, armamos una banda en la que hacemos covers, mas adelante cuando terminemos el colegio nos queremos dedicar puramente a la música, escribir nuestras propias canciones. Flor toca la batería, Paula el bajo, Romi hace coros y a veces toca el teclado o piano, Cata la guitarra y yo canto y cuando algún de las chicas quiere cantar toco el instrumento que me toque menos el piano.

Este era el ultimo sábado antes de que empiecen las clases, tengo un amigo que trabaja un boliche y nos ayudo para que nos presentáramos con las chicas a cantar. Llegamos temprano para armar todo, elegir bien las canciones que íbamos a tocar, eran pocas, pero queríamos elegir buenas canciones, un surtido de estilos de música. Después de preparar todo nos metimos entre la gente para bailar un poco y distendernos hasta la hora del show.

Estábamos tomando y bailando hasta que veo que entra una hermosura por la puerta del boliche

Yo: por Dios me acabo de enamorar – dije mirando a la preciosa chica

Era un poquito alta que yo, rubia, ojos verdes hermosos y un físico de infarto, era perfecta por todos lados

Pau: jajaja que tonta que sos, vos te enamoras de todas Cami – dijo burlándose

Cata: no creo que tengas mucha chance, esta con su novio, mira como se besan – se empezaron a reír las cuatro

Yo: cállense, saben que para mi eso no es un imposible – alardee de todas las chicas hetero que pasaron por mi cama – o no Flor? – si Flor era una de ella, el alcohol fue el que ayudo aunque pudimos mantener la amistad pero de vez en cuando volvemos pasarla genial

Flor: jajaja callate Cami – se ruborizo

Seguíamos hablando y riéndonos mientras yo no dejaba de mirar a esa hermosa chica que había entrado hacia minutos. Al rato apareció Bruno a avisarnos que en 5 minutos teníamos que empezar con el show, nos fuimos a preparar y el arranco con la presentación

Bruno: buenas noches a todos, les pedimos que se vayan acomodando en las respectivas mesas, por que en unos minutos comienza el show, muchas gracias

A los 5 minutos volvió a hablar

Bruno: bueno ahora si, esta noche es especial para mi, por que se va a presentar una banda que quiero mucho, son amigas mías, bueno sin mas las presento, ellas son “estrellas brillantes”

Empezamos a tocar “baja la tensión de Cultura Profética”, seguimos con “eso lo se muy bien de Dread Mar I”, después “Melodía de Dios de Tan Biónica”, cantamos a dúo Flor y yo “Aventura de Abel Pintos” y cuando estaba por terminar con esta canción y empezar con la ultima que iba a ser “Enséñame a olvidar de Aventura” encontré con mi vista a la chica preciosa que me hipnotizo así que me acerque a las chicas y cambie la canción que íbamos a tocar y elegí “propuesta indecente de Romeo Santos” llame a Bruno y le pedí un favor que el acepto gustoso y empecé a cantar, mirándola a ella

Que bien te ves,

te adelanto, no me importa quién sea él.

Dígame usted,

si ha hecho algo travieso alguna vez.

Una aventura es más divertida

si huele a peligro.

Y si te invito a una copa

y me acerco a tu boca.

Si te robo un besito,

al ver que no vas conmigo.

¿Qué dirías si esta noche

te seduzco en mi coche?

Que se empañen los vidrios

y la regla es que goces.

Si te falto el respeto

y luego culpo al alcohol.

Si levanto tu falda,

¿Me darías el derecho

a medir tu sensatez?

Poner en juego tu cuerpo,

si te parece prudente,

esta propuesta indecente.

A ver a ver,

permítete apreciar tu desnudez.

A la vez,

este Martini calmará tu timidez.

Ahí Bruno le llevo un Martini a ella y yo le guiñe el ojo, ella sonrio, su novio parecia molesto y se fue

Una aventura es más divertida

si huele a peligro.

Y si te invito a una copa

y me acerco a tu boca.

Si te robo un besito,

al ver que no vas conmigo.

¿Qué dirías si esta noche

te seduzco en mi coche?

Que se empañen los vidrios

y la regla es que goces.

Si te falto el respeto

y luego culpo al alcohol.

Si levanto tu falda,

¿Me darías el derecho

a medir tu sensatez?

Poner en juego tu cuerpo,

si te parece prudente,

esta propuesta indecente.

Termine de cantar y las chicas se acercaron y saludamos al publico y nos fuimos atrás del telón a saludarnos y a abrazarnos entre todas, había salido genial, la gente nos había aplaudido en todas las canciones, era la primera vez que nos presentábamos en un lugar que no sea en las fiestas del colegio, decidimos volver a la pista para seguir bailando y festejando, Flor y yo fuimos a buscar cervezas a la barra y volvimos con las chicas y había personas que nos venían a saludar y a decir que les había encantado

Romi: estuvo genial chicas, no puedo creer que les haya gustado tanto a la gente – decía entusiasmada

Cata: Cami, estuviste genial en la última canción, pero podrías haber disimulado que era para ella no? Estaba con el novio, lo viste como se levanto y se fue el pibe jajajaja

Yo: jajajaja si, pero ella se quedo así que tengo chance vieron jajajaja

Pau: hablando de Roma…. Ahí esta tu chica Cami – me la señalo – y no deja de mirarte es hora de que vayas

Yo: no, va a caer solita – todas me miraron con sorpresa – si que venga ella – me puse a bailar muy sensual con Flor

Flor: por que estas bailando así conmigo si con la que queres bailar es con esa chica? – se la notaba un poco molesta

Yo: por que quiero que me venga a buscar ella – le sonreí y le di un pico

Flor: así no va a venir a buscarte – se separo un poco de mi

Yo: Flor, dale veni acá, si no viene no viene, estoy bailando con vos – no soy de estar de novia, pero Flor es lo más cercano a eso, aunque a ella no le molesta que salga con otras chicas y a mí no me molesta que salga con otros chicos

Flor: voy a buscar mas cerveza – se acerco a Pau y se fueron

Cata: peleaste con Flor? – me dijo

Yo: no, no se que le pasa – seguí bailando con las chicas hasta que me tocan el hombro, me doy vuelta y era ella, la chica de ojos verdes hermosos

Chica: hola – no me sacaba la mirada de mis ojos – me encanto como tocaron – miro a las chicas, ella sonrieron y volvió a mis ojos – cantas hermoso

Yo: gracias, me llamo Camila, vos? – dije estirándole la mano para saludarla

Chica: Andrea – agarro mi mano – hace mucho tocan?

Yo: mmm…. 2 años pero entre nosotras o en fiestas chicas

Andrea: ah… sabes que me provocaste un problema esta noche no? – dijo mirándome

Yo: ah sii? – dije yo coquetamente

Andrea: tu Martini y canción hicieron que me dejara mi novio sola acá – su tono de voz era tranquilo, no mostraba enojo alguno

Yo: me acerque un poco a ella – bueno para mi mucho mejor – estaba a escasos centímetros de su boca

Llego Flor y nos interrumpió diciendome

Flor: acá esta tu cerveza – la mire con cara de “por que me interrumpiste el momento”

Yo: gracias Flor – mire a Andrea – queres algo para tomar?

Andrea: en realidad ya me iba, quería decirles que tocan muy bien – se acerco a mi y me dio un beso en la mejilla

Yo: espera – la agarre del brazo – dejame que te lleve ya que te cause un problema

Andrea: no creo que sea lo mejor – miro a las chicas, sobretodo a Flor – estas con tus amigas

Yo: nada de eso – hable con las chicas las cuales aceptaron sin ningún problema aunque Flor no estaba muy contenta, no importa después hablo con ella – ya esta, vamos

Salimos del boliche y fuimos al estacionamiento, cuando vio mi auto me miro sorprendida

Andrea: este es tu auto?

Yo: si, te gusta? – le dije sabiendo su respuesta por que lo decía su cara

Andrea: es hermoso – le abrí la puerta del acompañante – gracias

Yo: subí al auto – bueno, decime a donde te llevo, a tu casa o a la mía? – dije sonriendo con picardía

Andrea: sonrío – a la mía, que me debe estar esperando mi novio

Yo: con cara de fastidio – OK, indícame – me indico donde era y fuimos, llegamos y frene el auto justo en la puerta – bueno acá estamos, espero que tengas una buena noche

Andrea: gracias, igualmente – se estaba por bajar, se detuvo y me miro – si no hubiese estado con mi novio me hubiese parecido prudente tu propuesta indecente – se acero y me beso en los labios – chau Cami

Me quede sin habla, la vi bajarse del auto, entrar a su casa y me había dejado totalmente caliente, decidí volver al boliche a ver si seguían las chicas y por suerte estaban todas, Romi y Cata estaban con dos chicos bailando y Pau y Flor sentadas en unos silloncitos hablando, me les acerque

Yo: que hacen que no bailan? – me miraron las dos con sorpresa

Pau: que haces que no estas en una cama con esa chica? – se río

Yo: no se dio, pero ya se va a dar, con las ganas no me voy a quedar – dije sentándome al lado de Flor y haciéndole un gesto a Pau para que me dejara sola con ella

Pau: voy a ver si cazo algo, no me quiero ir sola esta noche – se levanto y se fue

Yo: agarre a Flor y la quise besar pero ella no se dejo – que pasa Flor?

Flor: que te pasa a vos? Te quedaste con las ganas y te las queres sacar conmigo? – nunca me habla asi

Yo: sabes que no es así, me encanta estar con vos – la bese y se dejo – vamos a mi casa, mis papas no están, dale

Flor: esta bien, vamos Cami

Fuimos a decirle a las chicas que nos íbamos y partimos para casa, no terminamos de cerrar la puerta que ya nos estábamos besando y sacando la ropa, fuimos rápido a mi habitación e hicimos el amor lo que restaba de noche, después nos quedamos dormidas.

Nos levantamos tarde y la señora que ayuda en casa nos preparo la comida y después fui a llevar a Flor a su casa. Tenia que preparar mi uniforme para el colegio, mañana otra vez a la rutina odiosa de levantarme temprano.

A la noche llegaron mis padres de su viaje, les conté como me había ido en el show de anoche y me felicitaron, me fui a dormir ya que estaba muy cansada

Estaba soñando con Andrea, esa rubia hermosa que me había dejado con las ganas, hasta que me despertó la odiosa alarma del celular indicándome que eran las 6 am y me tenia que levantar, me bañe, me puse mi uniforme, una camisa blanca con el logo del colegio, una pollera azul que como ya sabrán la hago quedar mas corta de lo que en realidad es, las medias azules y zapatillas negras, baje a desayunar y mis padres me dieron dinero para que tuviera encima por si me hacia falta para algo, ellos todo lo solucionan con dinero.

Me subí al auto y me dirigí a buscar una por una a las chicas, entre risas y chismes sobre el show llegamos y entramos al colegio, presenciamos el acto de inicio de clases y nos dirigimos a nuestra aula, como siempre nosotras nos sentábamos atrás de todo para poder hacer lo que quisiéramos. Pasaban las horas, tuvimos matemática, ingles, historia y por ultimo literatura, antes de que entre la profesora entro la directora

Directora: buenos días alumnos, como saben la profesora López se retiro de la docencia y vino una profesora nueva, espero que le den una grata bienvenida, pase por favor profesora

Y cuando entro esa profesora me quede paralizada, no lo podía creer, las chicas me miraban y se reían, yo no dejaba de mirarla, era ella Andrea, mi rubia de ojos verdes, se la notaba nerviosa, la directora la saludo y se retiro

Andrea: buenos días chicos, me llamo Andrea González, soy su nueva profesora de Literatura – se escuchaban a los babosos de mis compañeros decirle cosas, ella solo sonreía – bueno me gustaría que se vayan presentando y que me digan que esperan de este nuevo año

Se empezaron a presentar uno por uno, llego el turno de nosotras

Pau: me llamo Paula Benítez, y me gustaría que este año se termine lo más rápido posible por que odio el colegio – todos nos reímos

Romi: me llamo Romina Torres y este año espero poder no llevarme ninguna materia por que quiero disfrutar las vacaciones

Cata: soy Catalina Sanabria y espero que este año sea menos complicado que el que paso – se le murió el papa el año pasado

Flor: Florencia Gómez, espero que este año se de lo que espero hace dos años – me miro y yo le sonreí

Era mi turno, ella todavía no se había percatado de mi presencia, me pare y hable

Yo: me llamo Camila Rodríguez – ella me miro asombrada – espero que este año literatura me guste mas que el año pasado – le guiñe el ojo y todos se reían y me burlaban por mí coqueteo con la profe

Ella empezó a dar la clase y transcurrió tranquila, de vez en cuando nos mirábamos y yo le sonreía y ella apartaba su vista. Toco el timbre de fin de clases, por suerte ya nos íbamos, quería dormir toda la tarde, antes de salir del aula me freno

Andrea: señorita Rodríguez puedo hablar un momento con usted? – dijo muy seria

Yo: si por supuesto – esperamos que salieran todos, las chicas me esperaban afuera – dígame

Andrea: esto termina de demostrar que entre nosotras no puede ni va a pasar nada, así que por favor, quiero que me dejes de mirar de la manera en que me miras – dijo muy nerviosa y yo me aproveche de eso

Yo: y como te miro? – me acerque

Andrea: basta Camila, por favor – se alejo de mi y agarro sus cosas e iba a salir pero la agarre del brazo

Yo: esta bien, te voy a dejar tranquila, pero no me pidas que deje de mirarte, por que me gustas y no puedo evitarlo – la solté y se fue rápido sin decirme nada

Salí y las chicas me burlaban, las lleve a cada una en su casa, la ultima fue Flor, que estaba mas cariñosa que de costumbre, voy a tener que hablar con ella, pero ahora no, tengo ganas de encerrarme en casa, por que me pasa esto, esa chica me gusta de verdad y tengo la mala fortuna de que es mi profesora, deje a Flor en su casa que se despidió con un beso en mis labios y un abrazo, luego me fui a mi casa y me encerré en la habitación a dormir todo el día

El templo de la montaña

$
0
0

Los rayos del sol caían con implacable intensidad sobre la tierra. Pero esas mismas ardientes lanzas que descendían del cielo se veían escudadas por el negro humo que se elevaba en el cielo. El fuego que consumía una gran ciudad era la madre de la humareda que conseguía que incluso el sol del desierto resultase una luz opaca. La gran ciudad que se vislumbraba entre los jirones de negro humo era magnífica. Con sus firmes muros y altas torres mezcla de roca y adobe y sus innumerables palacios de mármol y prístina roca extraída de las montañas. Entre sus altos muros se elevaban las cúpulas y las torres y minaretes coronados por techumbres de azul lapislázuli, dorado, blanco e incluso verde. Pero toda la belleza que resplandecía de sus edificios y bellas construcciones estaba siendo mancillada. Un ejército asediaba la ciudad, con torres de asedió lanzadas contra sus muros y catapultas sembrando la destrucción y el fuego entre los muros. Los guerreros encaramados sobre las torres aullaban con frenesí y fiereza bajo sus ropajes de oscuros colores. Las armas relucían al sol entrechocando entre sí con un estrépito que sacudía el alma de cualquiera en millas a la redonda. Los campos que rodeaban la ciudad, regados por el agua del oasis junto al que se había erigido la ciudad, yacían veteados de los restos del avance enemigo. Sobre los muros, rugiendo en una respuesta desafínate al enemigo, se alzaban los defensores. Soldados de aspecto gallardo que lucían armaduras de un reluciente tono plateado, pulidas hasta hacer brillar el sol en ellas y ropajes de todos los tonos azules que los hombres podían crear. Sobre los combatientes se alzaban sus estandartes. Una negra tela con la bermeja figura de un puño cerrado ondeaba sobre las torres de asedio y entre las apretadas filas de guerreros que trataban de rebasar las murallas. Entre los defensores, luciendo tan brillante como sus uniformes, se erguía una tela de un azul suave con una montaña purpurea en su centro. Esta última llameaba sobre muchos de los palacios de la ciudad despidiendo brillos dorados al sol desde sus rebordes de hilo de oro. Los guerreros de uno y otro bando chocaban como las olas del mar contra un acantilado. Pero como las olas el ejército que asediaba la ciudad estaba desgastando poco a poco a los defensores. Mientras esto trascurría en las murallas el pánico se había apoderado de las calles. Pero en el mismo centro de la ciudad, alzándose en todo su esplendor, se situaba no el más fastuoso ni el más suntuosos pero sí el más grande de los palacios que había en el lugar; en el que no ocurría lo mismo. Una construcción monumental, que a diferencia del resto estaba construido como una gigantesca torre. Una torre que se iba estrechando poco a poco hasta acabar en una pequeña cúpula redonda rematada por una espiral. De sus costados se elevaban otras construcciones en espiral dando la sensación de que el edificio se enroscaba sobre sí mismo. En lo más alto un joven de unos dieciséis años observaba la ciudad a sus pies. Vestido con una rica chaqueta azul marino llena de bordados dorados que le llegaba hasta las rodillas y dejaba al descubierto las mangas de su camisa blanca, tenía un aspecto distinguido. Llevaba unos pantalones de un tono de azul más oscuro y unas botas altas. Pero lo que más llamaba la atención era su rostro. Bajo una media melena que no le llegaba a los hombros había el rostro de un muchacho de ojos grandes y oscuros y la piel atezada. Pero en su rostro se reflejaba la impaciencia y la acritud, casi como si fuera un mohín infantil. Unos paso resonaron tras él y un hombre surgió de la escalera que conducía hasta ese lugar. Era un hombre entrado en años, canoso, cuya barba bien recortada en forma triangular ya era, al igual que el pelo que asomaba bajo su turbante blanco, de un tono grisáceo. Con la mano apoyada en el cinto y sus fieros y oscuros ojos clavados en la espalada del joven avanzo hacia él. En sus andares quedaba patente que era un soldado, no eran arrogantes como los de un noble ni desgarbados y despreocupados como los de un campesino. Era unos pasos rápidos largos y concisos. Pero si eso no bastaba la cota de escamas que asomaba por encima de una chaqueta de color blanco que llevaba y la espada curva que pendía de su cadera dejaba claro cuál era su oficio. El hombre se detuvo a unos pasos del joven haciendo resonar sus botas en el suelo con tal de llamar su atención en vano. El joven seguía observando con denodado interés la batalla a sus pies y escuchaba los rugidos que llegaban hasta él como si se tratase de una sinfonía. Con una voz profunda y un tono respetuoso que no dejaba traslucir la irritación que sentía el soldado habló.

- Alteza, vuestro padre desea que bajéis a la sala del trono- el joven le dirigió una mirada de reojo y volvió a mirar la batalla.

- Mira eso Sarid, una batalla de verdad, la oportunidad que esperaba y mi padre me tiene aquí encerrado- la rabia se reflejaba en su voz-. Como voy a ser un buen príncipe si no puedo salir a defender a mi pueblo y ganarme la gloria que merezco- sus palabras no estaban exentas de altivez.

- No creo alteza, que vuestro padre ponga en peligro de forma tan deliberada la vida de su único heredero- el hombre calló la otros motivos por los que aquel joven no debería nunca ir a una batalla.

- Maldita sea, como voy a ser un buen rey si me tiene aquí encerrado- el joven dio un pisotón al suelo y chasqueo la lengua con disgusto.

- Vuestro padre ordena que os dirijáis a la sala del trono, príncipe- el joven asintió de mala gana y tras echar un último vistazo a la batalla bajo por la escalera.

Sarid no quería ser agorero, pero era del mismo pensamiento que muchos. Dentro de pocos días no quedaría nada de lo que ser rey ni un trono que heredar. Pero al igual que cualquier otro soldado, él moriría en su puesto y se mantendría leal más allá de cualquier duda. Incluso si el rey les ordenaba resistir hasta el último hombre. Sarid pensó en sus hijas, todas lejos de allí, no había tenido hijos varones. Sin embargo eso no era algo que le quitase el sueño, podía morir tranquilo sabiendo que su más preciada joya, su hija menor Aisha, se encontraba lejos de la ciudad. Lejos, en un lugar donde esos furiosos guerreros no pudiesen lastimarla. Tras esas reflexiones dio un vistazo al dantesco espectáculo de las murallas y los edificios de la ciudad ardiendo como teas. En ese lugar no existía la gloria, la muerte y el temor, pero nunca la gloria estaría en un campo de batalla, él era lo suficiente viejo y había visto los campos de batalla necesarios como para comprenderlo.

Poco después el joven y el hombre caminaban por las escaleras y pasillos del palacio. Todos allí se afanaban en sus tareas, pero no en las tareas cotidianas de un palacio. Se cerraban puertas y ventanas, se atrancaban las primeras, se despejaban los pasillos y se preparaba todo. No, hoy no era un día como otro cualquiera, era el día en que el palacio se preparaba para resistir un asedio, y al parecer el príncipe no parecía percatarse de ello. Los soldados de la Guardia Real iban de un lugar otro en pelotones, llevando flechas y lanzas cargando muebles para hacer barricadas. La mayoría de ellos llevaban puesto el uniforme completo, incluido el blanco turbante y el peto de escamas de acero que protegía su pecho. El uniforme que lucían los guardias reales era totalmente blanco, a diferencia del ejército del rey, que resultaba igualmente impresionante con sus tonos azules y purpúreos. Pero no eran simples soldados de exhibición, por muy bonitos que fuesen sus uniformes de colores azules turquesas y purpuras o blancos, sabían cómo hacer buen uso de las armas que empuñaban, con una eficacia que a menudo dejaba pasmado al enemigo. Pero aun así, se había de ser un necio mentecato o un chiquillo malcriado como el príncipe con los sesos obnubilados por la gloria, para no saber contar. El enemigo superaba ampliamente a sus tropas y tampoco es que fuesen campesinos armados con espadas oxidadas, eran guerreros hechos y derechos que representaban un desafío y los superaban en un número abrumador.

Los dos entraron en la sala del trono, los soldados que montaban guardia en la sala se cuadraron antes la presencia del príncipe y del hombre que lo seguía. Sarid no era solo un simple miembro de la guardia real, el era uno de sus capitanes, uno de los más veteranos y baqueteados. La sala del trono, un lugar luminoso gracias las balconadas que decoraban toda la parte derecha de la sala, se encontraba bastante vacía. Tan solo unos pocos sirvientes y cabecillas militares estaban presentes, y por supuesto el rey. Sarid si sentía admiración por el rey, no como su hijo y heredero que tan solo lo irritaba profundamente. Era un hombre más joven que él mismo con la media melena recogida en una coleta y una barba bien cuidada, todo de un color tan negro como el cielo nocturno. Su piel atezada rodeaba los mismos ojos oscuros que lucía su hijo, pero en los suyos se reflejaba experiencia y templanza, así como valor. Pero no era ese coraje que tiene los necios el cual los lleva a cometer locuras, eran un valor forjado en la vida con tesón y paciencia. El rey vestía una larga túnica que le llegaba a los pies de un tono turquesa con unos bordados plateados que la recorrían formando espirales y diseños vegetales, aparte de eso su único adorno era un anillo que llevaba en el dedo anular de la mano derecha y brazalete de marfil tallado en la otra muñeca. Sarid realizo una reverencia protocolaria, pero sin servilismos. Mientras que el príncipe entró pavoneándose en la sala como un gallito. El rey levanto los ojos de sus mapas y dirigió una severa mirada a su hijo. El joven se encogió y ceso en su actitud. La voz del regente sonó agradable, a pesar de la tensión subyacente.

- Me alegra ver que tienes la misma maña para encontrar a mi hijo en palacio que para rastrear al enemigo Sarid ¿Dónde estaba?- el hombre asintió ante el elogió y unas cuantas sonrisa aparecieron en los rostros de los ahí presentes.

- En lo alto de la torre observando el asedio- comento Sarid en un actitud que transmitía la confianza que había entre él y el rey.

- Bueno por lo menos no estabas trasteando por ahí Sulaidin- el joven enrojeció ante el comentario-. Pero eso no importa, venid, los dos- dijo dirigiéndose al viejo capitán y a su hijo- acompañadme.

Todos los observaron mientras entraban en una de las salas anexas al la sala del trono. Una pequeña estancia con cojines y unas mesitas bajas que servía para tomar el té con los hombres y mujeres que el rey recibía en palacio. Este se sirvió una copa de agua fresca y le ofreció otra a Sarid que acepto, pero que no bebió ni un sorbo. El joven miró el vino y volvió a mascullar algo. El rey los observó con gravedad a ambos y tras inspirar profundamente habló de nuevo.

- Como supongo que ya os habréis percatado, no creo que las murallas resistan mucho más- Sarid asintió expresando su conformidad mientras en el rostro del joven príncipe se dibujaba el desconcierto-. Por tanto estoy preparando el palacio para acoger a todo aquel que se refugie entre sus paredes y resistir, pero no sé si será suficiente.

- Pero padre, nuestro soldados, son los mejores que existen- le rey interrumpió a su heredero con una ademán.

- Sí, pero incluso ellos no son más que hombres, y los hombres tienen un límite-dijo dirigiéndose a su hijo-. Sarid, te quiero pedir un favor, no te lo pido como tu rey ni como su superior, te lo pido como tu amigo.

- Pedidme lo que deseéis alteza, con gusto os lo concederé si está en mi mano- Sarid sentía un nudo en el estomago, por un lado quería irse pero por otro quería que le pidiese que se quedase.

- Quiero que pongas a salvo a Sulaidin, se que tu familia procede de Ahuk Tarak. Me gustaría que te lo llevases contigo, ni tan siquiera esos salvajes violarían la santidad de la montaña sagrada.

- Pero yo quiero luchar, huir es de cobardes, y yo no soy ningún cobarde- saltó Sulaidin.

- Escúchame hijo mío, no estás huyendo, estas salvando nuestro linaje, si yo caigo, tuya será la responsabilidad de guiar a nuestro pueblo. Tal vez no mañana, pero dentro de unos años, en ese momento comprenderás porqué tomamos algunas de las decisiones que tomamos. Yo debó quedarme porque soy el rey, y todos los que permanecen conmigo lo hacen por propia voluntad. Pero tanto tú como Sarid tenéis otras responsabilidades otros caminos. La tuya es acaudillar al pueblo tras mi partida al paraíso. Y la de Sarid será cuidar de ti hasta que estés a salvo- aun tras estas palabras las protestas de Sulaidin solo pasaron a ser murmullos.

Unas horas más tarde los dos hombres, soldado y príncipe, caminaban por un pasaje bajo la ciudad, iluminados por la antorcha que trasportaba el veterano. Por encima de sus cabezas, muchos metros de roca por encima, las murallas eran desbordadas y en la ciudad se retiraban al palacio para una última defensa desesperada. Los dos hombres caminaron durante horas cargando unos macutos a la espalda. Ninguno de ellos vestía ya ropas que los identificasen como lo que en realidad eran. El prístino uniforme de Sarid había sido sustituido por unas ropas de tonos pardos y beige. En cuanto al príncipe llevaba también unas ropas de un tono azul oscuro, casi negro y un fajín de tela roja anudado a la cintura. Ambos llevaban turbantes con los velos cubriéndoles la parte inferior de la cara y armas. Sarid llevaba su cimitarra colgada de un cinto a la cadera y un cuchillo curvo metido en el fajín de un tono terroso suave. Por su parte Sulaidin llevaba su propio cuchillo curvo y un arco corto con una aljaba repleta de flechas colgando a la espalda con el arco metido en una funda de cuero que pendía al lado de la aljaba. El pasadizo secreto por el que avanzaban se internaba en la tierra poco a poco y volvía a ascender en una suave pendiente para acabar saliendo a poca distancia de la ciudad. Sin embargo su salida estaba bien disimulada y no había sido descubierto por los asediadores, puesto que estaba en el extremo de la ciudad más alejado de las tropas enemigas. Finalmente llegaron a un ensanchamiento del túnel. Era una estancia rectangular iluminada por una lámpara de aceite. En ella había un pequeño pesebre en el que estaban preparados dos caballos cargados con mantas, cantimploras de agua y víveres para un largo viaje. Al otro lado de la estancia una reja cerraba el túnel que continuaba en la oscuridad un poco más. Sarid abrió la reja y pasaron con ambos caballos ensillados y cargados ahora, con sus pequeños macutos además de lo que ya llevaban sobre las grupas. Cerro la reja tras de sí, asintiendo aprobadoramente cuando el chasquido anunció el funcionamiento del cerrojo. Montaron sobre los caballos y avanzaron uno tras otro inclinados sobre las sillas. El túnel apenas era lo suficientemente ancho como para que los estribos no rozasen las paredes y golpeasen el techo con sus cabezas. Pero la oscuridad ayudaba a que los caballos no se pusiesen nerviosos por estar en un espacio tan reducido. Poco después llegaron a los que parecía la salida. La luz del astro rey había decaído y las estrellas moraban en los cielos. Con una honda respiración Sarid condujo su montura al exterior y apago su antorcha en cuanto salió sumergiéndola en el arenoso suelo. Miró a su espalda y sus ojos se quedaron prendidos en los del joven. Por primera vez no se sentía irritado con el joven a su lado. Sus ojos no reflejaban nada más que desazón y miedo y el anciano sintió lastima por el chico. Algo en el interior del chico había cambiado, desde que habían salido apenas había articulado unas cuantas palabras y sus ojos tenían una expresión ausente.

Pronto los dos estuvieron cabalgando bajo el cielo nocturno entre los últimos campos que rodeaban la ciudad. Eran dos siluetas a caballo en la noche oscura. A su espalda se oía el rugir de un millar de gargantas y el restallar de las armas unas contra otras. Pero todos esos sonidos resultaban tenues en comparación con el rugido de las llamas que devoraban parte de la ciudad. Sulaidin se paro y observo como el palacio se elevaba por encima de las llamas y el humo como un guardián solitario asediado por el irremediable destino. Tras un momento de vacilación en que Sarid contemplo a su vez el panorama contemplando cómo se desvanecía parte de su vida, apremió al chico para ponerse de nuevo en marcha. Al amanecer ya estaban lejos de la ciudad, tan lejos que poco después del mediodía ya ni siquiera veían el humo elevarse por encima de las dunas. Pararon en un diminuto oasis a descansar, los caballos estaban reventados y sus jinetes necesitaban descansar también. La noche había sido larga y no se habían detenido hasta ese momento. Sarid examino los caballos mientras Sulaidin descansaba bajo una palmera mirando al horizonte sin ver nada. Cuando el baqueteado soldado se acerco al joven y le habló el príncipe tardó en contestarle.

- ¿Porqué os dirigís a mí con el título de alteza Sarid?- La amargura de la voz del joven lo dejo helado-. ¿Acaso queda algún reino o trono en el que sentarse? Lo dudo mucho.

- Le prometí a vuestro padre que os llevaría hasta Ahuk Tarak, a salvo, y pienso cumplirlo- respondió el anciano con una mezcla de indignación y compasión.

- Gracias, supongo- en todos los años que había pasado junto al joven este nunca había dado las gracias por nada.

Poco después de tomar un frugal almuerzo y beber hasta saciar su sed y rellenar las cantimploras, volvieron a ponerse en camino. Largas leguas de interminable desierto los esperaban hasta que llegasen a las zonas más frías del norte. Una región dominada por montañas azotadas por el sol durante el día y por el viento aullante durante la noche. Un lugar en el que a pesar del implacable sol uno se veía obligado a llevar prendas de abrigo incluso en el más caluroso verano. Entre esos picos montañosos vivían los hombres de las montañas. Un clan del que procedía Sarid. Gente aun más implacable e imperturbable que los moradores de las grande extensiones vacías del desierto. Los moradores de la montaña eran una casta de fieros combatientes criados en el seno de una comunidad dedicada a una única cosa. Entre esos riscos se escondía lo que todos habían dado por llamar el santuario de la luz. Un templo en el que algo se ocultaba, algo que muchos veneraban sin saber que era. Ese era su destino, porqué el temor o el respeto mantenían alejados a los forasteros de las comunidades del pueblo de la montaña. En muchos sentidos Sarid nunca había pertenecido a ese pueblo, era cierto que si lo eran sus esposa y sus hijas, pero no él. Pasaron semanas antes de que llegaran hasta la región norteña. En ese tiempo Sarid no había simplemente cabalgado. El hombre creía que era importante recibir una buena educación si se quería llegar a ser alguien, y depende de la educación recibida te convertías en una cosa u otra. Por eso, a pesar de la poca colaboración por parte del muchacho, él se dedico a instruirlo en cuanto sabía. Desde orientarse gracias a las estrellas hasta estrategia militar, pasando por los nombres de los vientos según su procedencia. En un principio el joven había mostrado poco interés y ninguna inquietud en aprender lo que le hombre le mostraba. Pero tras una mordaz diatriba en la que le había recordado sus propias palabras, el chico comenzó a aprender poco a poco con más ahincó. Aunque aun mostraba su altanería y gestos propios de un arrogante señor, su ánimo estaba tan decaído que ya ni se molestaba en recordarle a Sarid que no lo llamase alteza. El chico estaba descorazonado y triste, pero a pesar de ello seguía avanzando con renuencia a abandonarse por mal que se encontrase anímicamente. De pronto Sarid se vio contemplando un calco del rey en sus días de juventud. Esa terquedad y esa resignación al deber, así como la capa de inmutabilidad que mostraba. El viejo soldado todavía estaba esperando que el chico estallase y comenzase a llorar o sollozar gritando que echaba de menos a su padre. Pero a pesar del silencio y su actitud lúgubre aprendía deprisa y no mostraba ni tan siquiera humedad en sus oscuros y profundos ojos. Pocas semanas después de haber partido, tras comprar víveres en un pueblo a orillas de un pequeño río y haber tenido que robarlos en otra ocasión, llegaron al norte. El lugar era tan inhóspito como el resto de las tierras más al sur, pero el viento azotaba con su frío abrazo el lugar y los parches hierba que crecían eran de un tono verde oscuro. Sin embargo había pocas plantas más altas que un arbusto e incluso estos eran bajos. Sulaidin contemplo el terreno desolado que se elevaba en montañas de roca cuya tierra oscura y dura parecía a duras penas lo suficiente blanda como para que la vida se aferrase a ella. Con un suspiro dio un último vistazo al terreno que dejaba a su espalda. Por un momento recordó a su padre, a su madre muerta hace tiempo y el palacio con todas las personas y lugares que había conocido. Por un momento su capa de imperturbabilidad sufrió una sacudida y en el muro que había construido alrededor de su corazón aparecieron grietas. Se apresuro a borrar esos pensamientos y a reparar las grietas elevándolo incluso un poco más. Si lo dejaba fluir lloraría como un chiquillo durante días y los hombres no lloraban. Sarid lo observo esperando algún tipo de reacción, pero el joven lo observo y simplemente clavo los talones en los flancos de su montura. El camino a través de los traicioneros pasos de montaña les llevo otros dos días. Había lugares en los que el sendero se estrechaba hasta solo permitir el paso de hombre y muchos de esos lugares tenían un precipicio de muchos metros de altura en uno de sus lados. Eran lugares peligrosos, donde la grava resbalaba y las rocas cedían bajo los pies del caminante o los cascos de su montura con demasiada facilidad. Pero al finalizar el primer día Sarid observo las laderas que se encontraban enfrentadas al lugar donde ellos habían acampado. La luz del sol todavía no había desaparecido, pero quien sabe cuando encontrarían otro lugar para acampar. Y tratar de seguir por los pasos de noche era una insensatez mayúscula. Los ojos del soldado escrutaron esas montañas como si persiguieran algo con la mirada o hubieran descubierto un leve atisbo de civilización. Cuando se volvió a la pequeña hoguera que habían encendido habló con voz susurrante.

- El pueblo de la montaña sabe que estamos aquí, y nos vigilan- dijo sonriendo de oreja a oreja, su voz no transmitía miedo.

Sulaidin se puso a buscar con la mirada indicios de alguien en las laderas de la montaña, pero él no vio nada. Y aunque no estaba seguro, confió en la palabra del hombre, sus instintos estaban más agudizados que lo suyos, embotados tras tantos años entre las paredes de un palacio. El chico se arrebujo poco después en su manta y se durmió en un sueño intranquilo con las riendas de su montura atadas a la muñeca para que esta no se despeñase en mitad de la noche. Al amanecer, en cuanto hubo luz suficiente, se volvieron a poner en camino. Al cabo de unas horas llegaron a un angosto paso entre dos paredes de roca casi vertical. A Sulaidin aquel paisaje le parecía le mismo que todas las montañas, pero cuando atravesaron el angosto sendero su cara mudo a una expresión de estupefacción. Ante sus ojos se abría un ancho valle cubierto de terrazas artificiales sobre las que se elevaban pequeñas casa echas de rocas y barro de planta rectangular. Al lado o encima de cada casa se extendía un huerto cubierto de frutas y verduras. Pero lo más sorprendente era que el perenne viento se había detenido y que incluso el ambiente resultaba cálido en comparación con las desoladas montañas. Entre los edificios se movían las primeras personas que veía desde que había comenzado su periplo por las montañas. Gente de baja estatura y robusto aspecto con barbas negras y la piel atezada como las gentes del desierto, a excepción de un único detalle. Todos los que ahí vivían tenían los ojos de alguna tonalidad de azul. Eso inquieto al joven príncipe, casi todos los que había conocido tenían los ojos de algún tono castaño. Pero aquellos ojos claros y azules eran como dagas de hielo hendiendo su carne. Aparte de esto la única diferencia era su ropa. Todos llevaban ropas gruesas de lana y chalecos hechos de piel de oveja, cubriéndose la cabeza con turbantes semejantes a los que usaban en el desierto. Los tonos que usaban también eran más apagados, pardos y terrosos en su mayoría, grises y negros el resto. Ninguno de ellos parecía ir armado más que con un cuchillo, pero los curtidos rostros y las callosas manos no parecían haber sujetado instrumentos de labranza únicamente. Un hombre se acerco a ellos y le hizo señas para que lo siguieran. Sarid le indico que dejase el caballo donde estaba. Sulaidin un tanto inquieto obedeció y siguió a Sarid. Sentía los ojos azules de aquella gente clavados en él. Trago saliva y comenzó a recitar una oración para darse ánimo a sí mismo. La recitaba como una letanía susurrante para que nadie la oyese y percibiese que tenía miedo.

El hombre los condujo a una de aquellas casitas diminutas pegadas a la pared del valle. Cuando se internaron en ella Sulaidin quedó impresionado. Lejos de ser las pequeñas y frías moradas que aparentaban desde fuera eran edificios grandes y espacios con un ambiente caldeado. Las casas tenían una serie de habitaciones excavadas en la roca de la montaña iluminadas con lámparas de aceite o braseros. En las estancias se podían distinguir los tapices y alfombras que forraban suelos y paredes. No eran burdas esteras, sino que eran cuidados tejidos de vivos colores que sin duda eran valiosos. En las paredes, en oquedades y estantes tallados directamente en la roca aparecían hornacinas, estatuas y otros elementos decorativos de oro, plata, cerámica y porcelana. Los elementos orfebrería no tenían nada que envidiar a los que decoraban las paredes del palacio de su padre. En el suelo rodeando la sala principal, se extendían una serie de cojines de seda con tejidos de vivos colores y borlas brillantes. El hombre les indico que se sentasen en los cojines y desapareció por una de las puertas que se internaban en la casa. La puerta que daba al exterior, de solida madera oscura, se abrió de golpe y entraron dos mujeres por ella. La primera, era una mujer mayor, con el cabello de un gris oscuro recogido en un moño y los hombros cubiertos por un chal bajo el que llevaba una blusa de tela blanca y una falda larga y oscura. La mujer observo a los dos hombres y se dirigió a Sarid, el cual se levanto y se fundió en un abrazo con ella. Pero los ojos de Sulaidin se quedaron prendidos en la segunda mujer. Una joven tal vez de su edad o incluso más joven, cuya figura era algo más alta que la del resto de mujeres del pueblo. Sus rasgos eran finos, con las redondeces infantiles de la adolescencia, todavía patentes, en sus mejillas y un intensa mirada azul. Con el cabello recogido en una única trenza negra y brillante sacudió la cabeza en una risa cristalina, mostrando sus nacarados dientes. La joven avanzo y se unió a la mujer y a Sarid en su abrazo. Pero no era la patente beldad lo que únicamente había atraído la mirada del joven. Eran sus ropajes, unos ropajes que nada tenían que ver con las toscas telas y apagados colores que lucían todos en aquel lugar. La joven vestía un vestido de un tono muy suave de purpura, que delineaba sus crecientes caderas con líneas doradas en su pechera que descendían hasta sus pies por la parte delantera del vestido formando filigranas que se asemejaban a enredaderas prendidas en una pared. Rodeando su cintura portaba un cinturón de cuero ajustado a su cintura con incrustaciones plateadas en todo él. En sus muñecas y en sus tobillos tintineaban pulseras y cadenas de tonos dorados y prendido de su trenza llevaba unas joyas que parecían pequeños lirios blancos. A decir verdad llevaba más joyas que cualquier mujer que hubiera visto, solo con los que llevaba en la trenza se podía comprar una bonita casa en la ciudad. Hubo algo que se rompió en el interior del pecho del joven príncipe. Como había supuesto aquellas eran la esposa y la hija menor de Sarid, Mariam y Aisha. Pero viendo ese brazo de la familia unida le dolía en lo más hondo del alma. El no recordaba ni una ocasión en las que sus padres se hubieran mostrado tan afectuosos. No era porqué fuesen malos padres, eran los mejores progenitores que un niño podría desear, pero eran poderosos. El poder conlleva deberes y responsabilidades y dar una imagen. No había lugar para el verdadero cariño fuera del corazón entre los muros de un palacio, sobre todo desde la muerte de su madre. El joven giro la cara y se concentro en examinar el estado de las plumas de sus flechas. Mientras la familia permanecía abrazada la puerta se abrió de nuevo y entró otro hombre. Era un tipo mayor, algo más que Sarid, pero parecía gélido y fuerte en comparación con el baqueteado soldado. Examino a la familia con su acerada mirada azul y después sus ojos se posaron en Sulaidin. El joven haciendo acopió de valor le devolvió una dura mirada de sus oscuros y ojos que dejó sorprendido al hombre. Él se sentó al otro lado de la estancia en uno de los cojines y Sarid y su esposa tomaron asiento, ella apoyándose ligeramente en él. Pero su hija se coloco erguida junto al segundo hombre y mirando fijamente a Sulaidin, que dejó a un lado sus flechas. La voz del hombre surgió de su barba gris y sus labios contraídos en un rictus de disgusto se movieron escasamente. A pesar de ello la voz sonó dura e imponente.

- Bienvenido a Ahuk Tarak, príncipe Sulaidin, mi nombre es Aidid Yosan, soy el jefe del pueblo- la joven Aisha abrió los ojos y lo miro con curiosidad sin mudar su expresión serena- Siento que sea en estas circunstancias.

- Al parecer estáis mejor informado que yo, llevamos semanas sin saber si mi padre ha resistido o no- su voz sonaba dubitativa pero trató de darle firmeza.

- Me temo que tengo malas noticias, la ciudad cayó y el palacio también, no sabemos nada a de vuestro padre- aquello golpeo a Sulaidin como una maza en pleno pecho.

Tardo unos largos instantes en responder, a pesar de que se haba echo a la idea le costó mucho expresar la siguientes palabras y contener las lágrimas y los sentimientos que amenazaban con desbordar sus muralla.

- Lo suponía- terció el joven con una hilo de voz temblorosa.

- Aun así vuestros padres siempre fueron bien recibidos aquí- con un suspiro miró a la joven que se sentaba su lado-. Si la Guardiana del Templo no tiene inconveniente podéis permanecer a su cargo durante el tiempo que preciséis.

- No hay inconveniente, lo instalaremos en una de las habitaciones- murmuro la joven esquivando la mirada gélida de Aidid.

- Gracias- murmuro simplemente el príncipe cabizbajo.

La conmoción lo tenía tan embargado que ni tan siquiera presto atención cuando Sarid dio un extenso relato sobre lo ocurrido. Sus ojos estaban fijamente clavados en la daga metida dentro del fajín, y sentía una irrefrenable vacuidad en su interior. Seguramente su padre estaría en prisión sino muerto y todos cuantos conocía le habrían acompañado a tan aciago destino. Poco después salieron la exterior y el frío le golpeo como una tormenta. A pesar de que no hacía viento en el valle, el clima todavía no era muy cálido y la diferencia de temperatura con el exterior era palpable. La joven Aisha se hecho una capa sobre los hombros y se despidió de sus padres. En el exterior había dos fornidos hombres de fiero aspecto. A diferencia de los pueblerinos, lucían cortas túnicas purpúreas y portaban en las manos unas largas varas de madera oscura rematadas por afiladas hojas rectas de doble filo en ambos extremos. Con las cabezas envueltas en turbantes de color azul oscuro que dejaban únicamente sus ojos azules al descubierto, eran una presencia inquietante. Aisha abrió la marcha y Sulaidin los siguió escoltado por los dos hombres mientras Sarid junto con su mujer, permanecían junto a Aidid. El pequeño grupo ascendió por el valle hasta que llegaron a una zona con una apariencia distinta. El resto del valle estaba construido en pequeñas terrazas con aquellas casas y los huertos encima. Pero aquel lugar era distinto. Un gran edifico de forma escalonada con diversas terrazas, se elevaba en la ladera de la montaña. Sus arcos en forma de herradura intercalaban tramos de mármol y ladrillo dando un aspecto colorido. Las puertas y ventanas, de aquella madera oscura que procedía de algún lugar de las montañas, estaban finamente talladas en todos los lugares. En su mayoría con motivos vegetales y florales que dejaban deslumbrado al espectador. La belleza del edificio no se detenía ahí. Una vez hubieron traspasado las puertas Sulaidin se encontró en un edificio bien iluminado con paredes cubiertas de azulejo y coloridos tapices. Los suelos reflejaban una miríada de mil y un colores en formas geométricas sencillas de afilados ángulos. Sulaidin observaba a su alrededor impresionado mientras seguía a Aisha por los silenciosos pasillos. Se cruzaron con algún otro hombre o mujer vestido con una túnica parecida a la que ceñía la joven. Pero en la distancia y absorbido como estaba por aquel lugar y su arquitectura el joven apenas reparo en ello. Poco después Aisha lo condujo a través de una puerta más pequeña y se quedó en el vano. Por primera vez le habló directamente a él, empleando un tono con el que trataba de aparentar ser más adulta. Pero su voz sonó bastante monocorde, como si el joven le resultase indiferente.

- Puedes quedarte en estas estancias, ordenare que te traigan tus alforjas y ropa limpia- se dio la vuelta, peor se detuvo y volvió la cabeza-. Si necesitas cualquier cosa habrá un hombre fuera de tus aposentos día y noche.

El joven asintió agradecido, apenas escuchando lo que había dicho la joven. Con un suspiro observo la habitación mientras la puerta se cerraba a su espalda. Era una lugar amplió de techo bajo, como la mayoría de las casas de aquel lugar. Las paredes y los suelos estaban cubiertos de coloridos azulejos y vistosas baldosas formando complicados dibujos geométricos. Con un suspiro se acerco al lecho que ocupaba pate de una de las paredes y se recostó en él. Al cabo de unos instantes las puertas se abrieron y un par de sirvientes entraron en la estancia. Uno de ellos llevaba las alforjas y un bulto de ropa doblada sobre los brazos. El que venía tras de sí portaba una bandeja en la que se podía adivinar la comida. El joven príncipe espero a que ambos sirvientes hubiesen desaparecido antes de sentarse en uno de los mullidos cojines con borlas doradas que rodeaban la baja mesa que dominaba la estancia. Al descubrir la bandeja se vio ante un festín y una jarra de fresca agua. Con un suspiro de agradecimiento devoro ávidamente las frutas y carnes que tan amablemente le habían servido. Al finaliza la comida se desvistió con lentitud y se lavó con la jofaina y el aguamanil que descansaban bajo un espejo en uno de los rincones de la habitación. Con un suspiro, sintiéndose libre del polvo y la suciedad del camino, se vistió con las nuevas ropas. Toda la ropa de lino o hilo resultaba liviana y agradable. Se vistió con los anchos pantalones de color azul cielo y se cubrió con una corta túnica de un tono más oscuro. Finalmente rodeo su cintura con un fajín de color turquesa. Tras vestirse salió de los aposentos y observo el pasillo, al lado de una de las puertas estaba montando guardia un hombre. Vestido con una de aquellas cortas túnicas y armado con una de esas varas de madera, su aspecto resultaba mucho menos amenazador de lo que su postura, a ojos de un experto como el príncipe de un reino, indicaba. Con un ademán el joven deshecho cualquier queja y se dispuso a pasear explorando el templo. Sin decir palabra el hombre lo siguió a corta distancia. El edificio, escavado en la roca de la misma montaña, tenía una planta cuadriculada y se había construido alrededor de cuatro patios. Estos patios con un jardín en su centro, estaban rodeados por galerías llenas de arcos en las que veía pasear a otros sacerdotes y sirvientes a juzgar por su aspecto. Suladidin rozó la empuñadura de su cuchillo en un gesto distraído adquirido por la suspicacia y el miedo. Ese gesto venía provocado por los adustos aspectos de muchos de los hombres y mujeres que paseaban por los pasillos. Algo en sus andares y su forma de proceder denotaba una tensión imbuida por años de entrenamiento. Su padre lo había instruido en ver ese tipo de cosas. Un rey debe conocer al hombre que trata o corre el riesgo de equivocarse. Su padre lo había convertido en todo un arte, y el joven lo encontraba sumamente útil en cualquier ocasión. Apoyado en una de las galerías arqueadas del segundo piso se asomo a uno de los patios. En él vio a la joven que lo había traído a ese lugar. Aisha, la hija de Sarid, se encontraba sentada en uno de los bancos a la sombra de un majestuoso árbol. La joven se encontraba sola, las personas que paseaban por el patio parecían mantener una respetuosa distancia con la joven. Suladin se sentó en la barandilla y apoyo la espalda contra una columna contemplando a la joven y leyendo en sus gestos que tipo de persona era como ella leía en el libro que descansaba en su regazo. Una persona joven con un gran poder y responsabilidad, educada para el pero hastiada de la soledad que implicaba ese poder. Con un último vistazo se pregunto qué poder podía ostentar la Guardiana del Templo con tan solo dieciséis o quince años que debía tener la joven. De seguro no era mayor que él mismo. Se levanto y continúo su camino a través de los pasillos del templo. Aquellos que se cruzaban con él le dedicaban una ligera reverencia. Por toda respuesta les dedicaba un cortés gesto. Pronto llegó a otro de aquellos patios y se vio atraído por un rítmico golpeteo que resonaba por los pasillos. Al asomarse al patio desde el segundo piso observo algo que no creía que pudiese ver en ningún templo. Un grupo de hombres y mujeres practicaba en el patio con armas de madera unos contra otros en una danza bella y letal. En el otro extremo otro grupo practicaba igualmente la lucha sin armas. Sulaidin se quedó impresionado por la destreza que demostraban aquellos hombres y mujeres y la velocidad y perfección de sus movimientos. Finalmente al cabo de unos instantes se aparto de su observatorio y se interno por una puerta abierta al azar en el pasillo por el que caminaba. La suerte quiso que entrase en el segundo piso de una gran biblioteca. Avanzando siempre con su impertérrito guardián a su espalda examino los títulos de los libros que decoraban las estanterías. Sin darse cuenta descendió por la escalera de madera al primer piso de la biblioteca y siguió observando los libros que discurrían ante sus ojos. Cualquier tema se encontraba en aquellas estanterías, desde filosofía y teología hasta novelas de aventuras y romance. Pero nada en su espíritu le invitaba a leer cualquiera de aquellos libros, ni tan siquiera sabía que iba a ocurrir con su vida, porqué iba atribularse con las de otras mentes. Un anciano se acerco a él con pasos cortos. El bibliotecario a juzgar por su larga y polvorienta túnica purpura y sus anteojos pequeños y brillantes. Con un gesto Sulaidin declino sus servicios y siguió examinando un rato las estanterías. Pero pronto una ligera tosecilla intencionada lo sacó de su observación. Al girarse se encontró con la Guardiana del Templo frente a él. Con la vista clavada en aquellos ojos azules Sulaidin le dedico casi por instinto una reverencia como la que le dedicas a un igual cuando estas alojado en su casa. La joven se quedó un tanto pasmada y algo extrañada por la precisión del gesto. Ella le devolvió la reverencia con cierta torpeza y Sulaidin sonrió para sus adentros. Siguiendo la línea de dominar el entorno el joven habló imprimiéndole una resolución y relajación a su voz de la que carecía en realidad.

- Gracias por vuestra hospitalidad Guardiana del Templo- ella sonrió con ligereza llenándose con aquellas palabras.

- Espero que estéis disfrutando de vuestro alojamiento majestad- el chico se irguió con una sonrisa sin disimular en su rostro.

- Creo que preferiríais que no utilizásemos tantos protocolos palaciegos, os son incómodos ¿no?- Sulaidin había advertido enseguida que la joven no tenía mucha experiencia.

- ¿Perdonad que queréis decir con eso majestad?- el chico sonrió con toda la sinceridad que fue capaz de reunir.

- Por favor tuteadme, además en el caso de que todavía fuese príncipe de algo más que de nombre, sería alteza no majestad, aun no soy rey Guardiana- comento el joven.

- Disculpad mi torpeza alteza no deseaba insultaros- Sulaidin estaba aguantando la risa a duras penas ante la atribulada joven que tratan de arreglar sus errores.

Sulaidin se acerco hasta que apenas estuvo a un paso de distancia y su voz fue apenas un susurro. La joven dio un respingo la tener a alguien tan cerca, acostumbrada como estaba a esa distancia respetuosa. El guardia que acompañaba a Sulaidin se acerco un paso e hizo ademán de empuñar la barra de madera.

- Debéis de ser muy valiosa para que se pongan tan nerviosos- comento el joven lanzando una sesgada mirada al guardia y dejando las manos a la vista-. Hagamos un trato Guardiana, vos me llamáis Sulaidin y me permitís que yo os nombre por vuestro nombre ¿Es Aisha no?- la joven asintió con un cabeceo y lo miro entre extrañada y desafiante.

- ¿Buscabais algún libro en particular Sulaidin?-pregunto la joven en un susurro sin apartarse de él observándolo desde abajo.

- No, solo curioseaba un poco, apuesto, Aisha, a que sois una ávida lectora ¿me equivoco?- ella sonrió con timidez.

- ¿Os apetece dar un paseo y tal vez hablarme del templo?- la joven miró casi con curiosidad el brazo extendido del joven en una invitación.

- Tal vez-contesto la joven echando a andar seguida por Sulaidin.

Los dos se pusieron a caminar por los patios y sus pasadizos porticados. Sulaidin le preguntaba por el Templo y ella le respondía para después preguntarle a él por muchas cosas. Desde cómo debía comportarse en tal o cual situación hasta como era el desierto y las ciudades, al parecer la joven, a pesar de toda su autoridad, resultó muy ingenua y desconocedora del mundo. Pero el sueño se rompió en cuanto uno de los dos hizo una pregunta que no debía.

- ¿Y porqué tú tan joven, eres la Guardiana del Templo?- ella palideció y negó con la cabeza, al darse cuenta de su error trató de rectificar-. Perdona Aisha, si no quieres contestar no lo hagas pero no…- ella le interrumpió y comportándose todo lo educadamente que podía se fue aduciendo que tenía cosas que hacer.

El joven se quedó solo en mitad del pasillo contemplando como Aisha desparecía por una puerta. Volvió con pasos rápidos y sin dirigir el más mínimo gesto a nadie a su estancia. Entró y cerró con cuidado. Por unos instantes, esos momentos que la joven había llenado con presencia, no se había sentido terriblemente triste por todo aquello que había perdido. Se tendió en su lecho y se entretuvo contemplando los azulejos del techo. Cuando un sirviente entró y le trajo la cena el joven dejó que se enfriara sobre la mesa y no se movió hasta bien entrada la noche. Las estrellas ya brillaban desde horas atrás sobre el firmamento cuando por fin se levanto del lecho y observo la estancia sumida en la oscuridad. Se asomo al pasillo tan solo para constatar que el guardia estaba en su lugar. Se acerco a la ventana de arco ojival y tras abrir la contraventana se asomo a la oscuridad nocturna. El frescor del valle lo golpeo atravesando sus finas ropas con impunidad. Pero algo en esa sensación fría lo colmo de vida como no lo hacía nada. Asomado ahí pensó en su destino, ya no era príncipe y su padre siempre se había quejado su orgulloso talante, decía que debía ser un poco más humilde. Pues que lección de humildad más grande que la de ser despojado de todo cuanto poseía. Con una sonrisita avispada en su rostro la puerta tras la que montaba guardia aquel hombre. Era una necedad creer que porqué fuese un príncipe no podría encontrar otra salida. Durante años se había escapado a la ciudad y se paseaba por sus calles y sus tejados, mezclándose con pilluelo callejeros sin nadie saberlo, ni siquiera el intrigante visir que parecía tener ojos en todas partes. Se subió al alféizar de la ventana y se encaramo a la fachada. Aprovechando desde las decoraciones a las grietas escalo por ella. Sabía cómo era el valle pero deseaba ver que había más arriba. A mitad de la subida una ráfaga de aire le golpeo y tuvo que agarrarse a una ventana para no caer. Con todas sus fuerzas se aupó al interior de la oscura estancia. A pesar del aire fresco que entraba por la ventana abierta el ambiente estaba caldeado por unos brasero que había repartidos por la estancia dando un tenue fulgor a las baldosas y azulejos. El joven examinó con atención la estancia. Era de lejos mucho más lujosa que la suya. También grande. Divida en dos, la primera parecía una especia de salita, y la segunda era la habitación propiamente dicha. Una cortina de seda dividía la estancia y las alfombras y cojines con bordados y decoraciones lujosas estaban repartidos por toda la estancia. Las dos mesitas que se encontraban en la salita eran de plata y el lecho que atisbo a través de la cortina de seda resultaba ridículamente grande. El joven se acerco a la cortina y la descorrió entrando en la habitación. La cama dominaba la estancia y a un lado podía verse una bañera con un espejo de cuerpo entero en la pared y un gran armario en el otro lado de la estancia. Sulaidin se movía en silencio con sus pasos amortiguados por la alfombra que cubría el suelo. Se quedó helado al percibir un movimiento en el lecho, había alguien durmiendo en él, su respiración resultaba tan tenue que el joven casi no la había captado. Por un motivo que no supo discernir se acerco al borde de la cama y observo a su ocupante. Aisha dormía plácidamente con su oscura melena en abanico y las sabanas delimitando la silueta de su cuerpo. El joven se acerco contemplándola embelesado creyendo que veía una princesa salida de la leyendas. Pero ninguna princesa tiene tan mal despertar. La joven abrió los ojos y empuñando un cuchillo que había sacado de debajo de su cojín apunto a la garganta del joven. Este se quedó helado en el sitio temiendo ser degollado. La joven lo miró sorprendida y bajo el arma cubriéndose con las mejillas arreboladas con las mantas. No es que estuviese desnuda, pero consideraba que la ropa de fino lino que usaba para dormir resultaba indecorosa para vestirla frente a un hombre. Sulaidin se relajo un poco al ver la daga apartarse de su garganta pero no se movió.

- ¿Qué haces aquí, como has entrado?-espeto la joven en susurros.

- Perdón no sabía de quien era esta habitación, yo estaba escalando y me caí y me agarre a lo primero que encontré. Cuando entré no sabía de quien era la estancia- respondió el joven aturullado mientras retrocedía.

- Espera, ¿Quieres decir que has escalado por la ventana hasta aquí?- el joven asintió retrocediendo, pero Aisha salió del lecho y se plantó en su camino.

- Bueno, sí supongo que no podría entrar por la puerta- trató de dibujar una sonrisa y de mirar a la joven a los ojos.

- ¿Dónde aprendiste a escalar?-pregunto la joven sin apartarse del camino.

- ¿Recuerdas cuando esta tarde te conté cosas de la ciudad? El príncipe no hubiera podido ver todo eso, ni salir solo de palacio, así que trepaba por los muros y corría por los tejados- comento encogiéndose de hombros y dibujando la más inocente de sus sonrisas.

- ¿Podrías enseñarme?- el joven trago saliva cuando Aisha hizo la pregunta acercándose a escasos centímetros de él.

- Supongo, porqué tú estás igual. Eres demasiado importante como para que te dejen hacer nada divertido- ella asintió bajando la cabeza abatida.

- ¿Cómo lo sabes?- Sulaidin señalo los aposentos.

- Te pareces un poco a mí cuando vivía en palacio, también yo tenía una jaula de oro- suspiro-. Además la primera vez que me fije en ti, en el patio esta tarde. Todo el mundo parecía tan sumamente distante contigo, y por lo que he visto aquí no hay otras personas que tengan tú edad.

- ¿Supiste eso solo con verme?- él asintió con desgana y se sentó en la cama sin darse cuenta.

- Mi padre me enseño ese truco, es como leer en las personas. Y a pesar de que el palacio fuese un poco una prisión ahora lo echo de menos. No queda nada de todo eso.

Aisha se había arrodillado frente al joven y sostenía su mano entre sus cálidos dedos. Sulaidin sonrió débilmente ante el consolador gesto de la joven. Ella le devolvió la sonrisa con sinceridad reflejándose en sus azules ojos.

- ¿Qué te hace tan importante para que oculten a alguien como tú entre estos fríos muros?-pregunto Sulaidin mientras pasaba uno de sus dedos por la mejilla de la joven.

La joven se sonrojo ante la forma de hablar y de actuar del joven. Pero él ni siquiera parecía consciente de cómo había reaccionado. Simplemente sus ojos oscuros que brillaban como dos negras perlas. Se levantó como despertando de un trance y miró a la ventana.

- Debería irme, no creo que sea buena idea que me quede- comentó el joven con aire aturullado mientras se encaramaba al alféizar.

Ella asintió notando como la frescura que entraba por la ventana erizaba su suave piel. El joven la miró una última vez y casi pierde el pie precipitándose al vacío. Había estado esforzándose tanto por mirar a la joven a los ojos que casi se había olvidado de su gran belleza. Al mirarla no pudo resistirse y bajo de la ventana se acerco a ella tomó sus rostro entre las manos y la beso con ardiente pasión. Ella sorprendida en un principió se resistió unos segundos. Pero acto seguido le rodeo con los brazos pegándose a él y devolviéndole el beso para sorpresa del príncipe. Sulaidin bajo la cabeza y siguió besando sus cuello mientras la empujaba con suavidad hacía el lecho. La joven dejo escapar un gemido entre sus labios enrojecidos por el beso mientras se dejaba llevar. Sulaidin la recargo sobre la cama y la empujo suavemente separándose de ella al tiempo que dejaba de besar su clavícula que el ligero camisón de lino dejaba al descubierto. Aisha con las mejillas enrojecidas y la respiración entrecortada miró al joven desde su posición tumbada sobre el lecho. Ella abrió las piernas y rodeo con ellas a su amante trayéndolo hacía ella. El joven se desembrazó de la túnica corta que llevaba y comenzó a subir el camisón de la chica. Al tiempo que hacía eso, acariciando las torneadas piernas de la joven, mordió y beso con su cálido aliento los pezones de Aisha que se erguían bajo la tela. Ella dejando escapar un jadeo levanto lo brazos por encima de la cabeza. Sulaidin se levanto y saco le camisón con delicadeza por encima de su cabeza dejando su virgen y trémulo cuerpo libre de cualquier prenda. Con una mirada calculadora recorrió el cuerpo desnudo de la joven, y el bulto que crecía en sus pantalones se hizo más duro. Las largas y torneadas piernas daban paso a un vientre plano y unos pechos redondos como naranjas y duros, con sus pezones de un suave color café empitonados. Sulaidin acerco su boca al cuello de la joven y comenzó a besarlo y mordisquearlo mientras ella se arqueaba y soltaba débiles jadeos y gemidos. Siguió descendiendo con su cálida lengua hasta el nacimiento de los senos. Ahí se detuvo unos instantes y mientras sopesaba y pellizcaba el pezón de uno con la mano, el otro era chupado y mordisqueado con suavidad. Aisha se arqueo con violencia y soltó un hondo gemido de placer mientras el primero de sus orgasmos llenaba la estancia con su sonido. Sulaidin sonrió para sí mientras descendía por su plano abdomen dejando tras de sí un rastro de besos. Finalmente se detuvo observando su premio, el monte Venus de aquella joven. Se quedó impresionado, la joven lo tenía rasurado sin un solo pelo. Se relamió los labios mientras sonreía a la joven que lo miraba expectante con sus pezones sacudiéndose por la rápida respiración. Metió la cabeza entre las piernas de la joven y recorrió con lentitud se raja de abajo arriba. Ella se arqueo soltando otro sonoro gemido. En ese momento el joven comenzó a pasar la lengua de abajo arriba con una cadencia cada vez más rápida. Los gemidos de la joven pronto llegaron a otro orgasmo largo y sonoro. Sulaidin abrió la boca recibiendo los jugos de la joven ninfa y la cerro sobre el botoncito apretándolo suavemente con los dientes. Tal acto hizo que Aisha soltase un grito de placer y se sacudiese alargando el orgasmo ya de por si intenso. El chico se levanto y se acerco besando a la joven y jugando con su lengua. Ella respondió con ansiedad y torpeza pero esta quedo sustituida por la pasión. El chico se levanto y se bajo los pantalones liberando al fin su herramienta. Aisha miro con fascinación aquel palo de dura carne oscura y vello rizado en la base. Se dio la vuelta sobre la cama quedando su rostro a apenas unos centímetros del glande. Alargo uno de sus brazos y con las yemas de sus dedos recorrió su palpitante superficie recorriendo con sus pequeños y suaves dedos las venas. Entonces la aferro y él soltó un gemido ronco. Ella lo miró con lascivo placer.

- Sulaidin, quiero devolverte el placer que me has dado, túmbate en la cama- él obedeció sin rechistar y la joven se coloco con la cabeza sobre la herramienta del joven.

Apartando su oscura melena a un lado lanzó una mirada nerviosa al joven que yacía tumbado y se pasó la lengua por los labios. Acercándose dio un suave beso en el glande mientras acariciaba la base con una de sus manos. Él incorporó la cabeza y con una sonrisa complacida susurro:

- Usa la lengua Aisha, la lengua y los labios, esos labios tan bonitos y carnosos que tienes- ella le sonrió el cumplido y sacando la lengua lamió desde la base hasta la punta del glande recorriendo con lentitud el tronco.

Después de un par de veces más la joven introdujo el glande en su boca y comenzó a pasarle la lengua alrededor mientras bajaba y subía, al igual que hacía su mano casi por instinto. Poco a poco fue acelerando el ritmo a medida que sus labios se fruncían sobre ese palo de carne constriñéndolo en un fiero beso. Sulaidin movido por el placer coloco una mano en la nuca de la joven y subió las caderas. La chica aunque sorprendida se tragó gustosa todo el tronco hasta que sintió el glande tocando su garganta. La mano que rodeaba el tronco se había trasladado a sus huevos que masajeaba y apretaba proporcionándole más placer. Tras un intenso trabajo Sulaidin se tenso en un orgasmo mientras los torrentes de cálido líquido se desparramaban por la garganta de la joven. Ella a pesar de la sorpresa siguió subiendo y bajando a la par que tragaba esos chorros que recorrían su garganta. Lo hizo con tanto esfuerzo que trago hasta la última gota que pudo recoger y después recorrió el tronco con la lengua para limpiarlo bien. Tras relamerse como una gata se tumbo junto a Sulaidin.

- Me encanta tu sabor- le susurro ella entre lo que parecían ronroneos satisfechos.

- También a mí el tuyo- el joven la rodeo con un brazo y beso su frente-. ¿Quieres que te haga el amor Aisha?- pregunto el joven mirándola a los ojos.

- ¿Y que hemos estado haciendo hasta ahora?-le pregunto ella divertida.

- Esto solo eran los preliminares-respondió el joven apretándose contra ella para que notase que volvía a estar duro.

- Sulaidin, hazme mujer, hazme tuya- respondió la joven casi jadeando.

Sulaidin se levanto y la coloco con la cabeza apoyada en los cojines y las piernas abierta frente a él. El chico se incorporo y tomo su venoso miembro con una de sus manos acercándolo al monte Venus. Comenzó a restregar la punta contra la entrada notando como la joven se humedecía hasta estar totalmente encharcada.

- Estás muy mojada Aisha- le comento con una lasciva sonrisa el joven mientras ella se sonrojaba respirando entrecortadamente.

En ese instante introdujo la punta y fue avanzando hasta que topo con una resistencia. El joven sonrió para y se inclino sobre la joven besando su busto y subiendo hasta estar frente a frente.

- Tal vez te duela un poco amor mío- le dijo con suavidad.

- No me importa- respondió con convicción la joven.

Él la beso en los labios y se hundió lentamente en ella, al romperse el himen la joven soltó un jadeo y abrió los ojos mucho, pero aguanto el envite. Cuando el largo miembro del joven estuvo completamente dentro de ella, la joven suspiro sintiéndolo tocar casi el útero. Se quedaron en esa posición unos instantes. Pero al cabo de un rato Sulaidin comenzó a moverse lentamente. Poco a poco el dolor fue remitiendo convirtiéndose en placer, y los jugos de la joven facilitaron el transito. En poco rato el joven se deslizaba adentro y afuera con rapidez y Aisha gemía y jadeaba con más fuerza incluso que él.

- Aisha estas tan estrecha- comento él entre jadeos.

- Y tú me llenas Sulaidin-respondió la joven entre un gemido y otro.

Sulaidin se inclino sobre ella mordisqueando su hombro y besándola a lo largo se dé su clavícula y de vuelta. Mientras ella le rodeaba con las largas piernas reteniéndolo contra su cadera y con los brazos pegándolo a su cuerpo. Con un grito se corrió en otro orgasmo animal clavando sus uñas en las espalda de él. La joven le miró empapados como estaban ahora en sudor y se besaron. Al separarse él le aparto un apelmazado mechón negro que se había pegado a su cara con el sudor. Ella notó como el todavía seguía duro y sujeto su cara entre las manos mirándole con la interrogación escrita en esos bellos ojos azules.

- Todavía no hemos terminado amor- fue toda su contestación, a lo que ella soltó una risa estridente y lo abrazo-. Ponte a cuatro patas Aisha- le instó el joven.

Ella se levanto deprisa colocándose como su amante le había pedido, no solo para satisfacerle a él, ella deseaba que la volviese a penetrar. Pero algo en su mente se había vuelto perverso con este nuevo mundo. Todavía dando su primeros pasos en esta nueva experiencia se sentía exultante. Agitando como si de una cola se tratase su respingón trasero, que no destaca por ser grande pero si firme y redondeado habló con voz melosa y una expresión totalmente perversa en su rostro aniñado.

- Dame más fuerte esta vez amor, quiero correrme salvajemente- incluso Sulaidin se quedó impresionado al oír aquellas palabras salir de la boca de Aisha.

Pero a pesar de la impresión se dispuso a complacer a su amante en su petición. Solo de ver como la joven agitaba aquel culito de forma sensual y se mordía le labio inferior su cansancio desapareció como por arte de magia. Se acerco de rodillas y sujeto a la joven por su cinturita de avispa mientras apuntaba a su monte Venus. Con un veloz y salvaje movimiento la ensartó y ella soltó un alarido. Pero en su rostro no apreció reproche alguno, solo una expresión que instaba al príncipe a continuar. Así que cumpliendo sus deseos el joven la penetró con fuerza y rapidez una y otra y otra vez. Ella gritaba de placer mientras chorreaba jugos y su espalda se arqueaba. Sulaidin estaba embriagado por la entrega y el placer que le proporcionaba esa ninfa. Inclinándose sobre ella paso su lengua por el centro de su espalda bajando de nuevo con una línea de besos mientras seguía con sus salvajes arremetidas. Sobre su espalda como estaba desplazo sus manos de sus costados siguiendo la línea de sus costillas, sintiendo la entrenada musculatura de la joven bajo su tersa piel y llego hasta sus pechos. Comenzó a magrearlos y pellizcarlos con delicadeza a la vez que arremetía como una fiera salvaje contra la joven con su miembro. Ella se arqueo en dos orgasmos de los más salvajes en los que grito y se arqueo tanto que Sulaidin temió que los guardias entrasen para ver que le ocurría a la Guardiana. Ella pronto le pidió que parase. No porqué estuviese ella cansada o dolorida. Sentía calambres en las piernas y las rodillas agarrotadas. Por ese motivo le pidió a Sulaidin cambiar de posición. El joven se tumbo en la cama cuan largo era y le dijo que montase sobre él. Ella pasó una pierna sobre él y el joven no pudo evitar acariciar esa dura y torneada pierna provocando que a la joven se le erizase la piel ante tal suavidad. Ella se coloco a horcajadas sobre él y sujeto su miembro con una mano para apuntarlo bien. Con lentitud lo deslizo en su interior a la par que descendía hasta que sus caderas estuvieron piel con piel. Ella apoyo sus manos sobre el pecho de él enmarcando entre sus brazos extendidos sus jugosos pechos con los pezones erguidos. La sonrisa que dibujo él se convirtió en una expresión de placer cuando la joven empezó a subir y bajar. Ella sentía como entraba y salía y ahora era ella la que llevaba el ritmo, aun cuando Sulaidin subiese las caderas para clavarse con más profundidad. Ella gemía de nuevo con cada bote que daba sobre el miembro del joven mientras doblaba su espalda hacía atrás cuando el placer llegaba a su punto culminante. El joven se incorporo sin que Aisha dejase de cabalgar sobre él. Tomó uno de sus pezones de aureolas color café entre los dientes Ella rió de placer. Entre el frenesí el joven consiguió articular unas palabras que ella escucho con satisfacción.

- Ya viene, no puedo aguantar más- gimió él mientras de derramaba en la entrañas de ella.

Por toda respuesta ella soltó un aullido mientras un orgasmo provocado por el de él la sacudía a su vez. Los dos cayeron agotados y sudorosos pero satisfechos. Los dos jóvenes se introdujeron entre las sabanas, totalmente vencidos, o al menos eso creía Sulaidin. Pero el apetito y la perversión de su amante todavía no habían sido saciadas. Unas horas más tarde, bien entrada ya la noche el joven se despertó con un cosquilleo entre las piernas, al mirar hacia abajo sonrió ante la agradable sorpresa. Inclinada sobre su miembro se encontraba Aisha, quien lo introducía entre sus labios haciéndolo aumentar paulatinamente de tamaño. La joven al percatarse de que se había despertado le sonrió echando su melena oscura a un lado y se introdujo todo el miembro entre los labios sin dejar de mirarlo con lascivia. Poco después había adquirido un buen tamaño y ella se incorporo colocándose sobre él y frotando su cuerpo contra el suyo. Se sonrieron mutuamente mientras volvían a besarse con lentitud. Ella se levanto y salió del lecho colocándose contra la pared y moviendo de nuevo su culito de forma sensual y provocadora mientras se sostenía sobre las puntas de los dedos. Sulaidin se levanto y se acerco a ella. Cuando estuvo a su espalda la empujo hasta apretarla contra la pared y comenzó a frotarse de nuevo contra ella. Pero la joven se escapo de sus brazos y negó admonitoriamente con un dedo mientras sonreía traviesamente. Volvió a ponerse contra la pared y abrió las piernas sonriendo.

- Quiero que me des por detrás- él se acerco metiendo sus dedos en su monte Venus y ella negó-. No por ahí amor, por el otro lado- Sulaidin la miró pasmado pero una sádica sonrisa se dibujo en su rostro.

- Lo tienes muy pequeñito- le susurro mientras le mordía el lóbulo de la oreja y la empujaba contra la pared colocando sus manos sobre las de ella.

- Pues ábremelo cariño-respondió la joven deslizándose abajo y arriba pegada a la pared, sintiendo como sus pezones se endurecían al contacto con los fríos azulejos de la pared.

- Como quieras- respondió él soltando una risita.

Empapando sus dedos en los jugos del monte Venus se aplico a primero introducir un dedo y hacerlo rotar para ampliar el espacio. Así hasta que consiguió meter tres dedos en aquel agujerito. Mientras tanto ella se sacudía por espasmos de placer contra la pared. Finalmente el joven juzgo listo el orificio y se levanto. Separándose un poco sujeto de nuevo por la cintura a la joven. Sus manos eran dos tenazas que se cerraron sobre la cintura de la joven. Ella por su parte se inclino hacía delante apoyando las manos en la pared y arqueando la espalda para hacer sobresalir su trasero respingón. Sulaidin, elevándose con su estatura una cabeza por encima de la joven le dio un mordisco juguetón en el hombro y habló con una voz autoritaria.

- Ahora cuando empiece voy a terminar, aunque te duela, no deberías haberme provocado amor, grita cuanto te plazca voy a taladrarte- ella se resistió un poco asustada pero las caricias del joven la tranquilizaron.

Con el glande apuntando a la entrada se apretó contra ella. La joven sintió como su entrada se abría como una flor antes ese monstruo rabioso de carne. Las lágrimas pugnaron por salir de sus ojos y el dolor parecía no acabar. Pero su perversión hizo que apretase los dientes, deseaba tenerlo dentro dándole placer. Poco después él se detuvo y el dolo remitió, ella sonrió mirándole y con tono malicioso preguntó:

- ¿Ya está?- él le devolvió la misma sonrisa.

- Eso solo era la punta- la respuesta provoco que ella abriese los ojos como platos.

Por todo gesto Sulaidin comenzó a empujar de nuevo con sadismo sin detenerse. Ella soltó auténticos aullidos de dolor, pero el joven no se detuvo hasta estar completamente dentro de ella. Cuando toco fondo beso a la joven y acariciándole le susurro que ya estaba toda dentro. Besando una de sus orejas le pregunto si deseaba que la moviese y ella asintió. Al principió se movía con lentitud, ayudado por los jugos que había introducido con los dedos. Mientras hacía esto ella gemía en una mezcla de dolor decreciente y placer en aumento. Pronto el dolor había remitido hasta un punto insensible. Pero parte de ese dolor era lo que a su vez le proporcionaba placer. El joven comenzó a moverse más rápido mientras notaba el agujero plegarse alrededor de su miembro y comprimirle llevándole al éxtasis como nunca antes. Las arremetidas siguieron subiendo de calado hasta hacerse tan brutales que Aisha gritaba y aullaba en una mezcla de placer y Sulaidin gemía y jadeaba. Ella le pedía que le diese con más fuerza y el la obedecía empotrándola contra la pared y clavándosela con tanta fuerza que la levantaba del suelo y todo. La chica pronto no pudo sostenerse contra la pared así que él la tumbo en el suelo sobre un alfombre y siguió atacando. La joven con el rostro pegado al suelo parecía poseída mientras expresaba de forma salvaje sus orgasmos. Sulaidin sintió como en uno de esos orgasmos las paredes de la joven apretaban su miembro y no pudo aguantar más derramando los chorros de cálido líquido en su interior. Ella se quedo tendida como estaba con el trasero en pompa rezumando aquel líquido blancuzco mientras él respiraba jadeante.

- Ha sido genial cariño- murmuro Aisha al joven mientras se sentaba sobre la alfombra.


Enviciao con el conejo

$
0
0

Esta historia que les voy a contar le ocurrió a Adela , la heroína de este cuento, una señora que en los tiempos de este relato tenía 34 años y corría el año 1977.

Adela era una chica de pueblo, muy buena persona, pero un poco lela, vamos…. que no tenía muchas luces. Estaba casada con Paco, un peón de albañil que en aquellos momentos, cuando ocurría esta historia, estaba en el paro. También vivía con ellos la suegra, doña Amelia, una mujer pedante, agria y muy retorcida.

Adela se había casado en su pequeño pueblo de Extremadura hacía 9 años. Se casó porque sus padres pensaron que era lo que debía de hacer y era lo que se esperaba de una chica normal. Tenía que formar una familia, traer hijos al mundo y ser una buena cristiana, Así que al primer mozo del pueblo que se puso a tiro se lo endosaron y como ella era muy obediente…se casó. Después de la boda, vinieron a la capital a trabajar, porque su marido encontró trabajo en la construcción y como todo el mundo emigraba de los pueblos en busca de los adelantos de la ciudad, ellos también lo hicieron. En el pueblo solo se podía trabajar en el campo que era muy duro y por eso se fueron a la ciudad como toda la gente joven en busca de una vida mejor.

Como no tenían piso propio, tuvieron que alquilar un piso. Al poco tiempo, la suegra Doña Adela, les ofreció que ella compraría un piso a condición de vivir con ellos, hasta que pudieran comprar uno, pero junto con el piso, en el lote se les vino también la suegra, Doña Amelia, a vivir con ellos.

Como su marido estaba en el paro desde hacía año y medio, Adela trabajaba en la economía sumergida cosiendo zapatillas en su casa. Se pasaba todo el día en la máquina de coser trabajando, mientras oía la radio y los exabruptos de su suegra. Su marido se iba a buscar trabajo al bar en el que se pasaba todo el santo día. Esa era su rutina día tras día, coser y coser, ir a hacer la compra y atender la casa, mientras que su suegra se dedicaba a decirle improperios. Su mayor ilusión era que su marido encontrara trabajo para poder salir de la vida tan mísera que llevaban.

En cuanto a sus alegrías eran mas bien pocas, su marido, de vez en cuando le echaba un polvo rápido….rapidísimo… y a ella aquello le resultaba penoso y sucio. La dejaba pringada y sin el menor signo de cariño. Desde la primera vez que lo hizo que fue con su marido y le hizo bastante daño, entendió que aquello era una de las obligaciones del matrimonio….darle gusto al hombre lo mas rápido posible para que la dejara dormir en paz. Lo peor de todo, es que además, no venían hijos y eso era lo que ella mas deseaba en el mundo….aunque en esos momentos no habría sido una buena noticia, por que con la estrechez económica que tenían, no estaba el horno para bollos.

Adela era un poco lela, pero tenía un cuerpazo de hembra de impresión, lleno de curvas, digno de una vedette. Ella era grande con anchas caderas y unos pechos bastante voluminosos. Sus piernas eran potentes y con los tobillos anchos. Se había criado fuerte cuidando el ganado en el pueblo Claro que, este cuerpazo no lo lucía nada, y pasaba bastante desapercibida entre los hombres. Además no era guapa, no llegaba a ser fea…fea.. pero es que su cara no era muy agraciada, y como encima no se arreglaba nada, no resultaba nada atractiva. El pelo lo tenía de color castaño y siempre recogido en un moño. Vestía con poco gusto…ropa de mercadillo…batas estampadas de color gris con la falda por la rodilla, chaquetitas de lana y mocasines negros con muy poco tacón…..vamos que a la vista resultaba una señora de tantas, de esas que van al mercado con la bolsa de la compra…… y aquí comienza nuestra historia.

Había acudido como cada día al mercado a ver que podía comprar con el mísero presupuesto que tenía. Debía esmerarse mucho porque la comida tenía que ser digna de Doña Amelia y de su marido, porque los dos tenían un morro de cuidado.

Ella se preocupaba en atenderlos lo mejor posible, sobre todo para no oir las quejas de su suegra, que aprovechaba cualquier tontería para ponerla a “bajar de un burro”…

Ya había comprado el pan y la verdura para la ensalada e iba mirando los puestos a ver si encontraba alguna ganga. Ya tenía pensado comprar un poco de tocino para el cocido y un pedazo de choricillo para darle gusto, pero al pasar por el puesto del señor Manolo, el charcutero, se acercó a ver el género por curiosidad.

-Caray, doña Adela cuanto tiempo sin verla…..que guapa viene usted hoy…

-Quite, quite…..zalamero…..

-De verdad…..que le sienta muy bien la primavera……a ver.. que le pongo…

-No se….. solo estoy mirando…..¿a cuanto está hoy el conejo?

-Pues mira…. mira que hermosos los tengo…..y están muy baratos…a 80 pesetas el kilo

-Uy, que barbaridad¡¡¡¡¡ …… a 80 pesetas…….ni que fueran de oro

-Pues de oro no son, pero están bien rellenitos. Me los han traído hoy mismo y son de primera ….los han criado con pienso del mejor….mire, mire…. cójalo si quiere.

-No, no ….. ya veo que tiene buena pinta y bien estofado tiene que estar riquísimo….pero…. me parece muy caro…..y tengo yo un presupuesto muy, pero que muy ajustado…… a ver si mi marido encuentra pronto trabajo…..que si no vamos a tener que comer todos los días pan con pan.

-Bueno, bueno….seguro que encuentra trabajo pronto….no se preocupe….. mire le voy a hacer un favor….luego, a la hora de cierre del mercado se puede pasar y si me ha sobrado alguno se lo dejo a mitad de precio….¿que le parece?

-¿A cuanto a 40 pesetas?….. no sé, aún así me parece caro….

-Bueeeeno…. ya discutiremos el precio….a lo mejor se lo puedo bajar un poquito mas…

-Bueno…ya veré…. un día es día ……ya pasaré ,,,,a ver si tengo suerte y le ha quedado alguno…..

-Muy bien…¡guapa¡….¡hasta luego¡

Adela se quedó mirando los puestos un rato, ya faltaba poco para la hora del cierre y aunque se le iba a hacer tarde para hacer la comida, merecía la pena comprar el conejo a ese precio, se iban a dar un banquetazo y su suegra tendría que morderse la lengua y no le daría la tabarra de todos los días …..”que si cocinas fatal….que si no sabes comprar….que no sabes aprovechar el dinero”…..

Cuando empezaron a bajar las verjas de los puestos y el mercado se fue quedando vacío, se acercó hacia la charcutería donde el Señor Manolo, además de los productos de charcutería también vendía conejos y pollos que le servían de una granja familiar.

Ya tenía medio bajada la verja y había retirado parte del género.

-¡Señor Manolo…Señor Manolo….¡ ¿está usted por ahí?

- ¡Vaya…..¡ si es la Señora Adela….venga pase… pase por debajo del mostrador. Mire, tengo una pieza que le he guardado, que es el “no va más”….

Adela pasó por debajo del mostrador y entró en la trastienda, un cuartito donde el Señor Manolo guardaba el género en unas cámaras frigoríficas y donde también tenía montado un pequeño saloncito, un sofá, una mesita y un par de sillas. Allí se juntaba a veces con los otros tenderos a echar la “partidita” a las cartas y hasta tenía una televisión. Adela se quedó impresionada al ver el pequeño santuario del Señor Manolo, pero lo que mas le impresionó fue la decoración de las paredes….estaban todas llenas de calendarios de tías macizorras en bolas, posters de revistas de tías enseñando unas tetas de impresión y hasta había un par de carteles con unas señoras abiertas de piernas enseñando el chumino con el vello bien perfilado.

En aquellos tiempos fue la época del destape y España se fue llenando de desnudos femeninos en las revistas. Llegó a ser todo un hito nacional que marcó aquel tiempo. Los primeros desnudos que salían en las revistas eran muy ingenuos y “Light” pero lo suficiente para los deseos aperturistas de aquel tiempo .Los coños de las “titis” no se mostraban en las primeras revistas que empezaron a salir y solo en alguna como el “Penthouse” se atrevía a mostrar algún chochito peludo.

-Pase…pase…que ahora mismo le preparo el conejito que le he guardado,,,,pero espere un momento que termine de cerrar la verja, no vaya a haber algún listo que se me lleve algo del mostrador…

Adela se quedó toda cohibida en medio del saloncito sin querer mirar mucho la decoración de las paredes, pues le daba vergüenza.

El Señor Manolo era un señor mayor, andaría por los 56 años y era viudo sin hijos. Un poco calvo y regordete. Su cara era risueña pero con muchas arrugas. Siempre llevaba el delantal blanco de charcutero y lo que más chocaba de él, era su buen humor. Se pasaba el día echando piropos a las señoras y tenía la habilidad de ver siempre el lado bueno a las cosas, así que la clientela le tenía mucho aprecio.

Adela oyó como cerraba la verja.

-Qué le parece mi saloncito….¿le gusta?….

-Si…si….mmmm…si es muy bonito…-le respondió toda cortada-

-Aquí me paso el día…sabe usted…. a veces vienen los amigos y echamos una partidita… o me pongo la tele…….pero…

siéntese…siéntese… mientras le envuelvo el conejo…mire, mire, que hermosura de conejo….¿que le parece?….

-Es muy grande….¿no me va a costar muy caro?…..

-¡Que va¡….se lo voy a dejar baratísimo…..porque me cae usted muy bien…¡sabe?…. además me está haciendo un poco de compañía, una señora tan guapa como usted…

-Bueno, bueno…..

-Desde que murió mi Encarna….¡Que Dios la tenga en su Gloria¡,,,,,, me encuentro bastante solo….¡Ay…mi Encarna…..¡

-ya lo siento señor Manolo….que le vamos a hacer…así es la vida…. le acompaño en el sentimiento…..

-Gracias, maja….ya van a hacer cuatro años que me dejó….pero… en fin…..como ve usted, aquí me pongo en las paredes estas fotos de chicas guapas y así no me siento tan solo….¿no le parece?

-…..ehhh….si….si… pero son un poco cochinas….

-¡Que va¡ si son muy hermosas….y muy alegres…¿ no ve que están todas sonriendo?…

-…si….si…

-Quien pudiera coger una de verdad… a mi me encanta el verlas y me suben la moral….sobre todo esas….las que enseñan el conejo…..esas….son mis preferidas….lo que daría yo por un conejo así….

Adela como una ingenua levantó la vista para buscar a las chicas que tenían algún conejo y no vio ninguna, todas estaban desnudas pero ninguna tenía un conejo…

-No veo ningún conejo….

-Si…esa y esa…-le dijo señalando los posters- .no lo ve…lo tienen tan peludito y rizadito….están diciendo…¡cómeme¡….

-Ay, señor Manolo… es usted un poco….un poco cochino…

-¿Por qué?…¿porque me gustan los conejos?…. no solo me gustan ….me encantan….lo que daría yo por uno….uno vivito y de verdad… Oye, Adela… ¿tú me harías a mi un favor?……

-¿Qué favor, señor Manolo?….

-Mira…. si tu… me enseñas tu conejito…..te regalo este estupendo conejo que te he guardado..¿que te parece?…..

-pero, pero….está usted loco…. no ve que soy un mujer casada….

-ya lo sé Adela….pero es que eres tan guapa y tan maja….solo con que me lo enseñaras un poquito…..me ibas a a hacer tan feliz….

-de ninguna manera….

-venga,… no seas tímida, seguro que lo tienes mas bonito que esas de la pared….

Adela se levantó con ademán de marcharse.

-espera, espera….no te enfades….si solo es por hacerme un favor…. es que ya hace cuatro años que no veo uno de verdad….mira,,, me lo enseñas con las bragas puestas…. solo verte las braguitas….te levantas un poco la falda y……te llevas el conejo

-pero señor Manolo…..es que me da mucha vergüenza…¿cómo voy a hacer eso?

-venga mujer….solo un poquito…..hazme ese pequeño favor….fíjate que conejo tan hermoso te voy a regalar…. lo menos pesa tres kilos….con ese tenéis par comer tres días y menudo banquetazo…

Adela, miró el conejo y luego miro la cara de niño bueno que ponía el señor Manolo y dudó…..

-Ay, señor Manolo… es que me da mucha vergüenza…yo le haría cualquier favor …pero eso es una cochinada.

-Mira, tu no te preocupes que no se va a enterar nadie…..te levantas un poquito las faldas y cierras los ojos…así no te da vergüenza…..

-Ay, que no….que no voy a hacer eso…que me da vergüenza….

-venga….que tu eres mas guapa que cualquiera de estas “gachís” de las revistas…..solo un poquito….

Adela, volvió a mirar al conejo….después al señor Manolo…que le estaba dando pena, no podía soportar la carita triste de niño bueno, ….

-Bueno….pero que no se entere nadie y solo un poquito….

-muy bien , maja…que feliz me vas a hacer…..

El señor Manolo se sentó enfrente de ella como preparándose para ver un espectáculo.

-vamos….guapa…mas que guapa… que eres la mas guapa de todas mis clientes….

-Ay Señor Manolo…que cosas me dice………es que me da mucha vergüenza…..

-venga tonta….que no se va enterar nadie…..

Adela, cerró los ojos y se cogió las faldas y empezó poco a poco a subirlas.

-Así, así….que piernas tan bonitas…..que maciza estás…venga un poco mas…..

Siguió levantando la falda hasta que quedaron sus muslos al descubierto. Adela sentía la mirada del señor Manolo en la piel y notó como un cosquilleo que le recorría toda la espalda.

-venga sigue, sigue… un poco mas….¡que hermosura¡…

Dio el último tironcito y quedo al descubierto el triangulo blanco marcado en sus bragas blancas

-Así, así que buena estás….sigue…sigue… un poco mas..

Levantó un poco mas la falda…. y de pronto se sintió consciente y avergonzada de la situación……dejó caer la falda se dio media la vuelta, cogió su bolso y salió corriendo por la puertita de debajo del mostrador.

Echó a correr hacia la salida del mercado que ya casi estaba vacío.

-¡Adela….señora Adela¡ ¡que se deja el conejo¡….-le gritó el señor Manolo que había salido detrás de ella. Adela se dio la vuelta volvió hacia el puesto, cogió el paquete con el conejo de un tirón y se marchó a toda prisa.

-¡Adios, maja¡ y vuelva usted mañana…..

“Enviciao” con el conejo 2

Adela llegó a su casa toda sofocada. Su marido y su suegra estaban sentados delante de la tele con una cara de “cabreo” de cuidado.

-Donde estabas…..te parece bien llegar a estas horas…. y todavía no has preparado la comida…..

-ya te decía yo, hijo…que esta ”espabilada” no te convenía…que era una listilla y una vaga….ya ves, mira que horas para atender a su marido…

Adela soltó de golpe el paquete encima de la mesita del saloncito.

-Ahí tiene señora….ahí tiene el motivo por el que he llegado tan tarde, me he tenido que quedar hasta última hora en el mercado para conseguir esta ganga y encima luego para que me echen la bronca…

La suegra abrió el paquete sacó el conejo

-¡Vaya¡….menuda pieza….que conejo tan grande y hermoso ……pero…..esto te tiene que haber costado una fortuna.

-Pues no… me ha costado muy barato y todo por que yo se comprar y porque me preocupo por esta familia…..

-Bueno…bueno….que humos trae aquí la “duquesa”…..a ver ahora como lo preparas…que estamos muertos de hambre….

Se quedaron los dos mirando la televisión y Adela se fue a la cocina a preparar el conejo. Mientras lo iba cocinando se acordaba del señor Manolo….. ella con las faldas levantadas y cómo él la miraba….que vergüenza, no lo volvería a hacer mas… ni tan siquiera volvería a pasar por el puesto del señor Manolo……aunque…..menudo conejo….y solo por enseñarle un poco las bragas…..mas se enseña cuando estás en la piscina en traje de baño y no se escandaliza nadie…..además….el pobre….no es mas que un viejo…..y viudo….que no tiene a nadie que le consuele…..y total, si eso le alegra un poquito la vida….solamente por ver un poquito las bragas….y menudo conejo….lo que me he ahorrado……pero……aun así es una cochinada….menudo viejo verde…..pero…..me tendré que confesar porque seguramente eso será pecado…….

-¡¡¡¡Adela¡¡¡¡……vas a tardar mucho…..estamos muertos de hambre…

-¡ya va¡….¡ya va¡…..enseguida estará preparado

Al rato sacó el conejo estofado con unas patatas a la panadera que estaba para chuparse los dedos y lo sirvió en los platos. La suegra y el hijo se lanzaron sobre la pitanza como lobos hambrientos.

-está bueno…….está muy bueno….

-si está muy bien pero seguro que yo lo habría preparado mejor…

-Claro que si, Madre…..usted lo habría preparado mucho mejor….

-desde luego….yo tengo una mano para la cocina que está lela no tendrá nunca….

La pobre Adela se mordía la lengua por no discutir, aguantando los desaires de los dos energúmenos con resignación y la vista perdida en el conejo que iba desapareciendo…. Cuando terminaron de comer se volvieron a ver la tele y Adela se quedó comiendo lo que le habían dejado. Después se puso a recoger mesa mientras pensaba…

-por lo menos me he ahorrado cien pesetas…. y me las voy a quedar para comprarme algo de ropa……además me ha quedado medio conejo…..osea que me ahorro también la comida de mañana…

Aquella noche en la cama, su marido le puso la pierna encima….

-Adela…. ven que te voy a echar un polvo…..

-Ay….. no …..que me duele mucho la cabeza……

-venga tonta……que termino pronto y te dejo dormir…

-Ay Paco … que no….hoy no , que no me encuentro nada bien…creo que me estoy poniendo enferma…..

-Ay, que tonta eres¡….pues tu te lo pierdes…..y luego dices que no te hago caso……

-Que no…Paco…..que me duele la cabeza…….

El marido se durmió al fin y Adela se durmió pensando en su aventura con el Señor Manolo.

Al día siguiente no paró de darle vueltas al asunto y se quedó convencida de que nunca mas volvería a hacerlo….aunque el Señor Manolo le daba mucha lástima ….pero nunca mas, no lo haría nunca mas.

El conejo que había sobrado desapareció en otro banquetazo de la suegra y su hijo.

-Bueno….hay que decir que esta vez, has hecho una buena compra y has preparado bastante bien el plato….a ver si sigues así…que con las comidas que nos sueles preparar nos vas a matar de hambre.

-si…doña Amelia….

-a ver si encuentras para otro día otro conejito baratito…..

-ya miraré …ya miraré….

Al día siguiente, Adela volvió al mercado y empezó a mirar los puestos como de costumbre, intentando llenar la cesta de la compra con lo más barato que pudiera encontrar. Aunque ella no quería, sus pasos le llevaron hacia el puesto del señor Manolo,…. así que cuando pasó cerca se quedó mirando de reojo sin acercarse demasiado.

El señor Manolo al verla la llamó con la mano. Ella hacía como que no era a ella a la que llamaba hasta que una señora se le acercó y le dijo:

-Señora, que le está llamando el charcutero….

-Eh? ….ah… si…si….¿a mi?…ya voy…

Adela se acercó hacia el puesto poniéndose colorada como un tomate.

-Señora Adela, ¿que tal está?….qué .. ¿estaba bueno el conejo que se llevó el otro día?

-Si…si…estaba muy bueno…

-es que para señoras tan guapas, siempre guardo lo mejor.

Otra señora que estaba esperando su turno, empezó a quejarse…

-venga señor Manolo, que yo estaba antes y a mi no me dice tantas zalamerías…

-Como que no…yo trato a todas mis clientas bien….pero es que la señora Adela sabe apreciar muy bien la mercancía y le guardo lo mejor de lo mejor…..¿verdad que si?….¡bueno¡ vamos a ver…luego, señora Adela, se pasa usted por aquí que le tengo reservado una pieza todavía mejor que la del otro día….¿que le parece?…

-Ay señor Manolo, no se….

-Jolín maja como te trata el Señor Manolo…no te podrás quejar….

-Si…. es muy atento conmigo….

-Yo siempre estaré a su disposición…ya lo sabe….para mis clientas, lo mejor…¿ se pasará entonces?… es una pieza excepcional

-Ya veré….. no sé….

-Oiga…déjese de tanto “parloteo” y atiéndame a mi….que tengo prisa…

-vale, vale….ahora mismo le atiendo …..eh….hasta luego señora Adela, para luego ya le tendré preparado el paquete…. bueno, a ver señora …¿que le pongo?…….

Adela se quedó pensando y debatiéndose otra vez en un mar de dudas.

-No puede ser….no está bien….pero…..total el pobre ….me piensa dar otro conejo…y mejor que el del otro día….¡jolín¡….es que me da vergüenza……bueno ….tampoco es para tanto……total por enseñarle un poco las bragas….

Entre devaneo y devaneo se fue haciendo la hora del cierre.

-Lo que voy a hacer…es decirle que no…. que no pienso hacerlo otra vez…. y se lo voy a decir a la cara…..que se habrá creído…menudo fresco…

Cuando empezaron a cerrar los puestos, Adela se fue decidida hacia el mostrador del Señor Manolo. Este estaba en la trastienda, así que lo llamó desde afuera…hasta que el señor Manolo sacó la cabeza por la puertita…

-¡Adela maja¡…pasa…pasa…

-No…no… solo venía a decirle que…..que no voy a….

-¡pasa mujer¡….que se va enterar todo el mercado…..pasa…..

Adela, un poco reticente pasó por debajo del mostrador

-¡Adela¡…que guapa estás hoy….estás radiante como la primavera..

-Ay Señor Manolo… que cosas me dice…

-te digo la verdad….eres la clienta mas hermosa de todo el mercado…

-bueno…bueno ya será menos…..solo venía a decirle que…

-espera, espera…. siéntate y charlamos si quieres…

El señor Manolo retiró uno periódicos del sofá para que se sentara

-A ver…guapa… que me dices….

-pues mire…..lo del otro día….fue….

-fue estupendo….me ha dado tanta alegría ….y me ha subido tanto el ánimo… que no hago mas que acordarme de ti a todas horas….porque tienes una piernas…..¡Qué piernas¡…..tienes piernas de vedette… y…tienes mas cosas…..¿verdad bonita? …..

-Ay, señor Manolo…..yo venía a decirle que no puede ser….que soy una mujer casada y eso no estuvo bien….

-¿Cómo que no estuvo bien?….estuvo genial….como para sacarte en las revistas esas de las chicas guapas….yo te sacaría a ti en esas revistas y no a esas que parecen de plástico – dijo señalando los carteles de las paredes-

-¡Que exagerado¡… si solo soy un señora normal y corriente….

-¡Menuda señora¡ que mas quisieran las “Marujas” que vienen por aquí….¡Bueno¡…..¿quieres que hoy te regale otro buen conejito?… ¿eh?….mira, mira, lo que te he preparado…

Abrió un paquete que tenía preparado y le enseñó un conejo todavía mas grande que el del día anterior.

-¿Qué te parece?….esta hermoso…¿eh?….te lo voy a regalar…..y tu me enseñas otra vez ese conejito tuyo….

-No…..no….que esto no está bien…..

-Venga….¿no me quieres dar una alegría…. a este pobre viejo que no tiene otra ilusión en esta vida?

-Pero señor Manolo…¡jolín¡….no me ponga usted en este compromiso…

-Bueno…pues…nada…-el señor Manolo empezó a poner cara de disgusto y cogió el paquete y empezó a envolverlo- ….tu te lo pierdes…..te iba a regalar este estupendo conejo …yo que me había hecho ilusiones….en fin….es mi destino….estar solo y triste con mi pena…

Adela vio como guardaba el paquete y que se le escapaba la ocasión de conseguir otra ganga y sin pensarlo mucho le dijo:

-Bueeeno….esta bien….le enseñaré un poquito como el otro día…pero un poquito solo….

-Eso es¡..¡si señor¡….gracias Adela….eres mas buena… que todas las vírgenes juntas…y mas buena que el pan …..y además estas como un pan….vamos estás “pa comerte”…..ven aquí hermosa…. venga vamos a disfrutar un poquito…que te voy a regalar lo que haga falta…..

-Ay Señor Manolo es usted un pícaro….

-Claro que si bonita….es que estás tan buena….¡venga ven¡….. enséñame tu conejito….

-Solo un poco ¿eh?…

-Bueno….el otro día casi no vi nada…hoy me lo enseñas mejor ¿eh?..tu conejito…..mmmmm…¡qué rico¡….

-Bueno….está bien

Adela se levantó y se puso otra vez delante del mirón con los ojos cerrados y comenzó a subirse la falda.

-Espera…espera… voy a poner música para que nos ambientemos un poquito.

Puso una cinta en un casette y comenzó a sonar la orquesta de James Last que tocaban una canción romántica.

-¡Qué música tan bonita!….

-¿Te gusta?….pues es para que te muevas a su ritmo…como en las películas…..te vas subiendo la falda…poco a poco……poco a poco….¡pero venga!….empieza…

-¡Ay!…ya voy……

-Así..así …..eso es…..levanta la faldita….poco a poco….¡vaya piernas¡ ….sigue …sigue no pares ……eso es ….y muévete……

Adela movía las piernas, un poco torpe, pero intentaba llevar el ritmo lento de la melodía. Cuando llegó a la altura de las bragas, Adela notó un pequeño chispazo entre las piernas…un chispazo que le dio un poquito de gustito.

-Que bragas tan lindas…que blanquitas….sube…sube un poco mas…hasta arriba

Adela se subió las faldas hasta la cintura y se quedó así unos segundos, hasta que de repente soltó la falda que cayó tapando sus muslos.

-Bueno….ya está….

-Espera…espera…un poco mas….no me dejes así….si no he visto nada….venga súbelas otra vez y enséñame también tu culito….quiero ver…tu culito….

-Bueeeno….

Se volvió a subir las faldas hasta la cintura y esta vez meneó un poquito las piernas como queriendo lucirlas

-¿le gusta así?….

- ¡Dios….¡ ¡que buena estás¡… date la vuelta….quiero ver tu culo…. así… así….eso es date la vuelta

Adela se fue girando hasta que su culo quedó enfrente de la cara del señor Manolo. Volvió a mover las piernas balanceando un poco sus anchas caderas y notó que la braga se le metía un poco por la raja, al notar esto y pensar en los ojos del señor Manolo que estaría viendo como la braga se metía por su culo, hizo que le volviera a dar otro chisporroteo entre las piernas, justo en su chochito…su mente se desconectó de la vergüenza por un momento y comenzó a balancear suavemente las caderas.

-así….eso es ….muévete….mueve tu culito….que hermoso

-¿le gusta?…

-me encanta…..eso es muévelo….así….¡que buena estás¡…..

-¿no le parece que lo tengo gordo?

-¡que dices¡…es el culo mas hermoso que he visto en mi vida…..es precioso….venga… ¡muévelo, muévelo¡…así …eso es….ahora…bájate la braga, quiero ver este culito tan hermoso……

-Ay, no eso no…que me da vergüenza….

-¡venga cariño¡…. no seas tímida…enséñame esta maravilla….que tienes el culo mas hermoso de toda España….

El culo de Adela la verdad que era hermoso, grande como un frontón, anchas caderas y duro pero a la vez suelto. A ella le gustaba su trasero, aunque siempre había pensado que lo tenía grande. En el pueblo antes de casarse, los mozos que la piropeaban, siempre le decían cosas sobre su culo…”Vaya culazo que tienes, cordera” “ chavala, tienes un trasero de impresión” o… ”menudo frontón tienes “pa” mis pelotas”….esto último no lo entendía muy bien, porque siempre fue bastante “cortita” , pero en el fondo le gustaba que los chicos le dijesen esas cosas. Luego se confesaba, porque ella era muy devota, y le contaba al cura con toda ingenuidad lo que los chavales le decían.

Adela siguió moviendo el trasero un rato delante de la cara del señor Manolo hasta que de pronto volvió a tomar conciencia de lo que estaba haciendo y dejo caer su falda.

-Ehhhh¡…no te pares…sigue…sigue….sigue un poquito mas.

-Ay no…ya vale….que ya me ha visto demasiado…

-Pero Adela…si no llevamos ni cinco minutos…..venga un poco más…

Adela se dio la vuelta y vio los ojos suplicantes del señor Manolo y su mano posada en la entrepierna con un bulto muy sospechoso que se marcaba en el delantal blanco.

-¡jolín¡ es que esto no está bien….esto es pecado….si le enseño el culo voy a cometer un pecado mortal y además me da mucha vergüenza….

-Que va a ser pecado…lo que es un pecado es tener semejante pandero y no disfrutarlo….si tu me dejaras me lo comería….¡en fin¡…Adela…el regalo que te voy a hacer vale lo menos doscientas pesetas…yo creo que por lo menos tienes que estar cinco minutos mas…¿no te parece?…

-¿y que hago?…..es que me da vergüenza…. parezco una….una… “de esas”….

-¿una qué?….

-Una…fulana…

-vamos a ver…Adela….tu no eres ninguna fulana….solo me estás haciendo un favor para alegrarme un poco el ojillo…además somos amigos…… y que sepas que esto no es pecado….fíjate en esas de las paredes… están todas sonriendo porque están felices …. eso de los pecados se lo han inventado los curas porque ellos no pueden hacerlo y nos tienen que jorobar a los demás…. así que déjate de bobadas…. cierra los ojos y súbete las faldas otra vez que quiero ver tu conejito…

-Bueno….pero lo hago por usted….para que no se sienta triste….y solo un poquito porque se está haciendo muy tarde y tengo que preparar la comida…

-Si…lo haces por mi y por el conejo que te voy a regalar …¿verdad?

-Bueeno …¿de verdad le parece que tengo tan bonito el trasero?…

-¡precioso¡….a ver date la vuelta y déjame verlo.

Se dio la vuelta y se volvió a subir la falda hasta la cintura

-¡Dios¡….que jamones….. que buena estás…..venga…ahora bájate un poquito las bragas, que quiero ver esos jamones al natural….

-Ay¡… no…eso nooo….eso ya es mucho…..

-Mira …Adela……hablando de jamones…… si me dejas ver bien estos jamones, te voy a regalar también….. medio kilito de jamón serrano… ¿que te parece?…..del bueno….medio kilo de un jamón que está para chuparse los dedos….¿que me dices?…

Hacía mucho tiempo que Adela no probaba el jamón….solo de pensarlo se le hizo la boca agua. Su marido y su suegra se pondrían contentísimos… vamos, que los iba a poner a comer en su mano y ya no podrían decir lo mal que cocinaba ni quejarse de la comida tan mala que compraba.

-Ay…no sé…. me da tanta vergüenza….no sé…..

-venga mujer….no seas tímida….

-¡jolín¡….está bien… pero solo un poquito…..me las bajo solo un poquito….

-No, no… bájatelas hasta abajo….y te las quitas…quiero ver como mueves ese culazo al natural….venga…¡ya¡….¡abajo¡…

Casi sin reaccionar, al oír aquella voz de mando, comenzó a bajarse las bragas con una mano mientras que con la otra se sujetaba las faldas.

-eso es….hasta abajo…..

Su culo quedó a la vista…blanquito… con la raja en medio…oscura y profunda…. las nalgas sueltas…. Cuando tenía las bragas bajadas hasta el principio de los muslos se paró.

-le parece bien así…..

-No…mas…mas….hasta abajo…y te las quitas del todo…

-pero……

-venga calla y sigue….hasta abajo…

El señor Manolo se estaba dando cuenta de que Adela era muy bien mandada y muy dócil…..

Desde muy pequeña, ella siempre había ayudado en la casa de sus padres en el pueblo, cuidando los cerdos, las gallinas y las vacas. También tenía que ayudar en el cuidado de la casa porque era la única chica de ocho hermanos y tenía que ocuparse de atenderlos mientras ellos iban a trabajar al campo. Tanto su madre como ella se pasaban el día trabajando. Su padre y sus hermanos les daban órdenes constantemente y ella había aprendido a obedecer sin rechistar. La mujer había nacido para cuidar a los hombres, eso es lo que ella había aprendido a fuerza de oír una y otra vez que tenía que obedecer y callar.

-Ay, señor Manolo… que se usted pasando….que soy una mujer casada…..

-Mira …bonita….no te preocupes, no te voy a tocar ni un pelo….solo quiero verte y divertirnos un rato…..confía en mi, no te voy a hacer nada malo, ni se va a enterar nadie…..solos tu y yo….. quiero admirar ese cuerpazo de hembra que Dios te ha dado…

-Yaaaa…pero como se entere mi marido… me mata…

-¡Que noooo¡…. que no se va a enterar… y además tu marido se va a aprovechar del jamón tan rico que le vas a llevar… ¡menuda suerte tiene¡….. quien tuviera una mujer tan hermosa como tu, para disfrutar de este trasero y estas curvas…..¡Dios¡….que buena estás…

-Pues el me dice que soy fea y que tengo mucho culo…

-Me parece que tu marido no se entera bien de lo que tiene….. a mi me pareces la mujer mas hermosa de España, que digo de España….de todo el mundo….

-¡hala¡ …”exagerao”….

- Que es verdad….fíjate tu que curvas tienes…..pareces la “Venus de Milo”….

-…y quien es esa…..

-es una estatua….una estatua de una mujer muy hermosa…..una mujer que está desnuda …..

-ya me parecía a mi que tenía que ser algo de eso…

-eso es desnudita, toda desnudita, ….¡como me gustaría verte toda desnudita, como a la estatua esa ¡…. para mi solito…

-Está usted un poco locuelo….

-Ya…pero que le voy a hacer…es lo que me da mas alegría en esta vida y me quita mis penas….. ¡bueno¡… venga, vamos a dejar de hablar y bájate las braguitas poco a poco….despacito…..

La conversación le había quitado un poco la timidez y hasta se había reído de los piropos del señor Manolo. Se sentía admirada y con la sensación de ser un poco guapa y esa sensación la había tenido muy pocas veces . Aunque seguía teniendo vergüenza, en el fondo le estaba empezando a gustar enseñarle su cuerpo al viejo verde.

-Bueno….no se que tiene mi trasero…tanto misterio….¡en fin¡…me las bajo un poquito y vale….

-No….hasta abajo y luego te las quitas…..eso es…..¡bájalas¡…..eso es….¡Dios¡…. que buenorra estás ….

Se bajó las bragas hasta las pantorrillas y se quedó así, con las manos sujetando la falda en la cintura.

-así, ¿le parece bien?…

-Mas, mas….ahora agachaté y quítatelas, quiero que me las des para tener un recuerdo tuyo….

-pero que dice….¿como le voy a regalar las bragas?

-No te preocupes que mañana te compro otras de encaje….¡te regalo un conjunto entero¡

-Ay…eso si que no …..¿como voy a ir sin bragas por la calle?…

-¡calla y quítatelas¡….que te voy a traer la ropa interior mas elegante de París….

-¡Uy¡…con lo cara que es….no sabe usted lo que dice….

-Tu no te preocupes…..mañana mismo te la voy a comprar…..la mas bonita que encuentre…..pero ahora, quítate las bragas y mueve ese culo……¡venga¡…¡muévelo¡……

-Ay, señor Manolo….que me da vergúenza……que a lo mejor están un poco sucias…¿sabe?….

-No me importa…no me importa…..tu dámelas….

Poniendo cara de resignación, juntó los tobillos y las bragas cayeron hasta el suelo, después se agachó y con una mano se las sacó con dificultad dando algún traspies. El señor Manolo que estaba sentado y tenía el culo de Adela a la altura de su cara pudo ver cuando se agachó el penacho peludo entre sus piernas.

-¡Dámelas¡…¡dámelas¡….

-Jolín… que ansioso….tenga…..pero mañana me tiene que traer otras…..

-Si cariño….

-Bueno….ya está…..ya vale…..se me está haciendo tardísimo… y mi marido se va a poner como una fiera.

Soltó las faldas y se dio la vuelta. Al ver al señor Manolo se quedó de piedra, tenía las bragas pegadas a su nariz, oliéndolas como el que huele un manjar delicioso que se va a comer o como el que aspira el mas tierno perfume.

-¿pero que hace?….es usted un cochino

-Mmmmm…..que bien huele……que aroma tiene tu conejito…..mmmmm

…me encanta….. es el mejor regalo que me han hecho en muchos años…

-Ay, Dios mío¡……me voy …..esto es una locura…….me marcho….

Se dirigió hacia la puerta mientras se alisaba la falda, dispuesta a marcharse a toda prisa

-Espera, espera….coge tu conejo y espera que te envuelva el jamón….

-Traiga…..no se lo que estoy haciendo…. mi marido me va a matar…..es tardísimo…

Cogió la “compra” del día, que le había salido baratísima y salió zumbando hacia casa.

Por el camino sentía como el aire se metía por debajo de sus faldas y notaba un frescor muy especial en sus partes. Toda su mente estaba ahí abajo…

-“como el aire me levanté las faldas….menudo espectáculo…..y como se entere mi marido, que llego a casa sin bragas……¡buf¡…..y…¡Que cosas tengo que hacer para llevar a casa algo bueno para comer!…………. que cochino es el señor Manolo…..que guarro…..llevarse las bragas a la nariz…..y además le gustaba…..¡qué vergüenza!”…

Cuando llegó a casa tuvo el mismo recibimiento que el día anterior, pero cuando la suegra y el marido vieron lo que traía se calmaron.

Adela volvió a preparar un banquete para los dos energúmenos y les explicó que tenía que esperar al cierre del mercado para encontrar esas gangas.

Ellos mientras comían el jamón a dos carrillos no se preocupaban de las explicaciones.

No dejó en todo el día de pensar en la aventura con el señor Manolo. Se sentía un poco sucia, pensando todo el rato que estaba en pecado mortal y que debía de ir a confesarse. Aquello le daba una vergüenza terrible y no sabía de donde sacar el valor para ir a contárselo a un cura. Solo el pensar que lo había hecho por una buena causa le servía de disculpa: tenía que alimentar a su familia. Pero había otro pensamiento escondido al que ella no le quería prestar atención pero que le asaltaba constantemente: le gustaba…. le gustaban las cosas que le decía el señor Manolo y de alguna manera quería volver a que le dijera que era guapa, que le echara piropos y también quería enseñarle sus intimidades. Quería que aquel hombre admirara sus encantos, era un sentimiento extraño, tenía ganas de volver a ver al señor Manolo aunque su cabeza le decía que no.

“Enviciao” con el conejo 3

Adela se puso guapa para ir a la compra, se puso las bragas mas bonitas que tenía, un divertido vestido de colores estampados y una chaquetita de punto que se había hecho ella misma.

Cuando llegó al mercado, se puso a pasear por los puestos. Se fue acercando hacia el puesto del señor Manolo pero se quedó a una distancia prudencial para que no la viera. Cuando de lejos lo vio su corazón empezó a latir con fuerza, había decidido que aquello no iba a continuar, aquella misma tarde iba a ir a confesarse con un cura de una iglesia donde no la conocieran. También quería que el señor Manolo le devolviera sus bragas. No le parecía bien que aquel viejo verde estaría oliéndolas todo el día y hasta se las podía enseñar a otros señores…..¡¡¡que vergüenza!!!!

Cuando se acercaba la hora del cierre, Adela vio que en la charcutería del señor Manolo no quedaban ya clientes y que estaba empezando a recoger el género, así que se fue acercando.

-¡¡¡Adela!!!….¡¡¡que alegría!!!…. pensaba que ya no venías….pero que guapa vienes…..

-Mire ….señor Manolo….he venido a decirle….que ……

-Espera….espera…..vamos adentro…..que si no se va a enterar todo el mercado.

-No…no….- bajó la voz y le dijo casi susurrando-…..he venido a que me devuelva mis bragas y no voy a entrar ……no pienso volver a hacer lo mismo de ayer.

-Pero Adela….mujer….con lo bien que nos lo pasamos….anda… no seas tonta y pasa que te he traído un regalo muy bonito.

-Ay…que no…….que luego me convence y termino haciendo esas cochinadas que a usted le gustan tanto.

-Bueno….. de verdad, no quieres ver lo que te he traído…..

-Que no…..

-Pues es una pena, porque me ha costado una fortuna y ahora no se a quien se lo voy regalar…lo tendré que tirar.

-Pues….no se….espere…. no lo tire….

-Mira, Adela….pasa solo para que lo veas… que te va a gustar mucho, además te había preparado una sorpresa para celebrarlo.

-El qué…..¿una sorpresa?…

-Si…..una celebración muy especial para una chica tan bonita como tu.

-…y …cual es la sorpresa….

-No te lo puedo decir…..porque entonces no sería una sorpresa…..anda pasa y no seas mojigata…..además con la guapa que te has puesto hoy…. y lo bien que te sienta ese vestido tan bonito…..no nos vamos a poner tristes… venga pasa no te quedes ahí.

En el fondo Adela quería entrar, aunque su cabeza le decía que no debía, así que no le costó mucho trabajo al señor Manolo el convencerla.

Miró a los alrededores a ver si alguien la podía ver y cuando se cercioró que nadie miraba, pasó por debajo de la portezuela del mostrador.

-Pero que guapa que estás hoy….cada día estas mas hermosa…

-Gracias….pero no empiece señor Manolo que luego termino con el culo al aire y….menuda vergüenza que paso…

-¡Bah!… tonterías….si no le hacemos mal a nadie, lo que no puede ser es que teniendo ese cuerpazo no lo disfrutes como es debido…..bueno …

¿quieres ver el regalo que te he traído o no?…..

-Ya me imagino lo que es……me lo dijo ayer….unas bragas…

-Pues si ….pero hay algo mas…..¡mira!….

Sacó del frigorífico una botella de champán .

-¿Qué te parece?….hoy vamos a celebrarlo….vamos a brindar por la chica mas bonita de todo el mercado.

-Es champán….

-Si….champán francés del bueno….pero el regalo bueno es este…

Sacó un paquetito con un lazo rosa y se lo dio.

-Toma hermosa… pero antes de abrirlo, vamos a brindar con este champán tan rico.

-Pero…como vamos a beber champán a estas horas…además a mi se me sube a la cabeza…

-¡Bah! …..el champan bueno no hace daño a nadie….y este es del bueno de “freixenet”….venga vamos ….alegría …vamos a brindar….

Cogió unos vasitos de cristal y le dio uno a Adela, después descorchó la botella dando un buen taponazo. El champán salió con fuerza salpicando a Adela en la ropa.

-¡hala! ….. me ha puesto perdida ….

-No te preocupes que eso no deja mancha….venga alegría….

Le llenó el vaso y después el suyo

-¡Bueno! Vamos a brindar por la mujer mas hermosa de España….la chica con el cuerpo mas bonito que he visto….¡por ti..Adela!

-¡hala!…es usted un “exagerao”….. yo no soy tan guapa como usted dice…

-ya lo creo….. pero…. bebe… venga bebe…que está muy rico

Adela dio un sorbito y después otro…y otro….estaba muy rico y fresquito, además hacía mucho tiempo que no probaba el champan. En Navidad a veces tomaban sidra del “gaitero” pero champan hacia años que no lo probaba.

-Está muy rico….

-Pues toma otra copa…..

Le volvió a llenar el vaso.

-Ay no….que me voy a emborrachar…

-quita, quita… este champan no emborracha… no ves que es del bueno

-Bueno…otro poquito y nada mas.

Se bebió el vasito hasta el final y nada mas terminar, el señor Manolo se lo volvió a llenar.

-¡Pero…que hace!…. no me lo llene otra vez

- Hay que terminar la botella… no lo vamos a desperdiciar…. ¡Bueno!.. y ahora abre el regalito que te comprado…a ver que te parece..

Adela dio otro sorbito al vaso y cogió el paquetito con el lacito rosa. Comenzó a abrirlo con cuidado para no romper el papel del envoltorio. Cuando por fin lo abrió y vio el contenido se quedó boquiabierta…..eran unas braguitas blancas de encaje transparente y un sujetador a juego. Tenía unas florecitas bordadas y puntillas de satén.

-Que te parece…¿ te gusta?….es lencería francesa….

-Ay que bonitooooo….es precioso….. pero esto tiene que ser muy caro…

-Si….es muy caro….pero no importa, una chica tan guapa como tú tiene que llevar lo mejor……¡Venga… pruébatelas!… a ver como te quedan.

-¡Que dice!… como me las voy a probar ahora…

-Claro… te las tienes que probar y si no te quedan bien las devolvemos, que son muy caras….

-Y…. ¿donde me los puedo probar?, aquí no hay ningún probador

-Pues aquí mismo… además así te veo como te quedan…

-Eso es lo que quiere usted…verme otra vez el culo…a que sí…

-Pues claro…. con estas braguitas y este sujetador tienes que estar de infarto

-Pero…Señor Manolo…..que me tengo que desnudar para probarme esas prendas….no pretenderá usted que me desnude aquí en medio, delante suyo….

-Siiii…¡claro!….pero, mira para que no te de vergüenza, me doy la vuelta y cuando te hayas puesto el conjunto me lo enseñas para que vea como te queda….estoy seguro que vas a estar como para parar un tren …..como una diosa.

-Ay señor Manolo, eso si que no….como me voy a poner delante suya casi desnuda…. no me pongo ni delante de mi marido, como para ponerme así delante de usted….

-Tu marido, me parece que no se entera de la hembra que tiene en casa…mira bonita…ese cuerpazo que tienes es para lucirlo y para lucirlo bien tienes que ponerle los mejores envoltorios…por eso te he traído esta ropa tan cara….para que la luzcas y adornes ese cuerpazo tuyo…¡buenaza!….que estás como un cañón….¡venga!…no seas tímida y ponte esas braguitas tan monas y ese sujetador tan fino seguro que te van a quedar de maravilla.

-Ay….no sé….yo prefiero probármelo en mi casa…

-No, no, no….te lo pruebas aquí….mira, para animarte vamos a tomar otra copita de champán… ¿qué te parece?

-Es que me voy a poner “piripi”…

-Que noooo… tranquila…..ven hermosa vamos a volver a brindar…

Llenó de nuevo los vasos y brindaron. Llevaban ya tres vasos y a Adela se le estaba empezando a subir a la cabeza el champán y se le empezó a desatar la lengua.

-Es usted un pícaro…..y un caradura….lo que quiere es verme desnuda…. ¿verdad?…. pero eso si….el champán esta “mu güeno”….ji.ji,ji….

-Claro que si…bonita….anda, ven te pongo música como el otro día y así nos ambientamos mejor…venga otra copita, que te va a dar mucha alegría…

-Ay…no, no….que me voy a marear…..

Le llenó el vasito otra vez y ella casi sin dudarlo cogió el vaso y volvió a beber…. Luego puso una cinta en el cassette de Peret cantando rumbas.

-¿Te gusta, eh?….venga…..vamos…..baila…..¡dale alegría a ese cuerpo!

Le cogió de la mano y empezó a bailar siguiendo el ritmo, ella se dejó llevar, al principio estaba un poco reticente, pero poco a poco se fue soltando y empezó a disfrutar del baile.

-¡Eso es!….¡muévete hermosa!….

-¡Ay que mareo!….ja,ja,ja……

Estuvieron bailando y bebiendo hasta que terminó la canción. Adela estaba toda mareada y se reía continuamente.

-Bueno….ahora te voy a poner algo mas lento para que te pruebes lo que te he comprado….¿te parece?….igual que hiciste ayer….. con la musiquita te mueves…y te vas quitando la ropita ….despacito….

-Bueno…vale…ya se lo que quiere, que es usted un pillín…..ji,ji,ji…..ya le voy a enseñar un poco el culete para que se quede tranquilo….ji,ji,ji….

-Si eso,eso….enséñame ese culo ….. ese culazo que me vuelve loco… y… tu conejito…..enséñame tu conejito también…..anda cariño….

-ya voy …ya voy…. que es usted un pícaro….¡viejo verde!….ja,ja,ja…

El señor Manolo se sentó en el silloncito dispuesto a ver el espectáculo.

Continuará…….

Enviciao con el conejo 2º

$
0
0

Adela estaba bastante “piripi”. No estaba acostumbrada a tomar alcohol y menos a esas horas y sin comer. Se dio la vuelta y se subió de golpe la falda hasta la cintura y comenzó a mover las caderas.

-Mire…mire mi culo…….¡jolín!…..no quiere culo…. pues ahí lo tiene….que me lo va desgastar de tanto mirarlo….ji,ji,ji….

-Eso es….muévelo, muévelo…..y ahora bájate las bragas…..venga ….hasta abajo……eso……no pares…….¡que buena estás jodida!

Adela, toda lanzada, movía las caderas a lo loco a la vez que se reía haciendo tonterías. Se bajó las bragas y las dejó caer hasta los pies.

-Dámelas…dámelas….dame las bragas, que quiero oler tu chochito fresco.

-Pero que cochino…..ji,ji,ji…es usted un guarrete….

Se agachó para sacarse las bragas de los pies y casi se cae encima del señor Manolo al dar un traspiés y tropezar. Este aprovechó y la sujetó poniéndole las dos manos en los cachetes del pandero.

-¡Uy!….por poco me caigo…ji,ji,ji….

-¡Dios!… que culo tienes…. ¡joder!….

Se lo palpó bien, lo amasó y le abrió un poquito la raja para verle el ojete.

-¡Oiga!…se ve, pero no se toca….ji,ji,ji,,,

Se separó con torpeza y se agachó para recoger las bragas que estaban en el suelo.

-Eso….ahora agáchate y enséñame el pandero.. así…..eso es ….así agáchate mas….y ahora abre la piernas un poquito…..dame , dame las bragas….trae….eso es….joder….¡buf! como me estás poniendo…

La vista era genial, Adela agachada con el culo en pompa a un metro de la cara del señor Manolo, que embobado aspiraba el aroma de los flujos vaginales que impregnaban las bragas, con la vista clavada en el chocho peludo que asomaba entre las piernas.

-Agáchate más…..más…..así…eso es….¡Dios!..

-Como….¿así….?…..es que me mareo y me voy a caer

-No te preocupes que yo te sujeto

Le volvió a agarrar el culo y le abrió bien la raja, dejando a la vista un agujero negro bordeado de una línea de pelos que llegaban desde la abundante mata rizada del potorro. Casi iba a pegarle un lengüetazo, cuando Adela se levantó de golpe, dejando caer la falda.

-¡Uy, que mareo…!, ji,ji,ji….. creo que estoy un poco “piripi”…ji, ji, ji….

-Bueno, bueno… que no te vas a caer…que yo te sujeto….ahora ponte el conjunto que te he regalado…..a ver como te queda….

-¡Jolines! que canso…. que no me puedo desnudar entera delante de usted, que me da “vergüe…nza”….”vergguen…za”….”vergúe….nn….zá”….que se me traba la lengua….

-Mira… bonita….yo cierro los ojos y mientras tú, te pones el sujetador y las braguitas…. nada mas… … tienes que probártelo….y luego yo te digo si te queda bien….porque es un conjunto muy caro…. ¡venga!…que no miro….cuando estés lista me lo dices…

-¡Jolín!…..bueno…..pero no me mire mucho ¿eh?….ji,ji,ji…

El señor Manolo, llevaba una empalmada bestial, ni el mismo de podía creer que su preparado plan saliera tan bien. Adela, empezó a ponerse las braguitas, dando traspiés continuamente, porque no atinaba a meter bien los pies. Se las subió por fin y volvió a dejar caer la falda del vestido.

-Bueno….ahora cierre los ojos, señor Manolo…. que me da mucha vergü…en..za…¡jolines!….ji…ji,ji,ji

-Que no miro….que no miro….tu tranquila…¡buenaza!….¡guapa!…que eres la mas guapa de todas las clientas del mercado y……estás para comerte…

Adela se quitó la chaquetita, se desabrochó el vestido y comenzó a sacárselo por la cabeza, dando la espalda al señor Manolo que la miraba con los ojos como platos, mientras se sobaba el paquete y con las bragas de Adela pegadas a la nariz aspiraba como si fuera su último aliento. Cuando por fin terminó de sacarse el vestido, quedó a la vista un sujetador color carne, ancho y muy feo, que no hacía juego para nada con la nueva braguita. Esta le quedaba demasiado ajustada y como era algo transparente le marcaba el potente trasero, que daba ganas de estrujarlo.

-Vaya sujetador más feo, ya verás que bien te va el nuevo que te he traído.

-¡Ay¡… no me mire todavía….¡jolines!…que no estoy prrrreparrada…hip¡

Se soltó el sostén de espaldas al señor Manolo y lo dejó resbalar por sus brazos, dejándolo bien puesto en la silla. Al agacharse, el señor Manolo pudo ver un poco unas hermosas tetas colgando entre los sobacos e imaginárselas en todo su esplendor. Como no encontraba el broche del sujetador, el señor Manolo se ofreció a ayudarla.

-Trae… que yo te lo pongo…..

-No…no ….que puedo yo sola….

Por fin se lo abrochó.

-Bueno….date la vuelta para que vea como te queda …hermosa…

-Uy….creo que me está un poco pequeño..

-A ver, date la vuelta….

-Ay que noooo…..que se me ve todo…. que es muy pequeño….

-¡Date la vuelta!…¡¡¡coño!!!!… –dijo gritando el Señor Manolo

Adela, al oír aquel tono de voz de mando, se dio la vuelta automáticamente, con una mano tapando sus pechos y con la otra el pubis.

-¡Ay, jolines!…ya voy…

-Eso es…..ahora déjame que te vea….jamona

-Es que me está pequeño y se me ve todo…

-Pues mejor….además no es pequeño…..en París, la ropa interior es así…es la moda, me lo dijo la dependienta de la corsetería

-¿De verdad?… pues las frrrancesas….son unas cochinas…porque se ve todo…todo….

Despacito fue bajando las manos y quedó expuesta a la vista del señor Manolo con su nuevo conjunto parisino.

-¡Dios!…¡que buena estás!….¡joder!….estás para comerte….

Las tetas querían salir de aquella opresión, le quedaba muy pequeño y le aplastaba las ubres desbordándolas por las costuras. unas tetas grandes con los pezones bien tiesos que se intuían claramente por la transparencia de la tela. También las braguitas eran todo un poema, igualmente le estaban demasiado ajustadas y le apretaban las carnes. Una línea de vello bajaba desde el ombligo hacia su pubis y la trasparencia dejaba ver una abundante mata de pelo rizado que además se sobraba y sobresalía por los costados de las ingles.

-Le….¿le gusta?….¿me queda bien?…..

-Muy bien…..muy bien….pareces una modelo……¡que guapa estás!….

-¿de verdad?….

-Que si….que te queda muy bien…..hermosa..

-Ay, gracias…..ji,ji,ji….

-Bueno ahora sigue bailando……muévete….que yo te vea bien….

El señor Manolo se levantó, la cogió de las manos y comenzó a bailar con ella, al ritmo de la música swing que sonaba en el cassette, dándole vueltas y vueltas.

-Ay, que me mareo…ji,ji,ji….

-Venga guapa, baila… no pares….

Después de unas cuantas vueltas, Adela estaba mareada perdida y el champán se le había subido a la cabeza del todo. Empezó a perder el equilibrio y el señor Manolo la agarró dejándose caer en el silloncito, quedando ella sentada encima de sus piernas, mientras se reían los dos a carcajadas.

-Ja, ja, ja……que bien bailas …..

-¡uy,uy,uy!…..que me he caído encima de usted….ji, ji, ji…¿le he hecho daño?

-Noooo….que va….quédate así tranquila, descansa un poquito que no me pesas nada…

El señor Manolo comenzó entonces a magrearla y a hacerle cosquillas

-¡Ay!…no cosquillas no…..ji,ji,ji,…..que no puedo parar…ji,ji,ji….

Ella intentaba zafarse del abrazo y se reía a carcajadas mientras él la sobaba a placer, le agarraba las peras y le metía mano por donde podía. Así estuvieron un ratito de pelea hasta ella se soltó y pudo levantarse dando traspiés.

-¡Uy! … que mareo….estoy un poco mareada….señor Manolo…¡hip!

-Ven …anda guapa…..siéntate aquí…..lo mejor es comer algo, porque con la tripita vacía te ha hecho mucho efecto el champán. Te voy atraer un poquito de embutido y ya verás que bien te sienta.

-Bueno…vale….pero el sujetador me está apretando mucho….¿me lo puedo quitar ya?….

-Si…si quítatelo …. déjame ver esas tetas tan hermosas que tienes..

-¡Uy!…no ….no me mire…ji,ji,ji…..que es usted un mirón….ji,ji,ji…

-Que si… anda….que las tienes muy bonitas….no seas mala y déjame ver esas tetitas tan ricas…mmmmm….

-Bueeeeno….pero solo un poquito…..

Se dio la vuelta y comenzó a desabrocharse el sujetador, pero como no acertaba con el broche, el señor Manolo se levantó a ayudarla

-Anda….trae….que con estos broches modernos no aciertas….

Soltó el sostén, se lo sacó y lo dejó bien puesto junto al otro.

-Date la vuelta…..

-Es que…. ji.ji,ji… se va a empachar de tanto mirarme….ji,ji,ji… y me voy a quedar toda desnuda como las chicas esas de los carteles…

-Pues claro y míralas que felices están …no ves como están todas sonriendo…..

-Si es verdad….!hip¡….pero a mi todavía me quedan las bragas, ji,ji,ji…..

-Pues quítatelas también…. ¡todo fuera! …así en pelota picada….ja,ja,ja…

y enséñame el conejo….¡que rico, que rico!…mmmmm…

-¿todo?…¿me lo quito todo?….ji,ji,ji….

-venga…todo fuera….desnudita….y ven aquí que le vamos a dar de comer a tu conejito.

A Adela le estaba empezando a divertir de lo lindo enseñarle sus intimidades al señor Manolo. Sentía un extraño placer al sentirse desnuda y admirada. Todavía le quedaba algo de vergüenza, pero precisamente ese pudor le hacía mostrarse rebelde como si estuviera rompiendo unas cadenas.

-Bueno…pues ¡hala!….me quiere ver la “pocheta”…pues se la enseño… ¡¡¡jolínes!!!!….mire….¡hala!…¡hip!

Se dio la vuelta y se mostró toda desnuda, moviendo el pubis hacia adelante para que lo viera bien. Cuando los ojos como platos del señor Manolo quedaron prendados en su entrepierna, ella sintió un extraño calambrazo entre sus piernas.

-¡¡¡Dios!!!….que buena estás…..¡joder!……y que tetas…..

Las dos enormes peras botaban al ritmo de sus patosos movimientos de baile. Se las cogió sopesándolas y se las ofreció también a la vista del señor Manolo con cara lujuriosa.

-Mire…mire… le gustan…..

-Me encantan…..me las comería…..venga….¡baila!…baila…no pares…eso es….y date la vuelta también para verte el ojete….

El espectáculo era de lo mas surrealista….Adela bailando con los ojos cerrados, dando vueltas con movimientos insinuantes de caderas y el señor Manolo con los ojos desorbitados, babeando y agarrándose el paquete.

En medio de frenesí del baile, Adela comenzó a entrar como en trance, una catarsis. Se llevó la mano derecha al chocho y comenzó a acariciárselo mientras que con la otra mano se magreaba las tetas y se pellizcaba los pezones, Comenzó a lanzar unos pequeños gemidos mordiéndose el labio.

-Mmm…..mmmm….. ah….ah…mmmmm

-no pares….sigue…sigue….

-Mmmm…..ahhh…mmmmmm….ay, que mareo…mmmmm

Abrió un poco mas las piernas y se introdujo un poquito los dedos en sus profundidades con un movimiento cadencioso. Estaba llegando al primer orgasmo de su vida.

-Ay…ay….mmmmmmm……ahhhhh…..

De repente, justo cuando empezaba a frotarse descaradamente el potorro con pasión y hasta con rabia, tropezó con las piernas del señor Manolo y comenzó a tambalearse hasta que perdió el equilibrio del todo y se cayó entre sus piernas. Este la levantó como pudo y la rodeó con sus brazos, a la vez que le estrujaba las domingas.

-Ven aquí jamona…… que yo te sujeto….

-Ay que mareo….me da vueltas la cabeza…. ¡Ay!…

-Bueno…bueno….tranquila… que con tanto baile …te has mareado un poquito….Siéntate aquí en el sofá y descansa….

Le dejó su sitio en el sofá y la sentó toda despatarrada.

-Hala…tranquila… Mira bonita….te voy a preparar algo para comer para que se te pase el mareo….¿te parece bien?

-Bueno…creo que estoy piripi…ji,ji,ji…

Se quedó con los ojos cerrados, moviendo la cabeza al ritmo de la música y riéndose como una tonta.

-Señor Manolo…es usted un guarrete… y un cochino….ji,ji,ji….y estoy un poco borrrrrracha…..ji,ji,ji….y…estoy toda desnuda….ji,ji,ji..

Al señor Manolo se le ocurrió entonces una idea…. cogió un salchichón gordo de los que tenía allí colgados.

-Mira…mira Adela…. mira que salchichón…. ¿te gusta?…

Adela abrió los ojos y miró el salchichón.

-Si…ji,ji,ji…. es muy gordo

-¿quieres que te lo regale?….

-Bueno….ji,ji,ji….

-Pues se lo voy a regalar a tu conejito…para que se vaya contento

Cogió el salchichón y se lo puso en la entrada del chocho.

-Toma….toma… come conejito…ja,ja,ja….

-¡Oiga!…que por ahí no se come….ji,ji,ji….

-Que si….ya verás abre las piernas….ya verás como se lo come…

-Ay que no…..por ahí no….

-Abre las piernas ¡¡¡coño!!!!…. vas a ver que rico está……eso es….ahora cierra los ojos….así… que le doy de comer….eso es…abre mas…¡joder!…

-Ay …señor Manolo….mmmm…

-¡Calla!….abre bien las piernas…..y sóbate las tetas mientras le doy salchichón a tu conejito…..así…..eso es, estrújate las peras….

Adela toda despatarrada comenzó a sentir que el salchichón quería entrar en su cueva. Todavía su cabeza le decía que no, pero su chocho encharcado de fluidos, absorbía el embutido hacia las profundidades como una ventosa.

-No…..no…mmmmm….ay señor Manolo….¿que me está haciendo?…. mmmm…ahhhhh…..

Adela abrió los ojos y miró hacia sus bajos. El salchichón dirigido por el señor Manolo comenzó un mete y saca.

Vencida por fin por el deseo, cerró los ojos y se dejó hacer, mientras se sobaba las tetas. También la mano libre del señor Manolo le estrujaba las tetorras. El bombeo del salchichón era cada vez mas profundo y mas, y mas rápido…

-Ahhhh…mmmmmmm…..ahhhh…siiii….si…mmmmhhhh….

La cabeza de Adela se movía como diciendo no, pero de su boca salía…

-Siiiii….si….mmmmmmmmm…..¡¡¡¡Dios!!!!

Cada vez que entraba el salchichón, Adela abría mas las piernas. El señor Manolo al ver la raja tan abierta por el embutido y el clítoris erguido y brillante de jugos, le soltó las tetas y le puso el dedo gordo en la pepitilla y comenzó a jugar con ella. Adela al sentir aquel tocamiento, sintió como una descarga, un espasmo que le arqueó la espalda y el salchichón entró casi hasta la cuerdita de la etiqueta y le vino un orgasmo bestial, que le hizo mover la cabeza de lado a lado, morderse los labios y gemir como una perra.

-Ahhhhhh……siiii……ah…ah…ah….ahhhhhhh…mmmmmmmffff…

mmmm…ahhhhh………………………………..ahh……………………………………ayyyyyyy………………………………………………………………………ahhhhhhhhhhh……………..

El señor Manolo se quedó mirándola todo embelesado.

Ella se había quedado despatarrada con los ojos cerrados, respirando entrecortadamente, con unos gemidos cada vez mas suaves. Se puso de pie para verla mejor y aquella era una visión que ninguna de aquellas revistas del destape que él veía, podría mostrar nunca. Los brazos abiertos dejaban ver una selva de pelos negros y húmedos en los sobacos, bordeando las dos potentes tetazas. Y entre las piernas, abiertas de par en par, otra selva aún mas poblada y profunda, de cuya la gruta encharcada salía la etiqueta dorada de la cuerdecita del salchichón, que seguía clavado hasta el fondo del chocho.

Mi chica me dio por culo y me hizo su puta

$
0
0

Era una lluviosa tarde de otoño, Sábado, la televisión tediosa, sentados en el sofá, aburridos, hablamos de ver una peli porno por internet, mi chica empezó a buscar y la conectamos a la tele grande, así más cómodo, como hacíamos muchas veces, nos preparamos un vino espumoso.

El ambiente se fue templando, viendo la peli nos metíamos mano, ya calientes hablamos de ducharnos y después disfrazarnos. La ducha fue un buen preámbulo nos lavamos mutuamente por todos los sitios sin dejar ningún rincón al azar, nos dimos crema por todo el cuerpo, la piel suave y nos fuimos a ver que nos poníamos, tenemos disfraces de varios tipos, yo no llegaba a decidirme por nada en particular, y mi chica me dijo, déjame hacer. Hoy quería tener una experiencia nueva y me quiso vestir de chica para tener una aventura lésbica.

Decidió por un vestidito de vinilo negro, abierto en los lados y cerrado por cintas, me puso un sujetador rojo con relleno y un tanga. Como soy delgado, uso talla 36 de chica en los pantalones, me sentaba muy bien y ajustadito, acompañado por un panty negro abierto para facilitar la penetración. Tengo el pelo castaño oscuro largo hasta los hombros, me alisó el pelo y me dejo una melena que daba envidia.

Ella se puso un body corse rojo y negro con medias rojas, con diadema roja de flores adornando su pelo rubio.

Así preparados nos dispusimos a cenar algo acompañando con el vino, preparamos canapés y nos sentamos a cenar mientras veíamos una peli de lesbianas, el ambiente cada vez mas caliente me dijo que las lesbianas no tienen polla y que hoy no la podría meter al menos de momento. Me empezó a sobar los muslos el pecho cogiendo de las tetas mientras me decía hoy vas a ser buena y vas a obedecerme, serás mi zorra por un día, me estaba poniendo muy ardiente y le decía si a todo, me levantaba la faldita y me tocaba por todos los sitios menos el prohibido hoy, me tenía a reventar, me tiro boca arriba en el sofá, imitando a la peli que estábamos viendo, se sentó a horcajas encima de mi vientre y empezó a estrujarme las tetas, apretando las suyas contra las mías, me las metió en la boca “ chupa zorra mama mis pezones”, los tenia duros como piedra, se dio la vuelta y me puso su coño en la boca, “abre el body y cómemelo puta”, le abrí el body y empecé a comerla los labios estaba muy mojada, ella me tocaba por los muslos el vientre el culo, todo menos lo prohibido, utilizamos el sirope de chocolate se puso una gran cantidad por las tetas y el coño, “límpiame con tu lengua zorra” (nunca la había visto así de salvaje), empecé besándola la boca y el cuello, baje a las tetas mientras le lamia, ella se masajeaba las tetas con mi pelo, la mordía y quería más, jadeaba de modo increíble, limpias las tetas llegue al coño, el chocolate mezclado con sus flujos era un sabor inolvidable, limpiando por fuera fui entrando la lengua aquello parecía un vaso de elixir, me apretaba la cabeza contra su coño como si quisiera metérsela, “chúpame el culo puta” , sumiso le obedecía en todo, abierta de piernas le lamia desde el ano hasta el coño, apretando con la lengua, se iba abriendo cada vez más, la lengua al fin se centró en su clítoris duro y erecto, lamiendo y mordisqueando hasta que aquello explotó con una gran corrida que me llenó la boca y cara, “trágate todo puta” mientras me apretaba tirando del pelo contra su coño, “sigue y no pares hasta que te lo ordene”, seguí chupando su clítoris, se corrió de nuevo, hasta tres corridas seguidas. “Ahora te toca a ti puta, siéntate sobre mi y mastúrbate”, la obedecí, me hice una paja y me corrí sobre sus tetas.

“Ahora lávame todo”, volvimos al baño y la bañe de nuevo, “vamos a la cama quiero descansar un poco” me dijo, “y sigue vestida de zorra”, nos acostamos y ya estaba casi dormido cuando empezó a sobarme por todo el cuerpo, “ que quieres ama” pregunte, “déjate hacer y no hables zorra” me dijo mientras me seguía sobando, buscó unas cintas y me ato de pies y manos a lo ancho de la cama, permitía un cierto movimiento pero no demasiado, volvió a sobarme las tetas, los muslos, el culo, abriéndome las nalgas, “que vas a hacer” pregunte, “ calla puta” fue su respuesta, sobándome por la próstata, y dando vueltas por el ano, me estaba calentando, me puso una almohada en el vientre levantándome el culo, siguió tocando el culo y metiendo un dedo (no era la primera vez que me metía un dedo) a ese dedo le acompañó otro, eso era novedad, pero entraba, con la otra mano me acariciaba las nalgas y la próstata, al poco con gel metió tres dedos, “eso si era nuevo, sigue me estas follando como a tu puta”, saco el consolador que teníamos para jugar de 24×4, “ que vas a hacer” pregunte, mala pregunta sabia la respuesta, se colocó el consolador entre las piernas y se acercó a mi boca, “ chupamela zorra” me lo metió en la boca hasta dar arcadas “ te gusta mi polla puta”, a punto de vomitar me la sacó y me apunto el consolador en mi ano y empezó a moverlo y entrar despacio, aquello dolía pero entraba, “no metas mucho, no sé si aguantaré”, “aguanta puta te voy a follar duro”, fue metiendo el consolador aquello me rompía y me gustaba, “me estaba dando por culo”, siguió el mete saca, no veía cuanto y pregunte, “puta tienes un culo tragón”, “sigue me estás dando algo nuevo”, durante un buen rato siguió despacio, ya se puso justo detrás de mí y el consolador como si fuera su polla, “sabes cuanto entra?”, “dime ama”, “tienes dentro todo puta y te voy a follar duro”, empezó a dar unos empellones que me movía todo, entraba y salía con facilidad, “ COMO ME ESTAS FOLLANDO “ NO PARES”, al menos por una hora me folló por el culo, hasta que me corrí como nunca antes, con la polla flácida y una gran polla en mi culo.

Me pasé una semana con el culo escociendo y teniendo que ponerme una compresa. Mi chica se reía y preguntaba “ que tal el culo pedazo de puta”.

Después de hacerlo más veces, hemos comprado un consolador doble, imaginar para que. Y también quiere sacarme a la calle vestido de putita, ¿ que haré?

Romeo y Julieta

$
0
0

Julieta tiene unos grandes y expresivos ojos de color chocolate, solo hace falta mirarlos con un poco de detenimiento para ver su disgusto por permanecer atada. Pero no sólo en ellos reside su belleza A Romeo le gustan sus orejas largas y sus labios finos y extraordinariamente móviles y sus dientes grandes y blancos, que muestra sin reparo cuando sonríe aunque en este momento no parezca estar de buen humor.

Y eso es algo que Romeo no entiende y tampoco le interesa. El olor de Julieta es tan inconfundible como perturbador. Romeo se acerca con precaución por detrás y acerca su nariz al sexo rosado cálido y palpitante de ella. El olor de su sexo penetra profundamente en su sistema olfativo provocando la casi inmediata erección de su miembro.

Julieta nota que romeo está trasteando a sus espaldas y se revuelve nerviosa tirando de la cuerda con la que su amo le ha sujetado a un poste y rebuzna indignada.

Romeo ya está acostumbrado como experimentado semental a que sus ligues reaccionen sin mucho entusiasmo a sus afectos y no se arredra ante la incomodidad de Julieta, es más su miembro sigue creciendo incontenible como su deseo por la preciosa burrita hasta alcanzar un tamaño y una dureza prodigiosos.

Romeo vuelve a husmear suavemente la vulva de su forzosa compañera y harto de preliminares intenta subirse a las ancas de la burra para conseguir penetrarla.

Pero Julieta no está dispuesta a rendirse tan fácilmente, baja las orejas y se mueve de lado justo cuando Romeo se sube, obligándole a poner de nuevos sus patas en tierra, y ese es el momento que elije Julieta para levantarse de las patas traseras y arrearle una buena coz en el centro del pecho a Romeo mientras rebuzna y muestra sus dientes satisfecha.

Romeo se retira, aparentemente indemne, dos pasos fuera del radio de acción de los cascos de Julieta; pero sólo de momento. Su erección sigue intacta y el olor de la hembra le está volviendo loco. Tras un minuto de descanso y aprovechando que Julieta parece más calmada se vuelve a acercar pero esta vez Julieta ni siquiera le deja levantar sus patas delanteras y con su punto de mira afinado le arrea una nueva coz.

El pecho de Romeo suena como un gong y está vez casi pierde el equilibrio pero sabe que Julieta no puede escapar y eso le da suficiente confianza para intentarlo de nuevo casi inmediatamente. Esta vez Julieta está despistada confiada por sus éxitos anteriores y cuando se da cuenta tiene a Romeo encima abrazando sus flanco con las patas delanteras.

Julieta resopla y se mueve, intenta tirar de la cuerda que sujeta su cabeza pero esta vez Romeo está preparado y mantiene el equilibrio. Ahora es el rebuzno triunfal de Romeo el que se escucha y rebota en las paredes del escarpado valle. Con un empujón un poco burro el gigantesco miembro de Romeo se abre paso en la delicada y palpitante vulva de Julieta hasta quedar completamente enterrado en su vagina.

Romeo estira el cuello y mostrando su desigual dentadura penetra a Julieta con rápidos y profundos empeñones hasta que segundos más tarde eyacula en su interior.

Romeo se retira con su verga aún dura y palpitante mientras restos de la eyaculación escurren por la vagina de Julieta que agita la cabeza con fuerza para sacudirse las persistentes moscas.

Romeo se siente satisfecho, pero a la vez sigue caliente cómo un burro. Se acerca de nuevo dispuesto a repetir la hazaña pero Julieta le recibe con una nueva coz en el pecho. Romeo envalentonado por su éxito anterior no se rinde y se lanza de nuevo sobre Julieta sediento de sexo.

Pero está vez Julieta le está esperando y está verdaderamente cabreada con ese burro salido y persistente y con todas las fuerzas que le quedan estira su espalda de manera que cuando levanta sus patas traseras suelta un latigazo tan alto, fuerte y preciso que impacta con un sonido sordo en el centro de la frente de Romeo.

Romeo vacila grogui y se retira sacudiendo la cabeza, intentando despejarse, intentando aclararse las ideas, bueno las ideas que puede llegar a tener un burro. Se acerca de nuevo a Julieta pero el momento ha pasado. Su miembro, aunque aún aumentado de tamaño, cuelga flácido y desmayado de su ingle.

Julieta mientras tanto mordisquea unos hierbajos y pone cara de aburrimiento.

Lo que la lluvia arrastra

$
0
0

Era una mañana soleada que admiraba a través de las ventanas de su coche. Todavía no sabía muy bien por qué iba hacia su destino.

La noche anterior recibió una llamada en mitad de la madrugada. Una amiga suya con la que no hablaba desde hacía años, sus palabras fueron muy escuetas

-Hola, soy yo- dijo a modo de saludo

-Ah, hola, ¿Qué querías? Es muy tarde-

-Tengo que decirte una cosa, es urgente-

-Bueno, pues dime- su voz sonaba adormecida, la de ella algo nerviosa

-No, por teléfono no, en persona- se quedó sorprendido, vivían a muchos kilómetros de distancia y habían perdido bastante el contacto.

-Bueno, no sé, vivimos muy lejos el uno del otro, ¿estás por aquí o algo?-

-No, necesito hablar contigo de una cosa muy importante, tienes que venir-

-¿y eso por qué?-

-Por favor, tienes que hacerlo, ven- él resoplo tumbado en su cama

-vale, ¿Dónde quedamos?- no supo muy bien por qué accedió a ello

-En aquel prado, donde solíamos ir las primeras veces-

Parecía una especie de hechizo el juntar aquellas palabras: Decirte una cosa, urgente, importante. Sin saber muy bien el cómo o por qué, amaneció dentro de su coche rumbo a su incierto encuentro.

Dejó una carretera secundaria para entrar en una pista de tierra bien cuidada, ya comenzaba a recordar aquellos parajes por donde ellos dos solían pasar largas horas.

El sol brillaba en el cielo en su máximo apogeo, la brisa suave mecía la fresca y verde hierba la cual parecía una compañía de baile ejecutando grácilmente aquellos movimientos de vaivén producidos por aquel cálido aire. Recordó los momentos felices.

Recordó su amplio romance con ella, los buenos momentos, mientras el coche rodaba suavemente por el camino. El amor, los primeros besos y abrazos, las caricias traviesas y juguetonas con gente alrededor, aquel acto de rebeldía oculta, sabedores de que alguien pudiera verles aumentaba el calor de sus corazones. Tan cálidos, tan ignorantes.

No supo cómo aquellas imágenes se habían colado en su cabeza, hacía mucho tiempo de aquello, pero no pudo evitarlo, y acompañado por el furibundo viento que se levantó, salvaje y vigoroso, rememoró sus primeras noches de amor pasional, intensas e increíblemente placenteras, noches en la cuales dedicaban las horas a la consagración de su amor, tan anhelado por sus almas unidas en un mismo sentimiento.

Se estaba acercando a su destino, y el viento cesó, dejando unas nubes incipientes sobre el cielo azul algo oscurecido por estas. Agitó la cabeza cuando volvió a revivir las primeras discusiones y enfados, así como algún que otro pequeño desengaño, él frunció el ceño y volvió a agitar la cabeza, intentando disipar aquellos malos presagios, pero era imposible, ante la expectativa de volverla a ver después de años, todos sus recuerdos volvían a él, como fotogramas de una película, paso a paso y cronológicamente.

De lejos pudo ver un cruce de caminos, allí descansaba plácidamente una encima, ajena a todo lo ocurrido y a lo que estaba por ocurrir. Detuvo allí el coche.

Tras bajarse del auto la buscó ávidamente con la mirada, el cielo se había tornado paulatinamente oscuro, negruzco, pero la claridad residual le permitió hallarla.

Estaba alejada unos 50 metros dentro del prado, con un vestido veraniego rojo, con los brazos cruzados y de espaldas a él.

Avanzó por la hierba que le cubría hasta las rodillas mientras el principio del fin se asomaba por su mente, grandes discusiones, escusas diversas y con el orgullo sobreponiéndose a los sentimientos de amor, provocando una pérdida del contacto y la subsiguiente ruptura.

Se detuvo a un par de metros de ella.

-Hola, acabo de llegar- dijo con voz seria y los ojos denotando la misma actitud.

Ella se giró, momento en el cual como por arte de magia se abrió un claro en el cielo por el cual penetró una luz renovadora, y él pudo contemplar aquel sublime rostro una vez más. Su corazón tembló.

-¿Qué tal el viaje?- dijo ella con una sonrisa en los labios más bellos que a él se le antojaron

-Bien, cansado pero bien- se deshizo de su rostro serio y esbozó una sonrisa dulce.

-Me alegro-

-Bueno, ¿Qué es esa cosa tan importante que tenías que decirme?- él siguió con su sonrisa, al igual que ella, aunque un toque lloroso y nerviosos cruzó por sus ojos. No parecía que todo fuese a salir bien, las nubes de tormenta cubrieron de nuevo el cielo.

-Ah, eso, sí, veras-

Problemas, intuyó él, pero, ¿Qué le importaba?, de su historia había pasado mucho tiempo, y ambos lo superaron. O eso al menos quiso creer.

-Ya sabes que tengo pareja desde hace un tiempo hasta acá, ¿verdad?-

Un trueno sonó en la lejanía retumbando por todo el horizonte y haciendo temblar el corazón de él dentro de su pecho.

-sí, ¿por?- su voz sonaba incierta, ¿por qué se sentía así? No debería en realidad.

-Estamos planeando casarnos- Un relámpago violáceo cruzó el cielo hasta el suelo, iluminando a ambos, quedándose mirando a los ojos, las piernas de él temblaron. ¿Para eso había venido hasta aquí, para que le restregase por la cara sus intenciones, no podía haberlo hecho por teléfono? Estaba angustiado a la par que desconcertado.

-Eso no es todo- continuó ella. El corazón de él se encogió y la pena, la terrible pena que experimentó tras haberla dejado, aquel día en el que demasiado tarde comprendió que había dejado escapar a la mujer de su vida, volvió a él, rasgando los pilares de su mente y los cimientos de su alma, la pena más amarga le dejó un regusto amargo en la garganta.

-Queremos tener hijos-

Una fina lluvia comenzó a caer sobre ellos, que aún seguían impasibles enfrente el uno de la otra.

Otro rayo cayó en la lejanía y unas violentas lágrimas surcaban el rostro de él.

No habían vuelto a hablar desde aquella noticia, ambos estaban subidos en el coche y él arrancó el auto, la lluvia pareció crecer en intensidad pero no en demasía.

-¿A dónde te llevo?- Su voz expresaba el más absoluto vacío

-A mi casa, por favor- él obedeció y el coche comenzó a rodar.

Pasaron cinco eternos minutos por la pista de tierra embarrada, la marcha se hizo difícil y el coche patino varias veces, pero aun así continuaron, fue ella la que retomó la charla

-¿te pasa algo, porque no hablas? No has dicho nada- entonces, ella, tras fijarse detenidamente, vio con claridad las lágrimas de él, las cuales la lluvia había ocultado anteriormente, entonces entendió que debía dejarle en paz un rato, para asimilar todo lo ocurrido.

Pero no fue capaz de callarse.

-¿tanto te afecta? Creí que lo habías superado- dijo algo indignada

-¿Por qué?- fue lo único que consiguió articular él

-¿por qué, que?-

-Por qué me haces venir hasta aquí para decirme esta mierda- un tono enfadado surcaba sus palabras

-A ver, eres un buen amigo mío y……- no pudo seguir, parecía que un pequeño espasmo recorría su pecho. Tardó casi un minuto inabarcable en continuar

-…..Tenía que ser así-

La tormenta rugió como un titán embravecido, deseosa de arrancar el mismo suelo de la tierra, los truenos componían junto con las rápidas cortinas de agua una funesta melodía iluminada siniestramente por los rayos que caían por doquier en la lejanía.

Él detuvo el coche y furioso se bajó de él

-Eh¡¡ pero que estas….- le exhortó ella, pero su acompañante se había bajado, y lleno de frustración estaba dando agrias patadas al suelo.

Ella se bajó también del coche y se fue para él, agarrándolo del brazo para darle la vuelta y que le mirase, el torrente pluvial los envolvía ferozmente, amenazando con llevarse los buenos recuerdos en un último pero atroz enfrentamiento.

-¿por qué?- gritó él, lleno de rabia y para hacerse oír entre la tormenta

-¡ya te lo he dicho!- volvió a responder ella con el mismo tono de voz.

-¡no me vale!-

-¿¡por qué no te vale!?-

-Porque te quiero- sí, al final lo dijo.

Unas palabras que expresaban un sentimiento enterrado por el orgullo y la distancia. Un mal recuerdo apartado a propósito en la memoria, sabedor de que nunca iba a poder recuperarlo. Un tiempo pasado que acudió a su cabeza en el fatídico momento del adiós final.

Ella se quedó en silencio, sorprendida, no era la primera vez que escuchaba de la boca de él aquellas palabras, ni aun cuando lo habían dejado. Claro, hubo un intento directo de reconciliación. Pero no pudo ser, lo que había acabado, acabó.

-¿¡Para decirme todo eso me has hecho venir!? ¿¡Para terminar de matarme!?-

-¿Qué querías entonces que te dijera?-

-¡Que me quieres!, ¡Que todo ha sido una farsa, una prueba de orgullo!-

-Pero…-

-Pero ¿Qué?, ¡Yo debería de ser tu futuro marido! ¡El padre de tus hijos! ¿¡Cómo crees que me siento!?, la mujer de mi vida, con otro, sin hablarnos, pretendiendo tener hijos que no son míos-

Las lágrimas brotaron de los ojos de ella, con dolor.

-Tu eres mías y de nadie más, todo esto es un montaje, una farsa, lo sabes, tus adentros te lo dicen, puedes fingir que eres feliz, que él te quiere y que serás la mujer más dichosa de la tierra, que no conocerás más el dolor y que nunca os separareis-

-Pero eso es mentira, y tú lo sabes, al igual que yo, ahora mismo, por eso me has hecho venir aquí, por eso me has dicho todo esto-

Cayó de rodillas, totalmente abatido, apoyó su cabeza sobre las piernas de ella mientras las abrazaba, intentando agarrarse al último ancla de su vida.

-Tú y yo, juntos en unos, por siempre, sin dolor, sin desconfianza, tan solo amor-

-Antes no podía ofrecértelo, pero ahora sí, lo he comprendido, he tardado-

-Dejaría todo, hasta mi vida, pero tú estás enterrando todo lo nuestro, como hice yo antes-

-Te quiero tanto que sin tenerte solo me queda morir-

No pudo ver la reacción de ella tras su monólogo, a su alrededor la tormenta majestuosa continuaba con su eterno tronar, pareciera que el viento quería arrebatarles el alma a ambos, pues con tal intensidad soplaba.

Ella se agachó y le tomó el rostro, ambos eran un mar de lágrimas, se miraron una última vez antes del eterno adiós.

Ella le besó.

Con pasión, con añoranza y con una esperanza renovada.

Se abrazaron y quedaron tumbados en el suelo, besándose.

La lluvia cesó y el furioso viento apartó de su amor a la violenta tormenta, dejando que el sol los recubriese con aquellos cálidos rayos, alimentando definitivamente su eterna pasión.

Hicieron el amor durante horas, como antaño, acariciados por la brisa cálida de cuando él había llegado. Todo era verde, salpicado por las gotas de la lluvia anterior, refulgiendo con los rayos del dorado astro, al igual que los sentimientos de aquellos dos.

Tras terminar quedaron tumbados sobre la hierba, envueltos por el color de la esperanza, mirando el cielo azul añil y puro.

Se abrazaron y cerraron los ojos, ya sabían lo que habían de hacer.

No volver atrás, si no comenzar de cero, dejando todo, pues solo así completarían aquel amor que el uno por la otra sentían. Sin trabas ni restricciones.

Lo que la lluvia arrastra, las malas decisiones, para que las nuevas y buenas las reemplacen.

La invitación

$
0
0

Me llamo Sergio y he recibido una extraña invitación. La han metido en mi buzón y no tiene remite, simplemente dice:

“Amigo de placer, no dude en acudir a nuestra cita el próximo viernes 4 en la calle Solsticio número 190 a las diez de la noche. No se arrepentirá”

Me llamó la atención desde el primer momento. Estuve dando vueltas a la cabeza toda la noche al respecto pero finalmente decidí acudir. Dice amigo del placer así que no podía ser algo malo. Nunca he vivido aventuras en mi vida, pero esta era una oportunidad perfecta para dejar atrás por una noche mi anodina vida.

***

“Amiga de placer, no dude en acudir a nuestra cita el próximo viernes 4 en la calle Solsticio número 190 a las diez de la noche. No se arrepentirá”.

Recibí esta invitación. Me la dio mi casera. No entiendo de quién puede venir. ¿Voy o no voy? Y si es una trampa para robarme, secuestrarme, asesinarme… No lo sé. Es muy peligroso. No ire. No, no iré… aunque… ¿podré vivir con la duda de qué es?… Lo mejor será que vaya, total, no tengo nada en mi vida que merezca la pena, así si me secuestran tendré algo que contarle a mis nietos… si es que algún día tengo hijos… Definitivamente iré, como Julia que me llamo, iré.

***

Soy Sara y tengo 18 años. Por mi cumpleaños me han dado una invitación extraña. Dice: “Amiga de placer, no dude en acudir a nuestra cita el próximo viernes 4 en la calle Solsticio número 190 a las diez de la noche. No se arrepentirá”. Seguro que es una fiesta sorpresa de mis amigos que para el fin de semana me tienen algo preparado. Son unos noveleros, a saber lo que tienen preparado de sorpresa. A ver… ¿qué ropa me pongo?

***

¿Cartitas extrañas a mi edad? Tengo ya 70 años y no estoy para jueguecitos. Si mi Concha estuviera aquí conmigo iríamos los dos porque, aunque yo me negara a ir, ella me diría “sí Anselmo, vamos a ir y nos divertimos que falta nos hace a todos”. Pues solo por ella voy a ir a la calle Solsticio esta el viernes. Además, me pondré bien guapo como a mi Concha le gustaba que me vistiera.

***

- Han llegado dos invitaciones al buzón, Carlos.

- ¿De quién?

- No lo dice. Las dos dicen lo mismo, que vayamos el viernes a la calle Solsticio a las diez de la noche.

- Pero ¿para qué?

- No lo dice… esto es muy misterioso… a mí me da miedo.

- Anda ya, Carmen. No te preocupes, ya verás como es algún amigo que quiere invitarnos a una cenita o algo.

- Si tú lo dices…

- Claro, además, si no son amigos, conocemos gente que eso está muy bien siempre.

- Pues sí. Iremos.

***

Viernes 4. Calle Solsticio, número 190. Diez de la noche.

Llega un coche y aparca justo en la puerta. De él salen Carlos y Carmen. Llaman a la puerta y ésta cede ante ellos. Entran en ese edificio. Tras ellos aparece por la esquina Sara. Está contenta. Luce un vestido verde ajustado y cree que dentro de esa casa encontrará a sus amigos. Llama a la puerta y ésta cede ante ella. Entra en el edificio. Por la otra esquina aparece un hombre canoso, Anselmo, encuentra la puerta abierta y entra. Sergio llega en moto y aparca justo delante del coche de Carlos. Se baja y entra en el edificio. No menos de dos minutos más tarde llega Julia y entra en el edificio.

Todos se han ido conociendo en el gran salón y esperan impacientes en saber qué ocurre. Sara dice asustada:

- ¿Habéis leido la novela ‘Diez negritos’ de Agatha Chirstie? Esto es muy parecido. ¿Seremos los seis negritos y acabaremos todos muertos?

- Niña, no te montes películas absurdas. Seguro que esto es algún rollo para vendernos algún electrodoméstico inútil y sacarnos los cuartos. Si lo sabía, no debería haber venido.

- No puede ser eso -dijo Carmen- estoy harta de ir a esas reuniones y siempre invitan personalmente y aparece el logo de la empresa. Aquí no se dirigía a nadie por su nombre ni aparecía ningún logo. No se tratará de eso.

- Entonces, ¿qué hacemos aquí? -dijo Sergio

- Yo creo que hemos venido a cenar -sentenció Carlos.

- ¿Usted ve la comida? -dijo Julia.

- Pasen a la sala de la izquierda. Ahí está la cena -dijo una voz que retumbó en toda la casa.

Los invitados asustados entraron en la sala y vieron una gran mesa con comida de todo tipo: carne, verdura, fruta, etc. Había de todo y para todos los gustos.

- Siéntense y coman. Enseguida estoy con ustedes.

- Ven, era para comer -dijo Carlos.

Se sentaron en la mesa y comenzaron a comer. Empezaron a entablar conversación y todos parecían estar encantados con aquella inesperada velada. Terminando de tomar el postre se abrió la puerta del fondo y entró una persona. Por su aspecto no se sabía si era hombre o mujer y su voz era lo suficientemente grave como para ser un hombre pero tan aguda como una mujer.

- Hola, amigos del placer. Soy yo. Todos estáis aquí porque tenéis algo que os une. Tenéis que averiguarlo y para ello debéis responder a las preguntas que os dejo. Es un juego muy simple. El jugador que saque más puntuación con el dado empieza a preguntar eligiendo al preguntado. Si éste acierta debe coger una carta de “Prueba” para su entrevistador. Si falla, el entrevistador cogerá una carta de “Castigo” para su entrevistado. Cuando hagan la prueba, el entrevistado hará de entrevistador con la persona que elija. Cuando todos juguéis, ese será el turno establecido y no podréis parar una vez que comience la partida. El juego acabará cuando lleguéis a la carta “Fin”. Os puedo asegurar que tras la partida sabréis qué tenéis en común. Disfrutad de la noche.

Se dio la vuelta y se fue por la puerta que entró.

- Bueno, ya que nadie se anima, tiraré primero el dado… un 4 -dijo Carlos.

- Esto es de niños -dijo Anselmo- pero en fin, una vez puestos… un 2.

- A ver yo… un 6 -dijo Julia.

- Pues ya seguro que empiezas tú, ve pensando a quién vas a preguntar -dijo Sara- yo saco un… 1, vaya.

- A ver yo -dijo Sergio- … un 5, no está mal.

- Y yo la última, para variar… un 3 -dijo Carmen.

- ¿No os dais cuenta? Somos 6 personas, un dado tiene seis caras y cara uno hemos sacado un número distinto -dijo Sergio.

- Bah, casualidades, tío -dijo Carlos.

- Bueno, creo que me toca a mí entrevistar… a ver… elijo a Sara -dijo Julia.

- Espero que no sea muy difícil, todavía estoy en el instituto.

- A ver qué dice la carta… “¿Qué actor famoso por interpretar a un boxeador, entre otras películas de acción, hizo en su juventud una película pornográfica?”

- Esta la sé… Sylvester Stallone.

- Correcto. Me toca la carta de prueba. Prepárate Julia… Aquí dice: “Debes dar un beso en la boca a tu entrevistado”.

- Anda.. bueno, si lo dice la carta.

Julia y Sara se fundieron en un beso que sonrojó a ambas mujeres. Era el turno de que Sara preguntara.

- Ahora me toca a mí y pregunto a Anselmo. La más pequeña pregunta al más mayor. A ver qué dice la carta… “¿Qué edad tenía Miguel Ángel cuando empezó el David?”

- Yo qué sé. 18 mismo.

- No, tenía 26. Le toca castigo. A ver qué pone… “Debe contar su primera relación sexual a los presentes”.

- De eso nada.

- Si empezamos no podemos parar, son las relgas -dijo Carmen.

- Está bien… Yo tenía 18 años y ella 48. Era una tía solterona mía. Se vino una temporada a casa. Ella era bien guapa. No recuerdo cómo, la recuerdo metiéndose mi polla en la boca. Y ya pues de todo.

- ¡Qué joven! -dijo Sara.

- Bueno, continuemos con este jueguecito. Yo voy a preguntar a Sergio… “¿Qué lago comparte Perú y Bolivia?”

- El lago Ness… ni idea, he dicho por decir.

- No, el Titicaca. Te toca castigo… “Debes abrazar a tu entrevistador y darle besos en el cuello” ¿Cómo? Mariconadas las justas.

- Anselmo, nos tocó.

Sergio se levantó del sofá e Anselmo hizo lo propio a regañadientes. Sergio abrazó a Anselmo y comenzó a darle besos por el cuello. Anselmo se veía nervioso y un bulto crecía en su pantalón. Todos se dieron cuenta pero nadie comentó nada. Al cabo de unos minutos siguieron con el juego.

- Ahora me toca a mí -dijo Sergio- Carmen, te tocó… “¿Quién dirigió junto a Jorge Guillén la revista Verso y prosa?

- Juan Guerrero Ruiz

- Correcto.

- Claro, soy un as en literatura… a ver qué prueba te toca… “Debes desnudarte completamente”

- ¿Cómo?

- Eso dice la carta, así que ya sabes, a enseñarnos tu cuerpazo, nene.

Sergio se desnudó. Tenía un cuerpo delgado un poco marcado del gimnasio. Sus pectorales estaban recubiertos de algo de pelo, aunque no mucho. No tenía absominales marcados pero lucía un vientre liso. Sus piernas eran fuertes y sus pies hermosos. Su pene estaba en reposo y hacía presagiar un tamaño importante. Su culo era respingón y apretado.

- Ea, como mi madre me trajo al mundo.

- Carlos, ahora prepárate que te pregunto, cariño… “¿Quién fue el presidente de EEUU durante la primera guerra del Golfo?”

- George Bush padre.

- Correcto. A ver qué prueba me toca.

- “Debes desnudar a la primera persona que comenzó a preguntar” -dijo Carlos.

Carmen se fue para Julia y le quitó la camiseta que llevaba. Tras ella se deshizo del sostén y dos pechos grandes y duros tentaron a la gravedad. Le desabrochó el pantalón y fue bajándolo dejando al descubierto unas piernas preciosas y un tanga minúsculo que tapaba lo justo. Le quitó los zapatos dejando ver unos pequeños pies con las uñas pintadas en rojo pasión. Por último le qutó el tanga y dejó a la vista de todos un precioso culo prieto y una vagina depilada en su totalidad.

- Vaya… ahora me toca a mí preguntarte, Julia -dijo Carlos… “¿Cuántos años tardó la novena sinfonía de Beethoven?”

- ¿dos?

- No, seis. Toca castigo, Julita… “Debes desnudar a quien tienes que preguntar”

- Sara, cariño, te toca.

Julia se levantó y pidió a Sara que se levantara. Se puse frente a ella y te quitó el traje lentamente hacia arriba. Dejó ver unas piertas largas y delgadas y un culo respingón y redondo que pedía a gritos que lo besaran. Sara llevaba un culotte verde que marcaba todo su sexo. No llevaba sotén así que sus pechos, no muy grandes pero bien tersos y redondos vieron la luz inmediatamente. Julia le quitó a Sara el culotte dejando al descubierto su vagina con un poco de pelusilla que lo hacía aún más atractivo. A los ojos de todos estaban esas dos mujeres impresionantes. Una estaba desnudando a la otra y las dos, a juzgar por la rigidez de sus pezones, estaban cada vez más exitadas. Sergio mostró a todos una erección impresionante al ver semejante escena. Por último, Julia le quitó a Sara los tacones que llevaba. Sus pies eran hermosos y, a diferencia de Julia, Sara no llevaba las uñas pintadas.

- Ahora te toca preguntarme -dijo Anselmo a Sara.

- Sí… a ver… “¿Cómo se llama el tejido que divide el corazón en izquierdo y derecho?”

- Septo.

- Correcto… ¿Cómo lo has sabido?

- Más de cuarenta años de médico sirven para algo por una vez -Anselmo rió- pero a ver qué prueba te toca guapa… “Debes lamer los pies a quien te ha desnudado durante tres minutos”

- Uy, Julia, te toca… te advierto que me encanta lamer los pies

- Y a mí que me los chupen, Sarita -dijo Julia.

Julia se recostó en el sofá y Sara se colocó a sus pies. Los miró con deseo. Eran unos pies delgados y finos y sus uñas pintadas le daban un toque muy erótico que excitó a todos los presentes. Sara comenzó por dar un beso en el dedo gordo del pie derecho para luego sacar su lengua y pasarla por toda la planta del pie derecho. Colocó al lado el izquierdo e hizo lo propio antes de empezar a jugar con los dedos. La lengua de Sara entraba y salía por entre los dedos de una Julia que no podía contener el placer que sentía y soltaba pequeños gemidos de placer. Pasaron los tres minutos y Sara apartó su cara de los pies limpiándose un poco la saliva de la barbilla. Julia se volvió a sentar bien en el sofá sin dar crédito a lo que acababa de suceder.

- Vamos, Anselmo, pregúntame que la cosa se anima -dijo Sergio señalando y pene en total erección.

- A ver si es difícil… “¿En qué ciudad china nació y está el mausoleo de Confucio?”

- ¿Taiwan?

- No, Qufu… te toca castigo… a ver “Debes desnudar a tu entrevistador”… pero ¿qué pretenden que hagamos una orgía?

- Ven aquí, papito -dijo Sergio en tono de broma mientras se acercaba al más mayor de los presentes.

Anselmo era un hombre de 70 años pero su aspecto hacía pensar que tenía muchos menos. Era un hombre alto y moreno de piel. Conservaba un buen pelo, todo blanco, y su rostro no presentaba muchas arrugas. Sergio se acercó a él y le quitó la chaqueta que llevaba. Le desabrochó la camisa y se la quitó dejando al descubierto un torso sin pelo. Anselmo no tenía barriga ni estaba gordo, podría decirse que estaba en su momento ideal. Su piel morena hacía que pareciera más joven y a juzgar por su torso no aparentaba más de cuarenta. Sergio le quitó a Anselmo los zapatos y los calcetines dejando al descubierto unos pies grandes y fuertes, como las manos del médico. Le desabrochó el cinturón y el pantalón y lo bajó de un golpe dejando a Anselmo en calzoncillos. Por último, bajó los calzoncillos del médico y todos se llevaron una gran sorpresa. No estaba erecto pero sí que presentaba un principio de erección y un tamaño asombroso. Tranquilamente aquella polla podría llegar a alcanzar en erección los 28 centímetros. Era grande como las manos y los pies del médico.

- Vaya con el viejo, qué pollón se gasta -bromeó Sergio.

- Déjate de rollos y pregunta.

- A ver, Carmen, esta es fácil: “¿Cómo se llama el personaje de Jennifer Aniston en la serie Friends?”

- ¿Se pueden creer que nunca vi esa serie?… no lo sé… ¿Anna?

- No, era Rachel… no puedo creer que supieras lo de la revista y no supieras esta… bueno, te toca castigo.. “Debes desnudarte a ritmo de la música”.

Nada más hizo pronunciar estas palabras comenzó a sonar una música que asustó a todos los presentes. Carmen se levantó y comenzó a moverse a ritmo de la música. Ella estaba algo más gordita que sus compañeras de juego pero aún así resultaba muy sexy a los ojos de todos. Empezó por quitarse la chaqueta que llevaba y tirársela a la cara a su marido. Tras esto se quitó los zapatos y las medias poniendo una pierna encima del muslo de Sergio mientras se despojaba de la prenda. Hizo lo mismo con la otra pierna pero en el muslo de Anselmo. Se quitó la falda abriendo poco a poco la cremallera y bajando con suavidad marcando el compás de la canción. Carmen llevaba unas bragas de encaje negro y presentaba un culo perfecto. Se quitó la camisa que llevaba y sus grandes pechos estaban sujetados por un sostén también de encaje negro. Se quitó el sostén tapando sus enormes pechos con su brazo. Coqueteando dejó al descubierto sus pechos para disfrute de todos. Solo quedaba su coño y lo mostró de un tirón. Tiró la braga que cayó en la cara de Anselmo quien ya mostraba una erección más que latente. El coño de Carmen tenía más vello que el de sus compañeras pero se antojaba igual de apetecible. Nada más terminó de desnudarse, la música cesó y Carmen se dispuso a preguntarle a su marido.

- Vamos, Carlos… “¿Cuál es el nombre del hermano, también tenista, de Nicolás Lapentti?”

- Creo que Giovanni.

- Correcto… me toca prueba.

- Sí… “Debes besar al participante más joven”

- Sara, creo que eres tú, mi niña.

Carmen se levantó y fue hacia Sara. Era el segundo beso que la joven recibía de aquella mujer en esa noche. Carmen miró a los ojos a la chica y le plantó un dulce y suave beso que duró varios segundos y en el cual las dos mujeres jugaron con sus lenguas. A todos calentó aquella imagen.

- Sigamos, a ver Julia… “¿Qué cuadro es más grande: La maja desnuda o La maja vestida de Goya?”

- No lo sé… la desnuda.

- Correcto. Me toca prueba, miedo me da… “Debes desnudarte en el menor tiempo posible”… menos mal, pensé que sería el único en acabar vestido.

Carlos se levantó y contó hasta tres para desvestirse a toda velocidad. Comenzó por los zapatos y los calcetines. Bajó sus pantalones y calzoncillos a la vez y se quitó la camisa de un golpe sin quitar siquiera los botones. Tardó cuatro segundos para sorpresa de todos. El cuerpo de Carlos era como el de su mujer, más rellenito que el de sus compañeros pero sin llegar a ser gordo. Su piel era blanca y tenía algo de vello en el cuerpo. Resaltaba un pene en plena erección con un tamaño medio de unos 16 centímetros. Carlos se sentó y procedió a leer su pregunta para Julia.

- Julia, cariño, vamos con la siguiente: “¿Cómo se llamaba el Papa Juan Pablo II?”

- Uy, era raro, se llamaba… Karol Wojtyła o algo así, ¿no?

- Exacto… me toca prueba… “Debes besar al jugador con más edad”

- Anselmo, ven aquí, machote -bromeó Carlos.

El médico se resignó y se acercó a Carlos. Ambos estaban desnudos y excitados. Anselmo era más alto que Carlos, con lo cual tuvo que agacharse un poco. Carlos besó a Anselmo con fuerza en el principio pero poco a poco ese gesto brusco se hacía suave y los dos hombres disfrutaban de aquel beso jugando con sus lenguas.

- La primera vez que beso a un tío -dijo Anselmo

- Y yo… y me ha gustado…¿y a ti?

- También…

- Bueno, ahora pregunto yo -dijo Julia- …Sara, “¿Qué nombre artístico tiene ahora el anteriormente conocido como El chaval de la Peca?”

- No lo sé, si yo pensé que se había retirado.

- Marc Parrot… te toca castigo… “Debes practicar sexo oral durante cinco minutos a la mujer de más edad del juego”… esto ya son palabras mayores

- Bueno, siempre hay una primera vez… no todo en la vida va a ser comer pollas, ¿no?

Carmen se acostó en el sofá y abrió las piernas dejando a la vista de todos su coño velludo. Sara puso su cara entre los muslos de Julia y miró fijamente aquel coño que tenía que lamer. Miró a los ojos a Carmen, cerró los ojos y acercó su lengua a aquel sexo húmedo y latente. El contacto le pareció agradable y su cabeza se introdujo entre aquellas piernas. Pasaba la lengua por el clítoris variando la velocidad y haciendo que Carmen se retorciera de placer en el sofá. Introducía sus dedos en el agujero y comenzaba a follarla mientras su lengua jugaba por entre los pliegues de aquel coño. Sara disfrutaba con aquel coño y esos flujos que no paraba de emanar Carmen con cada gemido. Pasaron los cinco minutos y ninguna de las dos tenía ganas de parar, pero el juego continúa.

- Madre mía… me ha encantado… no quiero preguntar, quiero seguir chupando… pero, enfin… “Anselmo, ¿Quién escribió Miedo en un puñado de Polvo?”

- Ni la más remota idea… ¿Stephen King?

- No, John Ives… te toca castigo… “Debes practicar durante cinco minutos sexo oral al jugador que tenga 25 años”… ¿Quién tiene 25?

- Yo -dijo Sergio.

- ¿Yo comerle la polla a un tío? Vale que lo bese y me deje desnudar pero esto es mucha tela… no pienso hacerlo.

- Vamos, Anselmo, hemos aceptado jugar, has reconocido que te ha gustado el beso de un hombre, a lo mejor también te gusta comerte una polla, pruébalo -dijo Sara- yo nunca me había comido un coño y lo he hecho y me ha encantado.

- Pero yo tengo 70 años y solo he follado con mujeres, soy heterosexual, no maricón.

- A lo mejor eres bisexual -dijo Julia.

- Tonterías.

- Anselmo, a mí nunca me la ha chupado un tío, pero hemos aceptado el juego, así que chúpamela. No eches el juego a perder por un perjuicio de mierda -dijo Sergio.

- Bueno… vale, siempre tiene que haber una primera vez… además… tampoco la tiene tan grande.

- Eh, abuelo, no todos tenemos la suerte de tener tu polla, pero mis 19 cm son maravillosos

- Era broma…

Anselmo se arodilló delante de Sergio. Empezó por agarrar el pene erecto y pajearlo suavemente. Fue acercando su cara hasta que la cabeza de la polla de Sergio se posó en los labios de Anselmo. El médico sacó la lengua y probó el pene de su compañero. Debió gustarle pues, acto seguido, empezó a recorrer todo el glande con la lengua y bajó por el tronco y lamió sus huevos. Poco a poco fue introduciéndose la polla en la boca y comenzó a mover la cabeza propinando una sublime mamada a un Sergio que disfrutaba y agarraba a Anselmo por los pelos. Pasaron los cinco minutos y Anselmo se incorporó. Lucía una gran erección.

- Al final te ha gustado -dijo Carmen

- No está mal, la verdad -reconoció Anselmo.

- Impresionante, de las mejores mamadas de mi vida -dijo impresionando Sergio- ahora pregunto yo… Carmen: “¿Cuál es el día mundial del corazón?”

- Ni idea… tres de abril, por decir uno.

- No, el 29 de septiembre… así que castigo… “Debes masturbar con los pies a tu marido durante dos minutos”

- ¿Cómo puede ser posible? Esta tarjeta está para mí, no hay nadie aquí con su marido nada más que yo… esto es raro… pero bueno, Carlos, prepárate… esto no te lo he hecho nunca.

Carmen se sentó en el cielo enfrente de Carlos desplegó sus piernas hasta que sus pies estaban a la altura del pene erecto de Carlos. Sus pies empezaron tocando la polla hasta que la agarró por ambos lados y comenzó a pajearla. Los pies bajaban y subían mientras Carlos disfrutaba y, de vez en cuando, escupía a su polla para lubricarla.

- Cariño, me voy a correr -dijo Carlos- no pares, por favor.

Carmen aceleró el ritmo y rápido notó los espasmos de su marido que soltó una gran corrida que llenó los pies de Carmen de semen.

- Impresionante -dijo Carlos- a ver quien responde ahora.

- Bueno, Carlos, te pregunto… “¿Cuántas veces ha sido chico Almodóvar Javier Bardem?”

- Tres, creo…

- No, dos… castigo para el señorito… “Debes limpiar con tu lengua el semen de los pies de tu mujer”… ¡esto no puede ser!

Carlos se tumbó en el suelo y acercó su cara a los pies impregnados de semen de su mujer. Lamió para probar y comenzó a chuparlo con fuerza y ansia, se tragaba cada gota de leche recogida de los pies de Carmen. Ella, al mismo tiempo, disfrutaba de una buena chupada de pies. Finalmente, Carlos acabó por tragarse toda su corrida.

- Es la primera vez que pruebo mi corrida, está riquísima, ahora entiendo por qué te gusta tanto, cariño.

- No lo sueñes -respondió Carmen.

- Me toca preguntar -dijo Carlos- Julia, “¿Sobre qué madera está pintado el cuadro de La Mona Lisa?”

- Creo que de Nogal.

- No, de Álamo… te toca castigo… “Debes hacer que el oponente a quien desnudaste tenga un orgasmo”

- Sara, te toca.

Julia rápidamente se agachó y colocó su boca entre los muslos de Sara. Comenzó a lamer con suavidad y aumentaba la velocidad de la lengua jugando con el clítoris hasta que Sara comenzaba a gemir de placer. Entonces introducía un dedo, luego dos y luego tres mientras su lengua iba cambiando la velocidad. Cada vez Sara lubricaba más y Julia disfrutaba de una comida de coño sin precedentes. Sara retorcía su cuerpo presa del placer y sus gemidos cada vez eran más sonoros y su respiración más fuerte y entrecortada. “No pares” decía entre suspiros y gemidos. Julia aumentaba el ritmo ayudándose del movimiento de su cabeza y los dedos salían y entraban totalmente mojados de aquel agujero. Cambio la posición y la lengua de Julia se introdujo dentro del agujero para ser los dedos quien frotaran con fuerza el clítoris de Sara. Así fue hasta que Sara soltó un grito y su cuerpo se relajó por completo en un sonoro orgasmo.

Julia se retiró y Sara se sentó en el sofá aún recuperándose.

- El mejor orgasmo de mi vida -dijo Sara

- No os lo váis a creer pero yo también he tenido uno y no me he tocado nada -dijo Julia- ahora me toca preguntar. Ojalá falles y te toque comerme el coño, Sara.

Todos rieron.

- Sara, “¿Cuál era la literatura extranjera que más apasionaba a Corín Tellado en su infancia?”

- ¿La francesa?

- Exacto… me toca prueba

- A ver… “Debes chuparle el culo durante un minuto al concursante del pene más grande”

- Anselmo, ponte de cuatro patas -dijo incorporándose Julia- sin mi boca no habría noche, que si me como un coño, ahora un culo, seguro que a la próxima me toca una polla.

Julia se levantó y se dirigió a Anselmo que estaba a cuatro patas. Tenía un culo algo caído pero bastante duro. Apartó sus nalgas e introdujo la lengua hasta llegar al agujero. Abrió más las nalgas e introdujo parte de la cara mientras Anselmo soltaba un gemido de placer por el trabajo de la lengua en el agujero de su culo. Qué rápido pasó aquel minuto placentero para Anselmo.

- Anselmo, relaja ese culo que voy a preguntarte -dijo Sara- “¿Qué miembro del equipo de House dimite al morirse una paciente a causa de un error suyo?”

- Como médico me encanta la serie así que sé que es Foreman.

- Correcto, me toca prueba.

- Atención niña, “Debes ser follada por tu entrevistado durante siete minutos”

- Como dures lo mismo que mi Carlos terminamos en dos -dijo Carmen

Todos rieron.

Sara se fue para Anselmo y agarró su polla, la puso mirando al techo y se sentó encima de un golpe. Solo llegó hasta la mitad pues aquella polla era descomunal. Comenzó a cabalgarla. Anselmo agarraba los pechos de su compañera mientras se dejaba cabalgar. Cambiaron de postura y Sara se puso a cuatro patas. La polla de Anselmo sí entró por completo. Sara gemía de placer y Anselmo cada vez aceleraba más sus embestidas. Su polla entraba y salía de aquel coño más de cincuenta años más joven. Estaba Anselmo a punto de correrse cuando se cumplieron los siete minutos. Se separaron.

- Me dejaste a medias -dijo Anselmo.

- Son cosas del juego -dijo Sara.

- Me toca preguntar… Sergio, atención “¿Qué famoso actor publicó en twitter una foto desnudo al llegar al millón de seguidores?”

- No lo sé… ¿Nacho Vidal?

- No, Paco León… castigo… “Debes ser penetrado por tu entrevistador hasta que éste se corra en tu cara”

- Vaya, me tocó la polla más grande, mi primera vez y un monstruo así

- Tranquilo, no me queda mucho -dijo Anselmo.

Anselmo lubricó bien con saliva el culo de Sergio y empezó a introducir su enorme miembro. Comenzó por la cabeza. Sergio gritaba de dolor. Fue introduciendo más. Una vez dentro buena parte, Anselmo esperó a que el agujero se hiciera a ese intruso. Anselmo empezó con sus movimientos y ese pene entraba y salía del agujero cada vez con menor dificultad. Sergio comenzaba a disfrutar y empezaba a gemir de placer. Ante esto, Anselmo aceleró sus movimientos y comenzó a gemir. No tardó en notar que se corría y llevó su polla hasta la cara de Sergio. Soltó tres grandes chorros de leche que llenaron la cara de Sergio por completo.

- Hacía años que no me corría así -dijo Anselmo.

- Me limpiaré

- No -dijo Carlos- a lo mejor pasa como antes y tiene que ser Anselmo el que se trague su corrida.

- Bueno… a ver, Carmen “¿En qué saga cinematográfica Johnny Depp interpreta a Jack Sparrow?”

- En Piratas del Caribe.

- Correcto, me toca prueba, a ver…

- “Debes recoger el semen de tu cara con la mano y tragarte toda la corrida”

Sergio con la lengua alcanzó los chorros de semen más cercanos a su boca y luego con el dedo fue tomando semen de todas partes de su cara. Se los llevaba a su boca, los lamía, se los tragaba. Más que un castigo era un regalo. Estaba disfrutando muchísimo. Acabó con toda esa leche en un santiamén.

- Cariño mío, te toca… “¿Para qué agencia trabajan Mortadelo y Filemón?”

- Para la TIA… te toca prueba, Carmencita… “Debes hacer que tu entrevistador se corra”.

- Sergio, prepárate, te voy a hacer de todo, guapo.

Carmen se fue para sergio y se introdujo toda la polla en la boca. La chupaba con ansia, su lengua jugaba con sus huevos, con su grande. Se la metía entera y luego la pajeaba. Era una mamada profesional aquella. De pronto se sentó encima y comenzó a metérsela hasta que acabó completamente dentro de su coño. Comenzó a follarlo con rapidez hasta que Sergio avisó de que se iba a correr, entonces se sacó la polla y la llevó a su boca sin parar de pajearla. Sergio se corrió pero nadie vio su leche porque toda fue tragada por Carmen, sin dejar ni una sola gota de la misma.

- Ahora pregunto yo, Julia… “¿Cómo se llaman los tres reyes magos?”… vaya, qué fácil.

- Melchor, Gaspar y Baltasar

- Claro, correcto… a ver qué prueba me toca…

- “Debes comerle la polla al más mayor durante cinco minutos”

Carlos se puso frente a Anselmo y comenzó a pasar su lengua por aquella enorme polla ahora en semirreposo. Poco a poco se fue haciendo dura y comenzó a metérsela en la boca. Entraba y salía con facilidad y Carlos jugaba con la lengua y las entradas y salidas de aquella polla. Apunto de cumplirse los cinco minutos, Anselmo anunció que se iba a correr y en ese momento acabó el tiempo. Sara corrió hacia la polla de Anselmo y empezó a cabalgarla hasta que notó que por su coño comenzaban a aparecer los chorros de la rica leche del médico.

- Antes me quedé con las ganas -dijo Sara

- Impresionante -dijo Anselmo

- Me toca preguntar a mí -dijo Carlos- Julia, “¿Cuántas corridas ha habido a lo largo de la noche?”

- Espera que lo piense… dos de Anselmo, una tuya y una de Sergio, también el orgasmo de Sara y el mío, falta Carmen por tener orgasmo.

- Correcto

- No, incorrecto -dijo Carmen- yo tuve uno mientras follaba a Sergio

- Pues entonces castigo… “Debes hacer que la mujer de tu entrevistador tenga un orgasmo sin usar la boca ni las manos”

Julia se levantó y se puso frente a Carmen, alargó sus piernas y comenzó a follar a su amiga con los pies. Se acercó más y empezó a frotar su coño contra el de Carmen. Esto aceleró la respiración de ambas mujeres. Pronto los gemidos de las dos eran cada vez más sonoros y Carmen lanzó un sonoro orgasmo a todos los presentes. Julia se separó y cogió la siguiente carta. Ponía “FIN DEL JUEGO”

No podían creerlo, había acabado el juego y parecían no comprender que tenían en común. Todos parecían incrédulos y molestos hasta que Sergio dijo:

- Está claro, lo que tenemos en común es que todos somos bisexuales y no lo sabíamos. Todos hemos tenido relaciones sexuales aquí con alguien de nuestro sexo y nos ha gustado, creo que es eso.

De pronto una voz se oyó y dijo:

“Correcto, Sergio. Ahora tenéis dos opciones: podéis marcharse a casa o quedaros follando todos con todos durante toda la noche”

- Yo me quedo -dijo Anselmo

- Y yo -dijo Sara

- No voy a ser menos -dijo Carmen

- Ella conduce así que me quedo -dijo Carlos

- Por supuesto que me quedo -dijo Sergio

- Yo me voy -dijo Julia- me voy a quedar para pasar toda la noche comiendo coño.

Así pasaron toda la noche, todos los chicos fueron penetrados y todas las chicas también. Todos follaron con todos hasta que por la mañana retomaron sus vidas ¿o ya no eran las mismas desde esa noche?

¿Prefieres a un canalla?

$
0
0

Pensaba que me querías

con todo tu fervor.

Me equivoqué y no intuía

que con otro me causarías dolor.

 

Durante meses me decías

que era yo tu dulce amor.

Cruelmente me mentías

dañando, cual puñal, mi interior.

 

Me engañabas con caricias

y falsos besos llenos de ardor.

Me dedicabas mil sonrisas

envenenadas de ruin fulgor.

 

Tu voz melosa y sensual,

susurrada tantas veces a mi oído,

me decía:”eres especial”

y yo caía ante ti rendido.

 

¿Por qué te fijaste en mí

cuando ese canalla te dejó?

¿Por qué me dejé llevar por ti

sin reconocer tu intención?

 

El canalla ha vuelto de nuevo

y tú has atendido su petición,

ignorando por completo

que todo es pura traición.

 

Sé que ahora él te toca,

te hace disfrutar de placer;

y tú le regalas tu boca

para que te la pueda comer.

 

Y le ofreces tus pechos,

que tanto me volvían loco;

él con todos sus dedos

los recorre poco a poco.

 

Te excitas con sus roces,

se endurecen tus pezones,

esos que yo tantas veces

he soñado en mis noches.

 

Va bajando con su mano,

la desliza por tu cuerpo

hasta alcanzar, cual villano,

el trofeo de tu sexo.

 

Te lo frota extasiado,

lo hace con todo su esmero

y consigue que, ya mojado,

tu coño suspire por su miembro.

 

Tras los múltiples vaivenes

él te deja colmada;

pero colmada de placeres:

pronto volverá a herir tu alma.

 

Y cuando eso suceda,

cuando otra vez te reviente el corazón,

búscate a otro que pueda

subsanar tu nuevo error.

 

No me vengas llorando

ni pidiéndome perdón;

no me vengas implorando

que tenga por ti compasión.

 

Yo ya no estaré ahí

para decirte tiernas palabras,

esas que malgasté por ti

en oscuras noches robadas.

 

A ese chico especial,

a ese ser encantador,

le habrás quitado su ternura

destrozado por tu dolor.

 

Lo habrás dejado roto,

hundido y sin ilusión;

sin ilusión por la vida

que él por ti perdió.

 

 

Escrito en una triste y lluviosa mañana de otoño. BlodingGirl, no te preocupes, mi vida, que es pura ficción. TE AMO.  


Casta Maldad

$
0
0

Grandioso incubo,

perfecta doncella,

pervertida, a veces retacada

tan bien ilustrada,

en las artes amatorias,

que toda la energía despiadada y lujuriosa de aquel demonio,

es absorbida por aquella succionadora que sin corazón alguno

posee el falo del oscuro,

y se adentra en un juego tierno he inmundo.

¡Ay! Qué grande es la creación del eterno

¡Ay! Qué grande es su falo, grita la doncella

¡Ay! Que hermosa criatura susurra con dulzura el oscuro.

Atrás de ellos, un país,

un bosque de arboles erectos, presenciando la escena,

de esta una fotografía cruda y tan pura.

¿Es el demonio acaso el maligno?

O más bien será la doncella,

que con sus curvas crea el caos y la desesperación.

Pregúntale al oscuro,

pero espera a su razón,

está ocupado, siendo seducido por la hermosa perversión.

Klvo Purolove, hermoso.

‘N.

El sueño de la internauta

$
0
0

Como cada noche, ella se sienta delante de la pantalla de su ordenador, lo conecta, espera que abra el programa de carga y despues abre el navegador, teclea el nombre del chat en que habitualmente entra y espera que se conecte,en tanto abre, clikea una nueva pagina y abre su facebook, mira si hay algo nuevo, abre una nueva pagina, la preferida para ver porno y mientras busca un video que le provoque algo nuevo, algo caliente y distinto , su mente desconectada de esos actos piensa en el nick que elegira hoy.

Caliente_morena?….. Putita_pervertida?… o algo mas simple, mas sencillo, un nombre… rouse…. si , hoy sere rouse.

Despues de varios saludos y alguna charleta insustancial un privado llama su atencion….

-Uhmmm, Discovolo, me gusta es enick, le recuerda a la estatua de miron, ese cuerpo atletico marmoreo, le excita pensar en la figura…

-Hola, buenas noches, qeu tal , como estas?, dice el extraño.

-Hola, responde, estoy bien, y tu?, responde ella.

-Estaba buscandote, a ti, exclusivamente a ti.

-Jajajaj, si?. No me digas?, y por que a mi?

_ Porque eres la primera que ha respondido a mis privados.

-Ahhh, osea solo por que respondi…. es decir , podria haber sido cualquier otra…

-Si, cualquiera me hubiese valido, pero…

-Pero?

_Pero has sido tu. Ademas, se que hoy , al entrar, pensaste en que nick ponerte… no estabas decidida y elegiste uno normalito, de niña buena, no el de la putita pervertida que eres…

Ella se pone recta sobre el asiento, un ligero escalofrio le recorre la espalda, gira la cabeza sobre su hombro mirando detras, y se dice…Pero bueno estare tonta, pero si estoy sola, como va a saber…. , es solo una coincidencia, jajajjaja, se rie nerviosa.

Habla en voz alta consigo misma, esperando escuchar una respuesta, y su dulce y ronca voz resuena de pronto en la habitacion, se tapa la boca, … pueden haberla escuchado, sonrie, y su hermosa boca de labios gruesos y sensuales, esboza la mas linda sonrisa….Quien puede ser?……

-Quien eres, nos conocemos?

-Entonces si eres una putita pervertida?, o solo una morbosa y caliente hembra de coño suave y humedo, que se dio por aludida?

Lee esas palabras lentamente, letra a letra, juntandolas y al hacerlo tan despacio, siente que en ese preciso instante, su coño se moja, suave, delicadamente, el vientre se aprieta, se contrae y un ligero espasmo se apodera del interior de su coño…

-Oye¡¡¡¡¡. Como te atreves, por que me dices eso?…. no me conoces,no sabes quien soy, no sabes como soy.

-Estas segura?, tienes unos delicados pies pequeños, con las uñas perfectmente arregladas, tobillos delicados y unas preciosas pantorrilas firmes y duras. Marmol traventino tus muslos, y tu vulva, es un volcan a punto de estallar…

Algo enfada, masacullando las palabras mientras las escribe contesta…

-Eso podria describir a miles , cientos de miles de mujeres…

-Pero lo que sigue solo puede describir a una, responde el, ese culo perfecto, redondo, alto, agresivo, que anhela la caricia intensa y una dura nalgada al sentir la polla deseada ronzandose contra su redondez, su calor en esa piel, o acaso miento…?. pregunta.

Ella siente su sexo mas y mas caliente por momentos, su coño se cierra duramente, apretandose al tiempo que siente como se moja descaradamente, y mientras lee , su labio inferior desaparece bajo sus dientes, mordiendolo suave, mas fuerte, firmemente hasta que un gemido se escapa de su garganta.

SIn darse cuenta , su mano se ha deslizado bajo el boxercito blanco que lleva puesto, baja la cabeza y mira, una manchita de humedad que delata lo mojado de su coño y sus dedos van abriendo el coño sedoso ,caliente, de labios menores carnosos, profundamente rosados y ahora rojizos, casi granates, al llenarse de sangre caliente…Se acaricia suavemente mientras piensa,……,-Quien es?. Como sabe eso?.

- Tu espalda es recta, deliciosamente sensible, m ilengua haria estragos en tu piel, deslizandose sobre ella, lamiendo hasta llegar a tu nuca, recta , alta, con el nacimiento del cabello deliciosamente sedoso que deja ver ese cuello de diosa africana.

-Diosssss, me conoce, conoce el color de mi piel, sabe quien soy… o no..?

- Y por ultimo, tu vientre liso, aunque tu te ves con pancita… Jajajajaj, pero es solo una ilusion, tu vientre es perfecto , una hondonada de terciopelo que anticipa al Sur el monte de venus de mis deseos y al Norte las suaves colinas de Sion. Esos pechos dulces, suaves, dos dunas de arena en la playa de piedra volcanica que es tu piel.

-Verdad, Gabriela….

-Ohhhhhhhhhhh,… diablos….., no puede ser, sabe incluso mi nombre. Nerviosa, excitada, con los dedos aun dentro del coño se levanta de un solo movimiento, se vuelve rapidamente, mirando entorno suyo, alucinada, no entiende nada, no comprende …..

-Que ocurre, que pasa?. Dice en voz alta.

Su cabeza no deja de dar vueltas a todo ,sus ojos inquisidores lo escrutinan todo, en la oscuridad da un salto , saca su mano derecha del interior del boxer y enciende la luz, mira por la ventana, debajo de la cama, abre el armario y grita…

-¡¡¡¡Joderrrrr¡¡¡¡ que ocurre aqui.

Vuelve al ordenador y lo apaga de golpe, de un seco manotazo en el boton de encendido, se tira sobre la cama y nerviosa baja la mano a su sexo y se masturba con rabia.

-Hijo de puta, seas quien seas me has puesto cachonda de verdad, tengo el coño a punto de estallar, dice para si misma.

Sus manos frotan duro el clítoris, abre las piernas hasta casi sentir dolor en las ingles y se masturba ferozmente, salvajemente, hasta que alcanza un orgasmo animal, contundente, que la deja derrotada, sudorosa, con el coño ardiendo y una sensacion de no saber que ha ocurrido. Su respiracion va recobrando la calma, su vientre dejando de latir, sus ojos se van cerrando despacio y cae en un profundo sueño.

__________________________

Letras esculpidas en sudor , en sexo, y el fragante olor de su coño mojado, su boca esta llena de leche caliente, que saborea como una gata que lame la leche del palto de su amo. Una imagen oscura, entre la niebla se le acerca, escucha sus propios gemidos,a lo lejos, llenar sus oidos, y un escalofrio que el recorre el vientre al tiempo que nota un suave dolor en las muñecas, abre los ojos de pronto y…Todo era un sueño salvo…. el dolor en las muñecas y la intensa humedad en su sexo, asi como la dureza de sus pezones, intenta frotarse uan de ellas y… esta atada, intenta decir algo y… no pude….se mira…Esta atada al cabecero de la cama, cada mano fijada por una tela que de prontose le antoja que son…. dos de sus propias bragas,y en la boca,.. no puede verlo , pero adivina el olor del suavizante de su ropa intima. Mira hacia abajo levantando un poco la cabeza y se ve desnuda, tendida sobre la cama y a su lado , de pronto…..escucha…

-Ni te muevas , ni te vuelvas hacia mi o te hare daño….

-Comienza a temblar balbuceando, intentando hablar pero no puede, su boca esta llena siente la suave tela en el paladar y una arcada le viene a la garganta…. se marea,, el miedo la embarga, una sensacion de fragilidad, de inseguridad,…. miedo,….. miedo,….. temor.

Y entonces escucha de nuevo…

-Mi pequeña, Putita_pervertida, dia a dia te veo escribir , leo como mamas esas pollas, como te follan como a una perra, como deseas tener dos, tres o mas pollas dentro y ya no puedo aguantar mas, eres una zorra de cuidado y te voy a dar lo que una zorra como tu se merece.. una puta de tu calibre lo unico que ha de hacer es callar y obedecer….

Su voz, su voz, .. esa voz, no puede ser, es imposible, el nunca lo haria…. no no puede ser, pero…. y si me vuelvo a mirarlo y me pega?, no, me da igual, .. voy a hacerlo se dice…. gira la cabeza lo mira y de pronto, siente un dolor intenso en su cara, incluso antes de escuchar el restallido de la mano en su mejilla ya sentia el dolor, siente como bulle la sangre como se acelera el corazon, como la toman dos manos poderosas de los tobillos y separandolos duro atan uno y otro a los pies de la cama.

-No, no puede ser, y no puedo gritar, no puedo hablar, no puedo casi ni moverme….

Siente su aliento en la cara.

_No, no voy a abrir los ojos es lo que el quiere, quire volver a pegarme, lo noto, se que lo desea…

_Ahora vas a estar amuy quieta, notas esto?

Siente el frio filo de un afilado cuchillo en su piel, debajo de sus costillas

-Si te muves mas de lo que yo te ordene, si intentas soltarte, si sueltas la braga de tu boca y gritas te lo hundo hasta el mango de un solo golpe y miro como te desangras.

El panico se apodera de ella, todo su cuerpo se tensa, caliente y frio al tiempo, pero curiosamente, su coño esta cada vez mas y mas mojado, y siente un dolor intenso en los pezones de duros que estan, su respiracion cada vez mas agitada sintiendo el peso del agresor sobre su cuerpo, este le mete una mano por debajo, detras, entre las nalgas y dos dedos abren su culo de golpe, sin otra intencion que que dañar su cuerpo , comienza a follarla el culo con tres dedos como un animal , sin ritmo, sin pausa, cada vez mas y mas fuerte, mas duro y mas profundo .

Pero ella no siente ese dolor que el pretende provocarle, siente como su ano se dilata como acoge esos dedos comienza a sentir el placer mas intenso, siente su culo abierto, y al tiempo su coño, su hinchado sexo se diluye, en su interior sus visceras se liquan y un ensordecedor silencio es su grito de placer mas desgarrado.

-Mmmm, te gusta que te follen el culo perra, te meves como si te lo hiciesen todos los dias, a todas horas, en cualquier rotonda donde las de tu calaña se venden. Ahora te voy a hacer recordar esto para siempre, y cada vez que se dañe tu ordenador, te acordaras de mi, del tipejo amigo de tu hermano el que vino a arreglarlo y tu despreciaste y te reiste de el, de alguien tan normal como yo te acordaras para siempre,… pero…. nunca diras nada, esto no ha ocurrido, y a partir de ahora cerraras la ventana cuando te pongas a ciberfollar con tus amigos….O mejor, a partir de ahora las dejaras abiertas para que cualquiera entre a follarte.

Llevo meses leyendo tus conversaciones, desde la ultima vez que vine e instale un programita desde el que accedo a tu ordenador, que me avisa encuanto lo conectas, tengo acceso a tu cam y veo esa cara de puta al pronunciar las mas obscenas palabras, esas que tanto te calientan, y como tu rostro se congestiona en el momento de correrte, Llevo mucho tiempo viendote cuando sales a la calle tan señorita ,tan decente, tan discreta, sin qie nadie sepa que eres una puta caliente, una hermosisima y lujuriosa mujer con una imaginacion incotenible y un coño insaciable y .. diciendo esto, le clava la polla en el coño , una verga increible, ella jamas lo hubiese imaginado…

-No lo esperabas verdad?, son 24 cm de verga y todos para ti, para llenarte, para que cuando te esten ciberfollando solo pienses en ella, en mi.

Un grito antinartural se escapa de su garganta, siente el dolor mas intenso y profundo que jamas sintiese, y su coño se abre, se dilata como no hubiese creido jamas. El gemido de dolor se mezcla con la sorpresa y el placer, siente derretirse su sexo, su vulva hinchada late desproporcionadamente, un alarido se escapa de su garganta cuando el comienza a embestirla, como un semental monta a una yegua, sin temor a dañarla, sin temor a destrozarla y ella, comienza sentir espasmo tras espasmo, salvajes incontenibles, y comienza a correrse, una y otra vez, y una tercera, mientras siente su vientre, el interior de su coño empujar sus intestinos, su estomago, sus pulmones, todas y cada una de sus visceras mientras sigue corriendose una cuarta, uan quinta vez, como una virgen de la lujuria atacada por dionisos y follada por Zeus.

Entre sus nalgas, el jugo de su placer y su miedo, se desliza hasta llegar a mojar la sabana y sigue fluyendo entre ellas mojadno su culo, sus riñones, mientras siente esa polla dentro y fuera, apretando su piel y tirando de ella, haciendo efecto ventosa al sacarla, para volver a meterla salvajement,e nunca jamas se sintio tan llena, ni en sus mas salvajes fantasias, donde pollas del tamaño de dildos gigantes la penetraban, donde vergas de comics eroticos, hentai de lo mas fantastico, la follaban hasta hacerla perder el sentido, y alli estaba, siendo violada, poseida, follada salvajemente por la polla mas grande que jamas habia visto, sentido o imagino en su interior, llevandola al extasis sin ella haberlo pedido, sin poder evitarlo, corriendose sin parar y sin soltar un solo gemido al exterior.

De pronto el se para, se acerca a su oido y le dice, si gritas acabo contigo, desata la braga de detras de su nuca y le saca la pieza de tela que antes introdujo en su boca, le sujeta la cabeza con una mano al tiempo que sube por su cuerpo

-Mamala, perra, mamala, quiero correrme en tu boca de puta.

Y ella, insaciable, comienza a mamar aquella tremenda polla, ni siquiero un tercio le cabe en la boca pero mama el capullo sacudiendolo, sacudiendo su lengua, chupando loca de placer, succiona la punta , la chupa con ansia, lametodo el capullo, la gran cabeza de polifemo, metiendo la puntita de su lengua en el meato, chupa como una puta sedienta del calido nectar, mama como jamas le mamo la polla a nadie, ni a su novio, ni a,su cuñado, ni a su vecino, los tres hombres que pudieron en algun momento de su vida disfrutar de aquella dulce, caliente y viciosa hembra. SIente su coño arder y su piel quemarse,tiene tan dilatado el coño y el culo que siente el aire del ventilador dentro de su cuerpo al penetrar por sus dos orifios, abiertos salvajemente.

-Dame lo todo, cabron, correte ya, semental, correte ,llename de leche hijo de puta, correte en mi garganta, haz que me atragante con tu leche de caballo, llename, llenameeeee, susurra poseida al amante inesperado, no deseado y al principio repudiado, quisiera girtarlo, desgañitarse al hacerlo pero el miedo al arma que aun siente en su costado la atenaza.

De un solo golpe, al escuchar su dulce y ronca voz, empuja su polla hasta el fondo de la boca, siente los dientes casi rasgandole la verga y como entra deslizandose sobre su lengua, penetrando en la garganta, justo en el momento de correrse.

Han visto correrse alguna vez una caballo, un semental?.. pues algo asi ocurrio.

Un rio de leche llenó la garganta de gabirela, la putita pervertida, y mientras temblaba de placer sintiendo como se llenaba, el se fue retirando dejando su boca llena, su lengua cubierta de semen caliente, el rastro sobre sus labios y su barbilla y siguio sacando la enorme verga de la calida boca hasta que el final de la corrida le cayo entre las tetas, en el estomago y tan solo se acerco a ella para decirle..

-No lo olvides, yo jamas he estado aqui…

Se quedo quieta, sintiendo latir todo su ser, estremecida de dolor, miedo y un palcer tan intenso que todo su cuerpo vibraba como la cuerda de un violin manteniendo la nota mas alta. Ardia, la piel de su coño lacerada y dañada, tan sensible que solo el roce del aire que llegaba del ventilador le hacia estremecer, el clitoris lo sentia como una alubia, tan duro y engrandecido, tirando de los labios, y el culo…… ufff, su culo latia como el mismo corazon, mandandole aun oleadas de sensaciones placenteras y asi sintiendose en cada latido, en cada vello de su piel, se quedo profundamente dormida.

A la mañana siguiente desperto toda dolorida, vio el ordenador apagado, y su coño aunque le molestaba aun tenia una dulce y suave sensacion, y riendose se dijo…

-Joder, este cabron de Esteban si que me provoca los sueños mas alocados y salvajes.

Estirandose sobre la cama, levanto sus piernas, flexionandolas, separando los muslos se coloco la almohada entre ellas antes de girarse de lado y comenzar a frotar su coño contra ella como hacia casi todas las mañanas antes de irse a trabajar, mientras pensaba en el, en su voz, en sus palabras, y en como la llevaba al orgasmo y cuantas ganas tenia de ser suya de nuevo.

FIN

Cambio de Aceite

$
0
0

He finalizado mis vacaciones en la casa de la playa de mis padres, inicialmente hemos estado mi novio y yo pero en apenas dos dias despues de haber llagado han aparecido mis padres.

Aun tengo en mi cabeza cuando rechaze a mi novio momentos antes de levantarme, no penseis mal… no me estoy volviendo una frigida… Dios me libre. Pero lo que pasaba que el muy cabron se habia tomado una especie de viagra y llevabamos gran parte de la noche follando (joder, mi dormitorio estaba a escasos metros del dormitorio de mis padres… mmm que morbo).

No dejaba de decirle que no deseaba continuar y el tras mucho rechistar lo acepto durante unos minutos, me pregunto de forma mimosa si podria jugar con mi cuerpo… aceptando finalmente, adormilada senti las yemas de sus dedos desluzarlas por mi espalda a modo de dibujarme algo, poco despues sus labios en mi cuello me arranco mi primer suspiro. Claro esta que me estremeci… obviamente me fui excitando, permaneci callada aceptando todo lo que me hacia… mmm, note como se incorporaba y acto seguido poso su cuerpo sobre el mio pero gracias a sus fuertes brazos mantuvo su cuerpo en el aire.

Volvio a preguntar si le dejaba jugar con mis nalgas y le respondi en esta ocasion yo mimosa que si, senti como pegaba su ingle sobre mis nalgas… mmm, note la dureza de su duro miembro entre mis gluteos y acto seguido comenzo a moverse… ooohhh. No quise que supiera que estaba muy excitada… mmm, mordi la lengua para silenciarme mientras el me “forzaba”… ooohhh. Cuando su grande golpeaba la entrada de mi orificio vagina… aaahhh, poco falto para que separara mis muslos… pero me contube. Aguante como una leona y sacando fuerza de donde no las tenia… -le pedi que lo dejara, pues mas que excitarme me molestaba” al mismo tiempo que pellizque con fuerza la almohada.

Claro esta que me arrepiento de mis duras palabras… tanto como de haberle mentido, pero pense que pasaria si lo rechazo… se me ocurrio jugar. Pero no me salio como esperaba… pues se dio la vuelta mientras me maldecia, mentándome entre otras cosas “calientapollas… con otros si y conmigo No”.

Finalmente me he levantado… se que es muy temprano, pero no puedo aguantar mas en la cama a pesar de ser viernes… quizas sea lo que paso anoche o que estoy de caliente y excitada que reviento. Mire el relog y vi con sorpresa que marcaba las 6:15 hora, estaba empapada de sudor y no solo del insoportable calor sino del tremendo calento que me dio el cabron de chico… mmm, siento muchisimo haberle rechazado y siento aun mas el no sentir sus fluidos recorrer mi interior.

Prosigo… me he levantado sin hacer ruido… no quise despertarlo, cerre la puerta y he bajado… no sin antes haberme puesto algo, un pequeño pantaloncito de pijama tipo short (coño, no os imaginais lo caliente que me pone el llevarlo sin braguitas) y mi camiseta de tirantas sin ponerme nada mas, la verdad no pense que fuera tan malo.

Me dirigi a la cocina para prepararme el desayuno… mientras escuchaba de fondo los ronquidos… pense en mi padre, aunque tambien podria ser mi novio. Puse la television no solo por escuchar las noticias sino por no escucharlos, puse mi capsula de ristreto en la cafetera… mientras colocaba un par de tostadas en la tostadora… mmm, me encanta lo bien que huele un buen cafe… uuummm.

Escuche pasos y acto seguido el sonar de la cisterna… me daba igual quien coño fuera. Acto seguido cogi un tomate del frigorifico lo lave y lo corte a rodaja, tome la aceitera y lo verti sobre la tostada… mmm (joder que bien olia y que espesura).

Aun recuerdo la silueta de mi padre al aparecer por la puerta… tremenda aparicion (joder, el muy cabron aparecio solo con unos boxer… coño que no le importaba quien estuviera en la cocina). Obviamente se lo recrimine y su respuesta fue… -”estoy en mi casa y sino te gusta lo que vez… hay tienes la puerta”, claro esta… caye no me quedaba otra.

Me sente a desayunar y alabe el sabor del aceite, mi padre me hizo saber que se trataba de aceite de oliva Santuario de Magina y que por el precio que le ha costado (73€), deberia de saber a gloria y que es capricho de mi madre. Comenzó mi padre a explicarme la variedad de usos que daba el al aceite, coño su explicación como es normal en el… de una manera tan peculiar.

“Sabes Susi… la textura de este aceite es tan igualable a la vaselina”, me confirmo mi padre… obviamente quiso hacerse el gracioso.

“Te confieso una cosa hija… yo mismo la ha llegado a utilizar, como dilatador para penetrar a tu madre cuando esta no estaba por la labor… ya que dormía”, llego a confesarme (cabron, violador de mierda… aunque tambien es verdad que mi madre es una puta frigida que toma medicamentos que la dejan totalmente dormida).

Bueno continúo con mi confesión, mientras intentaba disfrutar de mi desayuno… más gracias a las “lindezas” de la conversación de mi padre, no caí en la cantidad de aceite que eche sobre la tostada y al llevarme esta a la boca… comenzó a gotear, cayendo varias sobre mi camiseta de tirantas a la altura de mis pezones (ostias, ayudo estas a verse con claridad mis endurecidos pezones), otras sobre mi vientre y mi pequeño pantaloncito de pijama tipo short que llevaba sobre mi pubis (joder, os debo recordad que no llevaba braguitas).

Fue mi propio padre quien me hizo ver mi torpeza… continuando por preguntarme por el madrugón, pues según él se sorprendió no solo por verme levantada estando de vacaciones… sino también por mi vestimenta pues para él fue una agradable sorpresa, claro esta… calle de nuevo al tiempo que me levante de la mesa, recogí mi taza y el plato de las tostadas y lo deposite en el interior del fregadero… con la intensión de fregarlos.

Sabéis quizás mi silencio le diera píe pues según la explicación que en su día me dio… “una mujer cuando calla ante unas palabras o hechos… es por que acepta, estando de acuerdo con los sucesos que pueda pasar… quedando estas en esa complicidad”. Que equivocado esta mi padre la verdad pues la verdad mi ignorancia o porque no llamarlo también… “pasotismo”, fue por los consejos que me dio en su día mi sicólogo hacia esta clase de hombres que se le denominan “acosadores”… pues me recomendó que le dejara hacer, me informo que mi dejadez hace que se cansen y lo dejen. Pero creo que tal consejo con mi padre no sirvió… sino que le daba píe a continuar… para mala suerte para mí.

Os cuento… mi padre se levanto de donde estaba sentado y camino hasta donde yo estaba, comenzó a coger algunas cosas que había en la mesa y colocarlas sobre la encimera… pasando innecesariamente por detrás de mí, no teniendo el detalle de pedir paso y sin avisarme me restregó su abultado miembro por mis nalgas (joder, no solo no me molesto que el muy cerdo no tuvo la “delicadeza” de pedir paso, sino que estuviera empalmado y me lo hiciera notar… mmm). Calle como me aconsejaron y le demostré que no iba a caer en su juego como tantas veces caí, pero mí silencio como os he dicho previamente a mi padre le hizo creer otra cosa… pues volvió a pasar, recreándose nuevamente… mmm.

“Si quieres hija de puedo echar una mano o lo que tú quieras”, me dijo mi padre quien poso sus manos en mi cintura al tiempo que restregaba su miembro por mis nalgas, haciéndome “palpar” cada vez con más claridad la dureza de su miembro… ooohhh (Dios…).

Pero obviamente mi sicólogo se equivocaba o debía de conocer a mi padre… más al mostrarme sumisa ante sus obscenas propuestas, no contento con sus “latigazos”… note algo mas intimo y caliente, note con claridad y gracias a mi fino pantaloncito de pijama… su duro miembro desnudo… mmm. Mi padre había introducido su mano derecha dentro de su bóxer y tomo su miembro, tras sacarlo lo coloco entre mis glúteos y comenzó a moverse… emulando la penetración… mmm. Sentía como su grande se deslizaba por mi ingle… notaba como se restregaba por mis labios vaginales… ooohhh, sin llegar a poner mano encima comenzó y menos introducir su miembro en alguno de mis orificios… ooohhh, me hizo sentir como su miembro se endurecía mas y notaba aun mas lo caliente que este estaba… aaahhh (coño… me puso aun más caliente y excitada).

No pude contenerme más y aunque lo que más deseaba era que echara hacia un lado el pantaloncito y que me penetrara sin compasión, me moví de un lado hacia el otro a modo de hacerle ver que me molestaba y de echarlo al tiempo que “le pedí un poco de respeto”.

“Y tú hablas de respeto cuando te has llevado prácticamente toda la noche follando, sin importarte que tus padres intentábamos dormir”, me respondió mí padre… claro esta calle.

No le dije nada… creí que no era muy prudente responderle y lo mejor era quedarme callada mientras recogía la cocina, comencé a recoger algunos cacharros que quedaron fuera de la noche anterior y lo primero que hice fue, abrir las puertas del mueble de abajo y me incline a modo de guardar algunas cacerolas, sin reparar en la presencia de mi padre que estaba detrás mí. Caí en lo que le estuve enseñando… mas al notar cómo se me subía la tela de mi pantaloncito de pijama y se me introducía entre mis glúteos… mmm, trague saliva y solo desee que no se haya percatado de mi inocentemente percance (coño, no penséis que fue intencionado sino un olvido… eche la culpa a los nervios).

Pero la situación se repitió cuando abrí las puertas del mueble de arriba y me dispuse a guardar algunos vasos y jarras en los estantes superiores, alce mi cuerpo poniéndome de puntilla para guardarlo… no ni tan siquiera mi padre tuvo el gesto de ayudarme. Continuo, se me subió la camiseta unos centímetros no perdiendo detalle de mis pechos firmes y marcados por esa camiseta de tiranta, menos aun mi marcado culo y mis nalgas redonditas… emitiendo este un gesto de aprobación.

“Que pedazo de zorrona eres… hija, joder. Que pasa que no crees que yo también soy un hombre o acaso es que piensa que solo soy un pedazo de piedra”, me soltó mi padre ante tales poses… recriminándome mi poca cabeza.

“Ni te imaginas lo mal que se pasa al escucharos gemir de placer noche tras noche, no pudiendo hacer nada… más aun cuando tu madre se tomo un transirium y no veas el profundo sueño que tiene, no pudiéndome conformarme más que con masturbarme o darme una ducha fría”, me soltó.

Yo como siempre a lo mío… ignorándolo, sabiendo bien de sus trucos o juegos sucios, cansada de su machismo… cansada de sus acosos, cansada de ceder y dejarle hacer porque finalmente acaba consiguiendo lo que quiere… a pesar de mis pataletas. Quise decirle que mi madre lo hace por no aguantarlo… pues está cansada de que le ponga tantos cuernos a pesar que ella misma se los ha ganado a pulso, me he contenido al no soltarle que al final mi madre es quien gana al final pues siempre se olvida del mundo y hace lo que le da la gana, pero bueno continuo con lo mío.

Os juro que no le vi venir, pues como un gatito se me acerco mimosamente y mientras me hablaba en susurros, poso sus manos en mis hombros comenzando por darme un masaje… uuummm (joder, no entiendo como volví a caer nuevamente). La verdad que es una de las pocas cosas que sabe dar tan bien… su habilidad es tal que te deja atonta… mmm. Sentí su barbilla rozar mis cabellos y acto seguido sus labios posarse en mi cuello… ooohhh, sabe perfectamente mis debilidades. Apenas sin fuerza le he pedido que lo dejara… cosa que no ha hecho, sus dedos recorre cada vertebra de mi espalda tocando en el sitio que sabe estremecerme… ooohhh. Llevada por el placer de ese masaje y llevada por sus mismas acciones más aun cuando toma mis brazos y me hace estirarlos sobre la encimera, acaricia mis brazos una vez tras otra muy suavemente y sin prisas al tiempo que besa mi cuello… ooohhh. Cayo mas por estar ya bajo el poder de sus caricias… mmm, no pudiendo silenciar ni tan siquiera un suspiro de satisfacción… tomado por su parte como premio a sus caricias (joder, que metida de pata).

Echa mis cabellos a un lado y sus asquerosos labios me hacen entregarme cada vez más a sus nauseabundos juegos. Siento como pega su entre pierna a mis nalgas… mmm, como la dureza de ese envejecido miembro no deja de palpitar en mis glúteos… mmm (coño, para nada está fuera de juego), me está pidiendo guerra y no se cuanto más podre resistir… aaahhh (joder… ostias). Como es que cada caricia… cada susurro, me lleva como siempre a sentir escalofríos… mmm, no entiendo como siendo mi propio padre me hace estremecerme.

Su tono empalagoso adornados con palabras embriagadoras… mmm, me tenían como hipnotizada y más ahora que es su nauseabunda lengua es la que recorre desde mi oreja hasta mi hombro… mmm al tiempo que su mano izquierda masajea mis cabellos… uuummm. Siento su rodilla masajear mi pantorrilla y la presión de esta al tiempo de unos golpecillos, me hace entender que desea que separe mis piernas… cosa que hago… mmm.

No deja de acariciarme con una de sus manos… mientras besa mi cuello… mmm. Observo como alarga su brazo derecho… ignoro sus motivos (joder… ni puta idea), noto que intenta coger algo… pero la verdad que no consigo adivinar el que. Mis ojos permanecen más cerrados que abierto… llevado por el placer, me hace sentir sensaciones olvidadas… quizás añoradas, me estremece y aunque lo odie… más parece que soy yo quien lo busca… quien lo provoque. Entre abro por unos segundos los parpados y veo como en su mano lleva la aceitera… extrañada

- “No padre… No, por favor déjame”- le decía y mi padre me respondía -”calla… que se que te gusta… mi pequeña putita”.

- “Padre por favor que mi futuro marido duerme arriba, déjame… por favor”- volví a decirle.

Por fin veo lo que quería coger… la aceitera, tras tomarla la acerca hacia mí y comienza a verterla sobre mi cuerpo, siento como ese liquido golpea mi hombro y se diluye por mi cuerpo a pesar de tener aun mis prendas, pero lo cierto que su propia mano ayuda a diluirla… tirando de la tela de mi camiseta, recorriendo mi cuerpo… desde mis senos… ooohhh, hasta mis nalgas… uuummm.

Masajea con sus manos mis senos aprovechando ese aceite que poco le faltaría para ser un aceite corporal… que cuerpo, que olor… que mmm, mientras continua acariciando mis senos con una de sus manos con la otra la va descendiendo poco a poco hasta mi pubis… ooohhh. Dejo caer mi cabeza hacia un lado más por el enorme placer que siento… mi cuerpo pide guerra, siento su mano adentrarse por mi prenda inferior y sus dedos palpar mi vulva… ooohhh. La habilidad de sus dedos tanto con mi vulva como con mis labios vaginales me hace alcanzar mi primer orgasmo… estremeciéndome, llevada por este placer y torpemente al estremecerme eche mi cuerpo hacia atrás… chocando con su miembro, dándome cuenta de mi tremendo error e intento ponerme derecha.

Pero mi padre con una de sus manos la posa sobre mi vientre con fuerza… presionando hacia él a modo de detenerme y poder sentir el calor que desprende su rabo… ooohhh, nuevamente alarga su mano izquierda hasta coger la aceitera y tras cogerla… la acerca, retira su mano de mi vientre y la posa en mi espalda a la altura del elástico de mis braguitas. Tira hacia el al tiempo que vierte el aceite sobre mis nalgas… sintiendo como diluye por mis muslos hasta la planta de mis pies… mmm, mientras con su mano izquierda baja mis braguitas hasta donde puede… con su mano derecha comienza a extender el aceite por mis nalgas… ooohhh. Siento como sus dedos se introducen entre mis glúteos y humedece mi orificio anal… aaahhh.

“Por favor padre… detente, no deseo continuar… no deseo engañar a mi futuro marido”, le dije… Dios sabe que lo deseaba, pero el muy cabron no miraba ni la hora ni mucho menos que no estábamos solos y en cualquier momento, podría bajar mi novio o mi madre.

Pero lo cierto es que precisamente yo era la primera que no me marchaba… sentía su duro y deseable miembro desnudo presionar mis nalgas, como su grande pedía paso mientras silenciosamente poco a poco iba entrando en mi orificio anal… ooohhh.

“No padre por favor… que soy tu hija, por favor Padre… ooohhh”, le soltaba nuevamente pero para mis adentros mis deseos eran que no se apartara.

Sus labios recorrieron mi cuello… llegando a morderme suavemente… uuummm, sus manos tallaron mi cuerpo… moldeando mis cuervas hasta mis nalgas… ooohhh, ascendiendo nuevamente hasta mi cintura y tras presionar sus dedos a modo de afianzarse… presionar con fuerza… ooohhh. La sentí como iba penetrándome muy despacio… sin desear hacerme daño, sus embestidas eran muy despacio… como deseando disfrutar de cada minuto… de cada segundo… ooohhh.

“Ooohhh… NO pares por Dios, no pares… Follame como tú sabes”, ignoro como coño hoy día pude soltarle eso a mi padre.

Mi padre me tomo sin sacarla de mi interior y casi en volandas me llevo hasta la mesa que hay detrás, me soltó de manera que mis pechos se aplastaron contra la fría tapa… mmm, su polla aun continuaba dentro y sus embestidas tomaban cada vez más fuerza… había perdido la cuenta de mis orgasmo, pero los frutos de estos eran los fluidos que descendían por mis muslos… aaahhh. Llegue a rogarle que me follara por mi orificio vaginal…cosa que me negaba, mas por hacerme saber que eso era perteneciente a mi novio y que supuestamente aun habría restos de las corridas que me habría echado durante la noche… no le dije que no, pero deseaba sentirla golpear mi útero… ooohhh.

Obviamente tuve que ser yo quien dirigí mi mano hacia mi coñito y comenzar a hacerme un dedo (joder, masturbarme), mientras mi padre me rompía mi culito una vez tras otra… ooohhh. No dejaba de hacerme saber las tremendas ganas que tenía de volver a follarme, haciéndome saber que ha tenido varios sueños en que me penetra unas a las buenas y en otras ocasiones a la fuerza, estando yo embarazada… mmm (joder, con el pervertido… pero me puso… mmm). Sus fuertes embestidas delatan a mi padre en la venida de su orgasmo… bueno eso y su maltrato, porque en esos momentos comienza a golpear mis nalgas… muerde mi cuello o tira de mis cabellos, mi padre son uno de esos que les gusta verme sufrir de dolor… mmm.

Aun me viene a la memoria cuando el muy bastardo contrato a tres hombres… dos de color y un musulmán para que me follaran con violencia, para que me penetraban con maldad por no deciros que me violaran y todo para saciar los oscuros deseos de mi padre y de unos amigos suyos… mmm. Que dolor… aun recuerdo como acabe, dolorida cada centímetro de mi cuerpo… dolorido cada uno de mis orificios, pero por muy extraño que me pareciera en aquellos momentos… quede satisfecho.

Os debo confesar que cuando me penetraron analmente dos hombres… finalizaron con romperme analmente mi culito, prueba fue las gotas de sangre que salían de mi ojete… gotas que uno de ellos recogía, mientras otro me tiraba al suelo y me pisaba la cara con uno de sus pies al tiempo que me cubrían con su semen. Pero bueno queridos amigos hasta aquí llego mi confesión, esta ardiente sevillana debe de marcharse… un besi y hasta pronto.

Pero si queréis saber más de mí, os invito a pasaros por mi blogs personal:

http://susanabix-misconfidencias.blogspot.com.es/

Preguntarme aquellos que tenga la suerte de verme conectada por mí Skipe, e incluso si deseáis pasaros por mi Facebox:

https://www.facebook.com/Susanabix?ref=ts&fref=ts

O porque no por mi Twitter:

https://twitter.com/Susanabix

Bueno queridos lectores… lo dicho, si alguno desea expresaros dejad vuestros comentarios os invito a que lo hagáis y porque no, haber si alguno desea calentarme… ya sabéis mi dirección y os responderé en cuanto pueda.

La pregunta

$
0
0

—Bueno, lo primero es darle gracias por concederme esta entrevista privada. Comprendo que corre un gran peligro mostrándose en público.
—Vale.
—¿La primera pregunta puede ser que me diga cuál es su nombre?
—Alonso Cifuentes. Padre Alonso, si prefiere. No, espere, mejor Padre Alonso, solo eso, sí. Sin apellido.
—Padre Alonso, ¿cuántas personas han muerto en sus manos?
—Vaya, menuda pregunta diplomática donde las haya… Pienso que no más de siete veces siete, si me permite continuar con la diplomacia.
—Siete veces siete. Eso son 49. Según los cálculos que maneja…
—No. Siete veces siete significa muchas. Pero, si lo desea, puede indicar que, cuando finalice la entrevista, serán “muchas” más una.
—¿Quiere decir que va a matarme?
—Estoy casi seguro.
—Lo dudo.
—Yo no.
***
***
***
Hay un dilema en la vida en la vida de toda persona, ¿sabe? Una pregunta que se instala en la cabeza cuando empezamos a tener consciencia y que no nos abandona hasta que exhalamos el último aliento. Una pregunta para lo que no obtendremos respuesta nunca. Una pregunta que aparece de improviso, cuando menos lo esperas, todos los días de la vida. Una pregunta que nos inquieta porque no sabemos qué responder ni cómo abordarla. Una pregunta que, con frecuencia, gobierna el sentido común de cualquiera y le hace tomar rumbos en la vida que ignoraba o que había despreciado previamente.
Cuando era joven, recién salido del seminario, me asignaron la parroquia de un barrio de Valladolid. Era y es un barrio abarrotado de cucarachas, literalmente hablando. A cualquier hora del día encuentras varios de esos bichos negros y brillantes corriendo por las esquinas de las calles, las aceras, junto a los portales, entre las ruedas de los coches aparcados, bajo las papeleras de los parques, esperando al final de las rampas de los toboganes. Cucarachas de todos tipos: grandes y planas, pequeñas e hinchadas, de colores negro apagado, azul cobalto o negro obsidiana. Agitan sus antenas como bastones en manos de un ciego. No importaba las veces que se intentase erradicarlas. Pesticidas, hongos, gases, insectos; no importaba el método, volvían a aparecer. Parecían emerger del suelo mismo, alimentarse del aire, reproducirse sin control. Todo estaba infestado. Todas las casas contaban con un grupo numeroso de cucarachas, en la cocina, en el cuarto de baño, en el dormitorio, entre las sábanas, en todas partes. Sus tiqui-tiqui se oían por la noche, en cualquier lugar. A veces había que pisarlas varias veces para matarlas, sobre todo las planas. Pero no importaba cuántas murieran, cuántas dejaran sus restos amarillentos y pútridos alrededor suyo, otras se alimentaban de sus congéneres aplastados y continuaban su expansión.
Nacías, crecías, te casabas, fornicabas, envejecías y morías entre cucarachas. La gente ya nos las mataba. Las ignoraba.
Mi iglesia, un edificio alto y esbelto, construido a finales de los años sesenta, poseía formas peculiares, quizá contaminadas por la abundancia de drogas psicodélicas ingeridas por el arquitecto que la diseñó. Nada en ella era simétrico pues las paredes se erigían con un grado de inclinación distinto del de sus adyacentes. Las vidrieras componían un caleidoscopio de luces al caer la tarde y, en vez de un campanario de formas ortodoxas, se levantaba un monolito de aristas cambiantes, de mármol negro veteado de cuarzo apagado y que terminaba en un vértice afilado, como el de una espada, sobre el que se asentaba, en un imposible equilibrio, una campana apoyada en su borde.
El interior de la iglesia presentaba un aspecto más formal aunque los bancos, debido a la disposición de las paredes, tenían distintas longitudes.
Alojado en una esquina del interior, lejos de las luces multicolores, donde la oscuridad era perpetua, estaba el confesionario. De allí surgían centenares de cucarachas que, quizá, eran las que provocaban aquella negrura pues al pisar la oscuridad se escuchaban sus chillidos al ser aplastadas.
Proveía el sacramento de la confesión cinco veces por semana, de siete a diez. Los pecados que se me encomendaban eran igual de retorcidos que las paredes donde se declaraban.
Pero hubo uno que, hace tiempo, fue el que me impulsó a buscar una respuesta a la pregunta.
Una tarde, cuando estaba a punto de abandonar mi edificio, una joven, vivaracha y desaliñada, me solicitó el sacramento. Era de tez oscura, cabello perfumado, pintado de mechas de tonalidades ocres y vestía ropas provocativas. Poseía una belleza innata, que se manifestaba en las formas ovaladas y agradables de su rostro y en las abundantes curvas de su cuerpo núbil.
—Ave María Purísima.
—Sin pecado concebida.
—Confieso que he pecado, padre.
—Dime, mi niña, ¿en qué has ofendido a nuestro Señor?
—Me toco.
—Te tocas, dices.
—Me masturbo, padre. Me alivio, me froto el coño con suavidad y luego con energía para alcanzar el orgasmo.
—Gracias por la aclaración, pero ya te había entendido.
A través de la celosía que separaba nuestros cuerpos, vislumbré como la joven abandonaba su postura de devota arrodillada para sentarse sobre el almohadillado de las rodillas y apoyar su cabeza sobre la celosía. El aroma a jazmín y rosas de su pelo inundó el habitáculo donde me encontraba.
—¿Ese es tu único pecado? —pregunté al encontrarme con su silencio solo roto al desabotonarse sus pantalones.
—No, claro. He mentido a mis padres, he injuriado a mis amigas, he probado muchas drogas y a veces me asalta el recuerdo, real o imaginado, de haber matado a varias personas que lo merecían. Pero considero que tocarse es mi mayor pecado aunque no me arrepiento.
—Y esperas que te administre la absolución tras haber confesado este y tus otros pecados sin mostrar culpa alguna.
—Mmm —gimió con sonido largo y gutural—. Suena absurdo. Y más cuando me estoy tocando ahora. Solo me toco en las iglesias, ¿sabe?
—¿Por qué te tocas?
—¿Ahora u otras veces? Bueno, da igual. Busco a Dios. Quiero comunicarme con él. Creo que rezar está sobrevalorado, padre. Considero que una buena corrida es más efectiva. Cuando siento como mi tripa se revuelve, mi culo se contrae y mis tetas se hinchan al tocarme, siento a Dios a mi lado. Muy cerca de mí, susurrándome lo guarra que soy, lo puta que soy, lo cerda que soy. Dios me ama y ama mis dedos empapados. Lame el sudor de mis sienes y huele el aroma de mi coño encharcado. Dios me ama y yo le amo.
Escuché el sonido de una oquedad húmeda penetrada y un suspiro a continuación.
Reprimí mi ira.
—¿Qué me dices del amor de un hombre y una mujer? Dios nos creó diferentes pero complementarios. El sexo tiene como único fin el de agradar a ambos cónyuges para que, en el seno del matrimonio, puedan engendrar un vástago con el que iluminar la gracia de nuestro Señor.
Un salpicar de humedades acompañó mis palabras a la vez que la cabeza de la joven golpeaba la celosía con un repiqueteo creciente.
—El hombre no puede amar, padre. Usted lo sabe bien. Quizá no quiera reconocerlo porque tendrá la verga tiesa escuchando mis tocamientos. Y eso le incomoda. Los hombres no aman, padre. Solo quieren follar. Quieren usar mi cuerpo como si fuese un corcho donde clavar sus pollas, una esponja que absorba su semen, un papel donde dibujar una cruz. Sé de lo que hablo, padre, y no me desagrada, antes bien, me encanta. Quizá sea joven pero mi cuerpo ya ha conocido falos de todos los tipos y mi boca degustado todos los sabores que el semen pueda tener.
La joven dejó escapar un gemido largo y preñado de sabor.
—Excepto uno —susurró, encadenando sus palabras con el final del gemido—. El suyo.
—¿Quieres mantener relaciones sexuales con un sacerdote?
—No, padre. No me ha entendido. Solo quiero una cosa de usted. O de su polla, mejor dicho; lo demás no me importa. Quiero follarle, padre. Quiero extraer la simiente de sus huevos, quiero tragar su líquido lechoso y luego escupirlo entre mis tetas y mi vientre, mezclado con mi saliva. Quiero que mi piel absorba el mejunje y luego luzca sucia, esplendorosa, olorosa. Esto nada tiene que ver con el sexo, padre. Yo ya me procuro sola el placer que necesito.
—Perviertes esta santa casa con tus palabras y tu impudicia, mujer. Debo pedirte que salgas de ella pues aquí no encontrarás lo que buscas.
La joven detuvo sus tocamientos y giró su cabeza hasta apoyar una mejilla en la celosía.
—Temes aquello que no puedes controlar, mi buen padre de verga tiesa —dijo riéndose. Extrajo su lengua y lamió el enrejado hasta colar la punta de su apéndice rosado por un agujero.
Me santigüé y salí del confesionario.
La chica estaba recostada, con los brazos alzados y recogidos, sus dedos amarrados a la celosía. Su camiseta estaba subida y mostraba sus pechos desnudos y sus pezones erizados. Sus pantalones estaban bajados y en su pubis negro el vello estaba apelmazado, creando sus humedades mechones acaracolados y brillantes.
—Déjeme follarle, padre —ronroneó mirándome con ojos grandes y vidriosos, su lengua depositando saliva sobre su labio inferior, su mentón húmedo y su frente perlada. —Su polla me desea, logro imaginar su rabo hinchado bajo la sotana, sus huevos repletos de semen caliente. Huela mi coño, mire dentro de mis agujeros abiertos, exprima mis tetas perfectas.
—Fuera de aquí.
Negó con la cabeza, sonriendo juguetona, contoneando su vientre gateando hacia mí. Varias cucarachas habían trepado por sus pies y su sexo y ahora recorrían sus nalgas y muslos desnudos y se enganchaban en el vello de su sexo, dejando luego un rastro líquido sobre su vientre y el suelo.
—Fóllame, padre. Jódeme con tu polla gruesa. Lo deseas. Seguro que te masturbas antes de dormirte, imaginando en tu mente las cerdadas que oyes a diario para luego sentir como la leche tibia y pegajosa pringa tu barriga y las sábanas aparecen por la mañana manchadas de ocre. Úsame, padre. Usa mi coño y mi boca, mi culo y mis tetas, padre. Solo quiero a cambio tu santa leche.
—¡Basta! —chillé tapándome los oídos y cerrando los ojos— ¡Fuera, fuera!
Di un salto al sentir sus dedos sobre mi vientre. Retrocedí a oscuras pero sus uñas estaban clavadas en mi piel, en mi ropa.
—¡La quiero! Es mía —la oí chillar— ¡Dámela, hijo de puta, dame tu leche, cabrón remilgado!
Sus dedos se aferraron a mi miembro. Me provocó un dolor lacerante, un dolor inhumano, un dolor horrendo. Palpé lo que tenía más a mano, lo empuñé y golpeé.
Me costó desclavar el arma y el dolor no cesaba. Golpeé de nuevo, con más energía, y escuché como algo se derramaba y salpicaba. Noté gotas calientes aterrizar sobre mis manos y cara. Seguí golpeando a oscuras. Solo quería que aquel dolor cesase y hasta que no sentí sus garras soltar mis partes seguí aplicando golpes en la oscuridad. Algunos barrían el aire y otros machacaban. Igual que pisar una cucaracha, los sonidos eran los mismos.
Solo cuando me sentí libre, dejé caer el objeto y un sonido metálico y húmedo golpeó repetidamente contra el suelo de la iglesia.
No pude abrir los ojos sin antes limpiármelos. Miles de cucarachas se amontonaban y cubrían el cuerpo desnudo, dándose un festín con el cadáver. Donde antes había una bella cabeza, un pelo recogido y perfumado, un rostro juvenil y ovalado ahora solo había una pulpa informe de colores rosas, blancos, amarillos. La mandíbula inferior estaba enganchada en el borde de mi sotana, cuyo color negro no disimulaba del todo los pedazos de hueso y músculo, de sangre espesa y materia cerebral.
Di un paso atrás, sintiendo como el contenido de mi estómago bullía imparable hacia mi boca, y tropecé con el objeto. Era un candelabro. Un ojo desinflado, con el iris rajado, parecía empotrado en su superficie.
Vomité sobre los restos.
Me froté la cara y las manos con la sotana, luego me la quité y salí de la iglesia. La parte inferior de las perneras estaban salpicadas de sangre pero la sotana había impedido que se manchara el resto. Los zapatos estaban empapados por dentro y por fuera. Detrás de mí, las huellas sanguinolentas eran rápidamente cubiertas por cucarachas sedientas.
La noche estaba casi instalada y en la calle había pocos transeúntes, más pendientes de sus vidas que de la mía. Anduve sin descanso hasta la otra punta de la ciudad, sentándome en un banco cuando la sangre de los calcetines creó costras que dolían al pisar.
Me eché las manos a la cabeza y me encontré con que la sangre seca había creado en mi pelo mechones apelmazados y, entre los dedos, lascas finas y de color rojo ennegrecido caían al suelo, recordándome, al igual que las perneras de mis pantalones, que había profanado el quinto mandamiento.
En una fuente cercana me lavé la cara y, sentado en el banco, esperé al día siguiente. No sabía qué hacer de modo que solo tenía una opción posible. Busqué la primera iglesia abierta al alba que encontré y solicité al párroco que me administrase confesión.
No le conocía. Era joven como yo, de figura encorvada y rasgos huesudos.
—Ave María Purísima.
—Sin pecado concebida. Dime, hermano, ¿de qué te arrepientes?
—De matar, padre, de matar a un semejante.
—¿Matar, dices?
Lo noté incómodo, revolviéndose en su asiento. Yo tampoco querría estar en su lugar, yo tampoco querría cargar con aquel compromiso.
—¿Cómo ha sucedido?
—Soy también sacerdote, padre, aunque ahora me arrodille como pecador. Me llamo Alonso Cifuentes y mi iglesia se levanta en el barrio de Los Vientos, allí donde las cucarachas han tomado la vida de todos los que allí moran. Ayer, por la noche, el diablo me visitó con forma de joven lujuriosa y sedienta de sexo. Sus palabras sucias me turbaron y realizó actos obscenos dentro de la iglesia. Resistí hasta que usó la fuerza y el dolor, momento en el que dejé que mis sentimientos más animales emergieran y, sin saber aún porqué, la maté a golpes con un candelabro.
—Dios Santo. ¿Estás seguro de que la mataste y no está solo herida?
—Está muerta, padre. Que su cadáver y su sangre están en el suelo de mi iglesia es algo tan cierto como que ahora lo confieso.
—¿Por qué lo hiciste, Padre Alonso?
—No lo sé, padre, ya se lo he dicho. Aún no lo sé. Podría haber escapado de allí y haber llamado a la policía. O ceder a la tentación. Pero, en su lugar, acabé con una vida.
—¿Buscaba mantener relaciones sexuales contigo?
—Sí, padre, perseguía ese deseo malsano.
—¿La mataste antes o después de… eso?
—No hubo… eso, padre. Resistí la tentación.
—Puede que lo hicieses, Alonso. Pero, ¿y ahora?
Levanté la mirada, estupefacto.
Tras la celosía, la joven me miraba sonriente, lamiendo el enrejado, depositando saliva espesa que traspasaba los agujeros.
—Dios mío.
—Dame tu semen, Alonso, déjame ordeñar tu polla, mmm.
Abrí los ojos, sintiendo como la ira me nublaba la vista. Sin pensarlo, agarré una barra de hierro maciza que servía de sostén para un cirio y arremetí con furia sobre la celosía. Cirio y metal atravesaron la celosía y empalaron la cabeza de la joven. La barra vibró durante varios segundos en el aire.
Al mirar el interior del confesionario, la joven yacía sentada, con la cabeza atravesada y empotrada sobre la pared posterior. Tras la pared de madera, el extremo puntiagudo de la barra sobresalía entre astillas y pelo.
Abandoné la iglesia antes de que cualquier feligrés me viera.
Cuando el diablo vestido de joven se me presentó días más tarde en el interior de las ruinas de una fábrica del polígono industrial de San Cristóbal, no tuve duda de que El Señor me había elegido y me estaba poniendo a prueba. Prueba tras prueba. Detrás de mí dejaba una sucesión de cadáveres que no eran sino el rastro tangible de mi fe inquebrantable.
***
***
***
—¿Inquebrantable?
—Mi fe es firme pero mi alma flaquea. No encuentro sentido a lo que me ocurre y la duda ha comenzado a debilitar mi espíritu. No sé cuántas veces me has tentado y yo he resistido. Siete veces siete, muchas.
—De modo que, si ahora dejase la grabadora y el cuaderno sobre la mesa y te pidiese por enésima vez ese semen que tanto ansío, ¿me lo darías gustoso?
—Es posible.
—Déjame comprobarlo, Alonso. Pero antes, dime, ¿sabes la respuesta a la pregunta que las personas buscáis? Esa que tenéis tras disponer de consciencia.
—No, aún no. Venga, hazlo. No me resistiré. Incluso esconderé mis manos en los bolsillos.
—La tienes dura, Alonso. Eso es innegable. La siento tan dura entre mis dedos, tan salvaje, tan vibrante. Al fin has demostrado tener sentido común, Alonso, al fin has descubierto que a mí nadie puede… Espera, esto no es…
¡BANG!
Sonrío y contemplo el cuerpo desplomarse. La pistola oculta en mi entrepierna aún vibra. La cabeza perforada golpea contra el suelo y los miembros, desprovistos de gobierno, se agitan entre espasmos.
—Le he cogido el gusto, ¿sabes? Ya no me atormenta la culpa. Resistiré, ¿entiendes? ¿Entiendes? Porque sí sé cuál es la respuesta a la pregunta que todos buscamos.
Los ojos de la joven se giran y me miran vidriosos. Una sonrisa comenzó a dibujarse en sus labios.
No dejo que continúe. Un nuevo disparo deshace su cara.
Mientras salgo de la habitación del hotel buscando el anonimato, medito acerca de la pregunta. O, mejor dicho, de mi respuesta.
—Claro que sé la respuesta, cucaracha. Claro que la sé.

Debuté con tu hermana

$
0
0

Javi:

Ya sabes que me pareces una persona de puta madre y que jamás te consideraría un hijo de puta por más de que te hayas empeñado en conquistar a Alicia. Sabías que ella me gustaba, sabías que hasta cuatro cartas había escrito para ella –pese a que nunca tuve el valor de entregárselas-, pero eso no te impidió bailar con ella en la farra de despedida de compañeros de secundaria, para posteriormente comértela a lengüetazos. No me jode, en serio, te perdono porque esas cosas se olvidan cuando hay una relación tan fuerte entre dos mejores amigos como tú y yo. Si no lo recuerdas, eso fue lo que me dijiste antes de que te saltara encima. Y creo que todo está bien, ese abuso no me afecta porque, sinceramente, creo que no tengo autoestima.

El motivo de este mail es para contarte sobre mi vida aquí en la facultad. Al principio me costó adaptarme ya que no conocía a nadie y tuve que ingeniármelas para sobrevivir durante esos primeros días de infierno social. Sigue leyendo porque se pondrá bueno.

En mis primeros días solía sentarme en los banquillos del campus para organizar mi agenda, y mira nada más, qué sorpresas te da la vida, en una de esas tardes vi a tu hermana Rosalía. Ella estaba cursando ya el cuarto año y también solía ir hacia la zona de los banquillos en horas de la siesta, cuando no había más que algún que otro perdido rondando en las inmediaciones.

Desde luego no perdí la ocasión para saludarla y sentarme a su lado. Fue muy buena onda, si hasta aceptó ser mi guía en aquel nuevo ambiente. Es de esas chicas con las que enseguida congenias. Mira que en un par de semanas mis compañeros me tenían alta estima al verme siempre con una muchacha mayor y su grupito de amigas, todas coquetas, graciosas y muy apetecibles.

Durante la tercera semana, los muchachos del último año organizaron una fiesta en una de las casas cercanas al campus, para la integración de los nuevos compañeros y así fomentar el espíritu grupal universitario. Excusas para beber hasta el amanecer, ya sabes.

Y para mí fue más que un honor ser invitado por tu hermana y su grupito de amigas. Tuve que rechazar la oferta de mis compañeros para ir con ellas. Deberías haber estado esa noche, cómo destacaban las cuatro chicas: falditas, corsés, medias de red, tacos altos, todas eran un monumento al zorreo… ¿¡Qué hacía yo con ellas, verdad!?

Hombre, esa noche no pude apartar los ojos de tu santa hermana durante los bailes. No me jodas, si apenas iba vestida con un par de trapitos… Sus amigas no paraban de molestarnos sobre lo bien que nos veíamos como pareja. Sí, hasta planearon algo genial las muchachas, para que veas qué tan buena onda son.

Fuimos todos afuera, a un lugar apartado, lejos de la música y las miradas. Nada más apoyarme en el coche de tu hermana, las muy cabronas dijeron que volverían a la fiesta para buscar algo de beber, dejándome solo con Rosalía…

¿Qué decirte? Tu hermana es de aquellas que saben tomar la iniciativa. Y yo soy de los que se dejan. La verdad es que me da una pena terrible que te hayas echado un morreo con Alicia, ella no es más que un puto chiste al lado de tu guarra hermana y su deliciosa lengua. Es que hasta día de hoy tengo memorizado el gusto de su boca y dudo que mil “Alicias” me lo hagan olvidar.

Me atreví a echarle mano en ese culito que, según me contaste hace tiempo, fue dueño de varias pajas tuyas. También a esas tetas que una vez te atreviste tocar. ¿Ella te había lanzado un puñetazo aquella vez, no? Pues a mí no.

Pero Rosalía iba a una velocidad superior a la mía. No me quedó otra que decirle mi dolorosa vergüenza: que yo era virgen y con poca experiencia en el ámbito del morreo.

Cosas de la vida, eso la puso más caliente y hasta me susurró cositas deliciosas como: “Deja que te guíe, corazón”, “Toca aquí mientras muerdes aquí, que eso me pone”, “Pon tu mano entre mis piernas y con estos dedos restriégalos, ¿quieres, cariño?”, “No temas mi niño, te va a encantar lo que te voy a hacer”.

Vaya, no sabía yo que tu hermana sería mi full guía.

Entramos en su coche para tener más privacidad, pero no te preocupes que no pienso permitir que te pierdas ningún detalle, hijo de puta. ¿Sabes cómo de genial fue sentirla sentada entre mis piernas, con su lengua enterrándose violentamente en cada recoveco de mi boca? ¿Sus manos magreando mi paquete mientras las mías hacían lo propio en su culo? No lo creo.

Rosalía me retiró la camisa con facilidad, y hombre, debías ver con qué velocidad me despojó del cinturón. Yo, ignorante, no supe qué hacer, ya me conoces, a veces soy tan tonto. Pero por suerte tu hermana es muy paciente y me ayudó con un par de tips. Ya sabes, debía retirarle delicadamente su blusita, su faldita, besitos de entremeses… Vaya, ahora que lo pienso, no sé si lo sabes… es que Alicia es medio mojigata y seguro que aún no te la has tirado. ¿Aún te lo pasas cañón en RedTube?

Me asustó la increíble experiencia que tu hermana poseía, agarró mi sexo para ponerle un condón con una rapidez abismal –por cierto, no veas la cantidad de condones que tenía en su carterita–, y una vez forrado lo forrado, lo llevó hasta su húmeda almeja. Yo estaba a reventar, quería metérsela de una vez y así librarme de ese espantoso título de “Virgen”, pero ella me hacía delirar haciendo repasar el glande por el largor de sus labios vaginales. Deberías haber visto el jugo que su coño derramaba sobre mi forrada verga, mientras ella decía “Hummm…”, moviendo su cadera para adelante y atrás: “Papito, siempre me has parecido lindo, si te recuerdo desde que ibas a casa para estudiar con Javi”.

Sí, a mí también me chocó que tu hermana se acordara de ti en plena faena, pero no pude pensar más al respecto porque ella dio un empujón de cadera. Sentí un leve tirón pero vamos, que desde aquello sólo recuerdo haber estado en el paraíso.

Y quisiera saber de dónde tu hermana sacó tantas palabrejas: “Cabronazo, no te corras aún”, “Papito, sigue que me encanta”, “Hijoputa, dame más”, “Cómeme las tetas, mi niño”, “Qué culito más duro tienes”, “La verga de mi novio es un chiste al lado de tu cipote”, “Esta es una tranca en condiciones, cabrón” y demás guarrerías que me encantaría escribírtelas pero es que no sé cómo se deletrean. De veras, el vocabulario de las actrices porno con el que te la pelas todas las noches se quedan cortas al lado del repertorio de palabras obscenas que se gastó tu santa hermana mientras lo hacíamos.

Me encantaría haber durado más tiempo, vaya que sí, sobre todo para seguir oyendo las obscenidades que se le ocurrían para calentarme, pero supongo que la inexperiencia me traicionó. Pero no te preocupes, que según ella no lo hice nada mal para ser mi primera vez. De hecho, a día de hoy no se queja en absoluto cuando la visito en el departamento que alquila, si hasta dijo que uno de sus proyectos es convertirme en amante perfecto basándose en sus sabias enseñanzas. Y hasta sus amigas me echan ojo desde que Rosalía les contó cómo me desempeño. ¿No es increíble? Hacía unos meses era un completo desconocido, cabronazo sin autoestima y virgen… A día de hoy soy un dios, amo y señor a los ojos de mis compañeros.

Cuando sus amigas me ven por el campus, se ríen y me dicen “Majo”… ¿Leíste bien? “Majo”… Nunca pensé que unas macizorras como ellas me dirían eso.

No quiero olvidarme de una ocasión muy especial en la que yo necesitaba un poco de ayuda con la materia “Lengua y Literatura”. Le comenté la situación a Rosalía y me dijo que con gusto me daría una mano. Esa noche, con tu hermana sentada en el sofá, con sus piernas bien abiertas y conmigo de rodillas, me convirtió en maestro de Lenguas. No sé si de Literatura…

¿Sabías que ella tiene una foto tuya en su mesita de luz? Pues sí, lo tiene. Cuando se puso de cuatro en la cama, observó la fotografía y decidió guardarlo en un cajoncito. Yo me molesté un poco, la verdad. Repuse la fotografía en su lugar porque así lo sentí correcto. De esa manera, con tu puta cara de testigo, la hice chillar como loca bombeando con muchas ganas ese coñito apretadito que tiene mientras mi dedo corazón le follaba el culo.

En el fondo sé que le pone serle infiel a su novio, ¿o es solo un ex novio al que quiere encabronar? Nunca lo tuve bien claro. Pero le pone charlar con él por teléfono mientras yo le como todo lo comible. Así como a mí me resulta gratificante escribirte esto mientras ella está de rodillas serpenteando su lengua por el largor de mi polla mientras me estruja los huevos. Me utiliza, ¿pero qué más da si ya contigo he demostrado no tener autoestima?

Cómo me jode contártelo, de veras… Bueno, no, eso no se lo cree nadie, me parece grandioso contártelo y saber que te estarás cayendo en incontables pedacitos. Pero es que lo de Alicia no me lo puedo olvidar, hijo de puta.

Hombre, debuté con tu hermana y fue delicioso.

Un abrazo.

Tu “mejor amigo”.

Viewing all 169 articles
Browse latest View live